II 『capítulo 5』

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5. "Las Mandrágoras"


El día anterior había sido bastante agotador, después del súper regaño de Snape la ojigris volvió a la habitación, pero no encontró más tranquilidad. En la habitación la esperaba una Hermione bastante intrigada y cuando le conto todo lo que había ocurrido se llevo otro regaño, pero este fue en susurros.

Lo único bueno de esa noche es que la castaña le dijo en que casa había quedado su primo, Hufflepuff.

Y por más palabras de consuelo que le había brindado su amiga seguía sintiéndose la peor prima del mundo.

Así que la mañana siguiente se levanto muy temprano, se dio un baño y despertó a Hermione quién la vio extrañada. Solía ser ella la que se despertaba primero.

—Qué raro que estés despierta tan temprano, Rach—hablo la castaña y luego largo un bostezo—¿Qué tienes en mente?

Seguro Hermione creía que haría una travesura, pero no, no aguantaba ni un minuto más sin ver a su primo, necesitaba ver como se sentía.

—Quiero ir a ver a mi primo, Mione—le respondió con una sonrisa

Después de que la castaña se terminara de alistar, Rachel bajo las escaleras lo mas rápido que podía.

—¡Vamos!

—Estoy...yendo...lo más...rápido...que puedo—jadeo la castaña cuando llego al último escalón

—Esta bien, nos vemos en el Gran Comedor—dijo la morocha dirigiéndose al retrato—¡Espera a los chicos!—grito antes de salir y diviso como Hermione asintió con una sonrisa

La pelinegra iba prácticamente corriendo al Gran Comedor y Lincon iba detrás suyo, los pocos alumnos que estaban en los pasillos la miraban raro ya que las clases ni habían comenzado; y los entendía si ella veía alguien tan apurado a esas horas se hubiera frustrado.

«A demás la situación debió ser divertida, una niña de segundo año corriendo y con escarbato detrás. Era cómico»

Al llegar paro en frente de las inmensas puertas, dio una gran bancada de aire y se ocupo de recuperar el aliento, no había muchas personas, como era de esperarse. Se encaminó a la mesa de los tejones buscando desesperadamente a Max.

«Si no todas las energías que gaste hubieran sido en vano»

Cuando lo encontró aceleró el paso. El castaño ni se inmutó de la presencia de su prima, estaba bastante entretenido hablando con sus compañero; algo que le saco una sonrisa a Rachel y le comprobó que sus pensamientos hoy en la mañana eran erróneos.

Agarro a su escarbato y se sentó en la mesa.

Su primo se veía bien en la mesa de los tejones y no pudo creer como no se dio cuenta que era todo un Hufflepuff, tenía todas las características de la casa. Y aunque quería que este en su casa para pasar más tiempo con él se lo veía bastante cómodo.

De pronto sintió muchas miradas de los Hufflepuff. Al principio creyó que era por ver una Gryffindor entre ellos.

«Creí que solo los Slytherin nos odiaban»

Pero no, no era por su casa, si no porque su corbata iba sin atar, su túnica estaba torcida, llevaba su mochila en solo hombro y en el otro a un escarbato. El calor en sus mejillas lo sintió al instante y agachó su cabeza con más vergüenza todavía.

—¡Rach!—saludo Max y la envolvió en sus brazos

La nombrada correspondió extrañada ya que pensaba que estaría enojado, pero igualmente lo atrajo más a su cuerpo.

—Creí que estarías enojado—hablo la morocha cuando se separaron

Max frunció el ceño.

—¿Por qué tendría que estarlo?—cuestionó haciendo que la boca de la ojigris se abra ligeramente de la sorpresa—Oh...-murmuro—, si es por la Selección, claro que no—le dijo con una sonrisa despreocupada—; tuvo que ser algo muy importante para que dejaras a tu primo—y ella rio—. Creo que ya todo Hogwarts sabe que llegaron en auto

—Y no solo Hogwarts—suspiro—, el Ministerio y madre seguramente también, y ella me va a matar

Max asintió con una mueca mientras llevaba una tostada en su boca.

—Me alegro que hayas quedado en Hufflepuff, Max—lo felicito la ojigris

—Si...—dudo un momento—, sinceramente yo también, me gusta mucho esta casa

—Me alegro—sonrió Rachel y sin poder aguantar más su hambre comenzó a servirse jugo con algunas tostadas

—Oh, te presento—hablo el ojiazúl y su prima lo miro esperando—. El es Alex-señalo a un chico de tez morocha—, Alex ella es Rachel

—Un gusto—la pelinegra estrechó su mano hacia el chico

—Igualmente—casi ni escucho su voz, ya que se veía bastante tímido

Después de eso se dispuso a desayunar tranquilamente, pero la voz de su primo interrumpió sus planes.

—Cuéntanos como llegaron Rach

La morocha bufo y asintió, tuvo que repetir la historia que ya le había contado a Hermione, muchos Hufflepuff se la quedaban mirando y trataban de escuchar todo lo que pudieran.

Si antes sabían todos los alumnos, ahora se iba a recorrer por todos los pasillos de la escuela la historia completa.

«A todos le gusta el chisme ¿no?»

La morocha solo esperaba que no le pongan un apodo.

Cuando termino diviso que sus amigos entraban al Gran Comedor, así que se despidió de su primo y se encamino a su mesa. Iba bastante tranquila ya que no iba a apurarse, prefería caminar tranquila los largos pasillos que separaban a la mesas.

Pero alguien interrumpió su tranquilidad, la agarro por los hombros y la hizo voltear. Rachel frunció el ceño preparada para afrontar al que había sido.

—Frank...—murmuro sorprendida—¿Com...

—¿Estas bien?—la interrumpió su hermano mirándola preocupado—, mira tu corbata—y volteo sus ojos divertido—. Ven

El ojinegro acomodo la corbata de su hermana y sonrió.

—Gracias

—No quiero ver cuando lleguen las cartas, hermanita—hablo Frank cruzando sus brazos

—Tu madre me va a matar—bromeo la morocha

Aunque sabía que era verdad y seguramente estaría castigada hasta que sea mayor de edad.

Así era su madre, era muy buena, pero Rachel solía agotarla de los tantos problemas en los que se metía, así que vivía castigada, pero luego ella se olvidaba y volvía a mimarla como siempre.

Aunque no creía que este sea el caso.

Antes de que el mayor pueda responder la voz de la profesora McGonagall se hizo presente.

—Cada uno a sus mesas, Parks's

Los dos asintieron y esperaron que la profesora se dirija a su mesa para despedirse.

—Cuídate y no te metas en muchos problemas ¿si?—pidió el pelinegro con cara de cansancio

—Nos vemos—se despidió Rachel yendo, ahora si, a su mesa

Cuando llego se sentó al lado del azabache y le dedicó una sonrisa.

—Buen día chicos—saludo a sus dos amigos que respondieron de igual manera

A Harry le encantaba la voz de la ojigris y un saludo de ella en la mañana le hacía sentir que no ocurriría nada malo. Y era raro, porque su voz no era dulce y suave, era bastante exaltante y alegre pero al ojiverde le encantaba.

—Am...Rach—la llamo Harry nervioso—eeh, ¿no te molesta...mmm

—¿Qué ocurre, Harry?—se preocupo la chica al ver el notorio nerviosismo de su amigo

Hermione y Ron también se preocuparon, pues el azabache se veía raro.

—Amm....

Al ver que las palabras no le salían decidió hacerlo él mismo.

Y corrió un mechón de pelo que llevaba la morocha en su cara, evitando que se pueda ver su hermoso ojo gris.

La castaña frunció el ceño ¿Tanto espamento para correrle un mechón de cabello?.

Rachel quedo perpleja por la acción del chico y al haber sentido el tacto de Harry en su piel se sintió cómoda.

—Mm...Gracias Harry—agradeció nerviosa la pelinegra para meter un pedazo de tarta en su boca y así tratar de distraerse y no volverse a sonrojar

Otra vez ese revoltijo en su panza se hacía presente.











































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Toda la tranquilidad que había usado para llegar a la mesa de los Leones en la mañana tuvo que haberla aprovechado un poco más.

Ahora se dirigían a toda prisa hacía los invernaderos mientras que Hermione seguía regañándolos por lo de la noche anterior.

—¡Sabemos que estuvo mal Hermione!—se harto el pelirrojo—, pero debíamos llegar ¡¿no?!

Y ahora se había formado una discusión entre Ron y la castaña. Nada nuevo.

«Ya extrañaba que pelearan»

Rachel y Harry se dedicaron a ignorar la discusión entre la parejita hasta llegar a la clase de Herbologia, y por suerte la discusión paro cuando llegaron.

—Que raro ¿no?—se dirigió Rachel hacía el ojiverde agarrando las orejeras que había sobre la mesa

—Si—se encogió de hombros

La pelinegra se quedo pensando y Harry se dedico a observarla, siempre se le hacía tierno ver como se concentraba y arrugaba su nariz.

—Quizás nos enseñen sobre Mandrágoras—concluyo y las colocó en su nuca—Vamos—agarro la mano del azabache para ir a dónde se encontraban todos

—Espera, Mandra.. ¿Qué?—preguntó confuso Harry

La morocha se fue al lado de Hermione y estaba a punto de contestarle pero la profesora Sprout se le adelanto.

—Buenos Días a todos—saludo la profesora regordeta entrando al invernadero, pero nadie se percato entonces toco con la pala la maseta haciendo que todos miraran a su dirección-¡Buenos días!

—Buenos días profesora Sprout—saludaron todos al unísono

—Bienvenidos al Invernadero 3 alumnos de segundo—dijo con su voz áspera—. Acérquense todos-ordeno y ninguno puso objeción, Rachel suponía que todos estaban igual de intrigados que ella—, hoy vamos a replantar Mandrágoras—Rachel miro a su amigo azabache y le formo un te lo dije con su boca, este asintió con una sonrisa—¿Alguien puede decirme las propiedades de la raíz de Mandrágora?

Hermione como siempre respondió perfectamente a la pregunta de la profesora, sumando unos hermosos 10 puntos a la casa de Gryffindor.

Sprout explicó que debían hacer con ellas y el por qué les había dado esas orejeras. Agarro una Mandrágora y de esta salió un horrible y agudo grito imposible de soportar haciendo que todos hagan mas presión en sus orejeras.

Rachel volteo a ver a Harry y se encontró con Neville cayendo al suelo.

—Parece que Longbottom no siguió las instrucciones—bufo la profesora viendo el espacio vacío del chico

La ojigris se moría de ganas de ver como se encontraba su amigo pero sentía que si lo hacía Sprout la regañaría, así que permaneció en su lugar.

—No maestra, se desmayó—hablo Seamus preocupado

—Y bueno...—murmuro como si fuera un caso perdido—déjenlo dormir—le resto importancia—. Sigamos

—Pobre Neville—suspiro la ojigris con pena

—De la maceta que tienen en frente saquen la Mandrágora-ordeno la profesora con un deje de entusiasmo

Rachel sonrió y obedeció al instante, volvió a apenarse por Neville porque se iba a perder de lo mejor; pero después quiso estar en su lugar al escuchar el llanto de todas las malditas plantas.

Las muecas en los rostros de todos eran indisimulables, estas se retorcían y lloraban cuáles bebes. Hermione miro a sus amigos con cara de desagrado, Ron hiso una mueca de dolor y Harry hacia lo posible para alejar la planta de sus oídos.

Rachel, en cambio, al principio no le gustó para nada pero después comenzó a observar con diversión el cuerpo y la cara de la planta.

Después de eso la profesora hablo un poco más entonces la ojigris decidió tomar nota por si acaso.

Y al fin la clase llegaba a su fin, la había disfrutado pero era agobiante estar tanto tiempo encerrada concentrada solo en una Mandrágora.

Todos terminaron repletos de tierra así que tuvieron que correr hacía sus Salas Comunes, limpiarse rápido y volver a correr para no llegar tarde a la clase de Transformaciones. Rachel no quería otro regaño de la profesora McGonagall

La clase había sido media incómoda para los tres chicos, ya que sentían que habían decepcionado a la profesora. Rachel no veía la hora de que la clase terminara esperando a que suene el timbre

El sonido más placentero para Rachel era el timbre que indicaba el almuerzo y cuando este sonó salió disparada del aula.

—¡El almuerzo!—gritaron Ron y Rachel para después dirigirse al Gran Comedor

Siendo seguido por sus dos mejores amigos, que los miraban divertidos.

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