5. Marca

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Los besos en su nuca lo despertaron, más o menos, la verdad era que estaba más dormido que despierto, pero aún así podía sentir las caricias en su espalda, los pequeños besos que le proporcionaba el castaño, y la sensación que daba cada vez que Tony aspiraba sobre su piel absorbiendo el sutil aroma que aún envolvía su cuerpo, efecto que anunciaba el inicio del fin de su celo.

Era de mañana, o eso creía, solo sabía que la luz del sol se filtraba a través de las cortinas. No recordaba en que momento se habían quedado dormidos, tampoco recordaba la cantidad de veces que lo habían hecho el día anterior, solo sabía que ninguno de los dos había salido de esa habitación.

Estaba extremadamente cansado, quería dormir por más tiempo pero el castaño era insistente, así que usando lo último que le quedaba de energía, se giró para quedar de frente a Tony, se miraron unos segundos, sintió el calor abordar nuevamente su cuerpo.

— Tony...

— La última, lo prometo...— era una súplica, quería aprovechar el último día de celo que le quedaba.

Aceptó dándole un beso, no tenía sentido negarse, no podía, no quería, además Tony ya estaba prácticamente entrando en él antes de que girase.

Sintió su entrada expandirse para recibir el miembro del Alfa, gimió al estar lleno, escucho el gruñido que soltó el castaño. Las embestidas empezaron suaves para luego continuar con un ritmo más salvaje. Sus cuerpos se movían con armonía en un vaivén perfecto.

Sus bocas se encontraron nuevamente, su lenguas jugaron unos segundos, se separaron jadeantes en busca de oxigeno. Steve dejó que Tony hiciese a su cuerpo todo lo que quería.

El maravilloso orgasmo se sentía cerca.

En ese instante algo se apoderó de la mente del Alfa, no lo pensó, actuó por instinto, sus ojos se oscurecieron, sus pupilas se dilataron. Recorrió con sus labios el camino que hay desde la boca hasta el mentón y posteriormente el cuello, llego al lugar ansiado, la unión entre el cuello y el hombro, aspiro antes de morder, mordió la blanca piel al momento de liberar su escencia en el interior de Steve, el sabor metálico de la sangre inundó su boca. Presionó sus dientes con fuerza sobre la piel, marcandolo.

Un sonoro gemido escapó de la boca del rubio al liberar también su esencia en la mano del castaño, mezclado a un ahogado grito de dolor. Jadeo con pesar, sentía una fuerte quemazón en la zona que Tony había mordido, ardía como si un fierro caliente, al rojo vivo, hubiese sido colocado sobre su piel, y permaneciera ahí.

Sollozó cuando Tony se alejó para observar su obra, un delgado hilo de sangre escurría de la herida. Algo estaba mal, la temperatura corporal de Steve ascendió de golpe, sudaba a montones pero a la vez temblaba, como si tuviera frío. Llevo su mano a donde estaba ahora la marca, el ardor provocaba también picazón, comenzó a arañar la herida sobre su piel provocando que sangre más.

— Detente— ordenó el Alfa sosteniendo con fuerza los brazos del Omega impidiendo que siga lastimandose. Este forcejeo pero no pudo hacer nada frente a Tony, por lo que se hundio más en la cama.

— Tony...— jadeo con una mueca de dolor, respiraba con dificultad, el sudor seguía bañando su cuerpo— q-quema...— habló con sus últimas fuerzas señalando su cuello. Su vista se nublo cayendo, segundos después, inconsciente ante la absorta mirada de terror que reflejaba el rostro de Tony.

— STEVE!!!— grito aterrado, sacudió el cuerpo ajeno con sus temblorosas manos, todo éxtasis que hace unos segundos inundaba su cuerpo se había esfumado dejando un mal presentimiento en su lugar.

Su grito se escuchó en toda la habitación, y afuera de esta, alertando a todos los que se encontraban en la torre.

Salió corriendo tal como estaba, tropezando con las sábanas, los zapatos y demás cosas que estaban regadas en el piso, salió de la habitación y no tardo mucho en encontrarse con el resto de la manada, todos los presentes lo miraron con asombro, curiosidad y cierto recelo, pero no le importó en lo absoluto. Busco con la mirada a Banner, cuando lo halló tiro de su brazo en señal de que lo acompañase y aunque el pelinegro estaba tan confundido como los demás lo siguió sin preguntar.

¿Omega o Alfa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora