14. Steve

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A él no le gustan las mentiras, cualquier persona que lo conoce o siquiera sabe de su existencia, puede corroborarlo. Lo que nadie sabe es que su vida se a desarrollado a base de mentiras, le mintió a su madre, a su mejor amigo, a su manada, a Fury, y se miente a si mismo.

No pudo soportar el peso de guardar en secreto su condición de Omega; por suerte encontró a Sam, un hombre que también conoció la guerra, que perdió amigos en batalla y que estuvo a punto de perderse a sí mismo.

Sam fue su confidente, el primero (fuera de SHIELD) en saber que es un Omega, y el único aparte de Bruce en saber del regreso de Bucky. Su amigo alfa había sido cuidado y atendido en la fundación de la cual Sam forma parte. Ayudándolo a recuperar sus recuerdos, tratando de sanar su conciencia.

Steve se sentía feliz, afortunado de que la vida le regrese a su mejor amigo, a su hermano del alma.

Acaricio su vientre pensando: *vas a conocer a tu tío...* Sonrío inconsciente.

— Sam— llamo al hombre que se encontraba caminando delante de él— ¿ya se llevan mejor?

— Ehmm— el moreno no sabía bien que responder, quería decir que si para no incomodar al rubio, pero tampoco quería mentirle. No le agrada el castaño alfa, esa era la verdad, si acepto ayudarlo fue porque de eso trata su fundación, ayudar a todos los soldados o participantes de la milicia a superar sus traumas y reintegrarlos a la sociedad, y porque Steve se lo había pedido de favor, y además el doctor Banner también ya había aceptado llevar a cabo el tratamiento. Entendía que Bucky era una víctima de Hydra pero aún así no podía sacarse la primera impresión que le dejo el alfa, cuando lo arrojó de un edificio sin su propulsor. Y a eso se le suma el hecho de que las pocas veces que ayudo directamente a Bruce en las sesiones con Bucky, este no dejaba de hacerle muecas de superioridad y arrojarle pequeñas bolas de papel, en opinión de Sam, el alfa era como un mocoso mimado de jardín★.— estamos progresando.

El más alto alzó una ceja, Sam se tomó todo el camino desde la cafetería hasta la fundación para darle esa escuálida respuesta,  no podía pedirle al moreno que se haga amigo del castaño de un momento a otro, la forma en la que se conocieron no fue nada grata, de hecho para el mismo fue un gran shock descubrir que el alfa estaba vivo, así que se conformó con esa respuesta.

— Si te soy sincero...— el moreno dudo en lo que diría— estoy feliz de que el tratamiento haya sido un éxito— sonrío *y también estoy feliz de que ya no tendré que verlo...*

— gracias, yo también estoy feliz, y te agradezco todo lo que has hecho.

— no hay nada que agradecer, eres mi amigo. Además, es el doctor Banner quien hizo más por él.

Llegaron a la habitación designada al alfa, dudo en entrar.

— creo que lo dejare descansar por hoy— se excuso retrocediendo varios pasos.

— como desees, sabes que puedes venir cuando gustes— sam entendía. Guío al rubio hasta otra habitación apartada pero en el mismo piso— ven, charlemos un rato.

— sobre que quieres charlar?— más relajado tomo asiento en el borde de la cama que estaba impregnada con el aroma a cocoa y algodón de azúcar perteneciente al otro Omega. Mientras este se acomodaba en una silla giratoria al lado del mueble usado como escritorio.

— No sé— alzo los hombros despreocupado— de la vida, el futuro, el pasado. Cualquier cosa que fluya— extrajo de la parte superior del mueble una bolsa con chocolates y galletas. Sus reservas de azúcar para cuando se ponía melancólico— ¿ya tienes antojos raros?— extendió su mano ofreciendo un chocolate que por la envoltura se podía adivinar que tenía relleno de mermelada.

¿Omega o Alfa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora