Su padre al fin se había ido, dejándola sola con sus pensamientos y con las vendas que se estaba poniendo. Mirando al techo soltó un suspiro pesado, «¿Por qué todo me tiene que pasar a mi? ¿Por qué no podría ser como el resto de gente?» pero luego dejó escapar una risita al recordar que no le gustaba el resto de gente y que había dicho una estupidez.
Terminando de colocarse las vendas sus ojos se cruzaron con el espejo, viendo su reflejo demacrado, con el pelo alborotado, su rostro lleno de vendas, tiritas, sangre seca, moratones y sus ojos rojos de haber llorado tanto, la recordaban el porque no podía ser normal.
Recordaba como su madre la decía de pequeña que iba a ser una gran estrella, que todos la iban a amar por como era, por ser una persona amable, humilde, de buen corazón, valiente y bella. Desde que su madre se suicidó, siempre deseó que las cosas fueran como ella dijo, aunque nunca la llegó a creer del todo, esas palabras eran su última esperanza al haberla dejado sola en el mundo.
Desde los 8 años, ella cambio su personalidad alegre por una más a la defensiva, gracias a la muerte de su madre, y ahora, con 15 años, su personalidad cambió de defensiva a callada, lo cual no la traía más que problemas. Problemas por todos los lados, como su padre, el colegio, influencias, etc.
No se dió cuenta en el momento en el que comenzó a llorar, pero recordar todo eso la trajo nostalgia, la suficiente como para querer volver atrás y no volver nunca. Pero no, las cosas no funcionan así y debía aceptarlo, y ya era muy tarde para cambiar o caerle bien a alguien, aunque, de todas formas, no quería juntarse con nadie, la gente le daba asco.
De alguna forma, un poco más animada, decidió irse un rato de casa, así que se puso una sudadera con capucha para cubrirse la cara, cerró la puerta de su habitación, abrió la ventana y salió por la escalera de emergencia de fuera del edificio. Corriendo bajo todos los peldaños desde la tercera planta del edificio y al llegar abajo salió corriendo al parque.
Y, ¿Por qué al parque? Bueno, eso es sencillo, ahí fue donde su madre se suicidó cuando ella era pequeña, en un gran árbol alejado de los edificios. Siempre iba ahí cuando se sentía nostálgica, y este era uno de los momentos. Aún se acuerda cuando se enteró de que había muerto, se sintió destrozada, pero de alguna forma, Kyoka sabía que eso iba a suceder en algún momento. Después de encontrar su cuerpo, la mandaron a enterrar en el cementerio, pero igualmente Kyoka se sentía mejor yendo al árbol, los cementerios la deprimían.
Cuando menos se lo esperó llegó al árbol, un bonito sauce llorón escondido entre el resto de la naturaleza. Sí, desde luego un buen sitio para suicidarse.
Fue a sentarse al borde del árbol, cuando se dio cuenta de que todo el suelo está cubierto de dientes de león. Se acordó de como su madre siempre le decía que si pedía un deseo y soplaba uno de esos se cumpliría, y bueno, por intentar no perdía nada, así que arranco uno del suelo, cerró los ojos, y pensó.
"Deseo..."
ESTÁS LEYENDO
Sin final feliz
Historia Corta«Y si alguien te pregunta si estás bien, tú solo sonríe y di sí, sin importar las circunstancias» -Historia concluida- **Aviso** *Este libro trata temas de suicidio y depresión. *Contiene leve gor...