6•segura

39 9 0
                                    

Llegaron a su casa en silencio. Kyoka se había dormido en sus brazos después de tanto llorar y Shawn la dejó en su cama hasta que se despertara. Por suerte su cuidadora no estaba, lo cual le evitaría las preguntas. Su padre trabajaba de policía y su madre era una abogada, por lo que pasaban mucho tiempo fuera y tenían que llamar a una niñera para cuidar de Shawn el tiempo que ellos no estaban. Claire Donovan, es su nombre, un mujer de 38 años con un gran corazón y gran amor hacia los niños. Ella era la que había cuidado a Shawn casi toda su vida, contagiándole su alegría y empatía.

Shawn bajó las escaleras para ir a la cocina a preparar algo de comer para el y Kyoka. Se encontró una nota de su cuidadora. "Me he ido a comprar algunas cosas que faltaban en la casa, volveré pronto. -Claire", decía la nota. La arrugó y la tiró a la basura, y abrió la nevera para ver que había para luego sacar cuatro huevos y un paquete de bacon, encender el fuego y ponerse a cocinar.

Kyoka se levantó en una habitación que no había visto nunca, se sentó en la cama y somnolienta miró las paredes rojas del cuarto, llenas de posters de bandas de música, algunas no las reconocía y otras sí, pero seguía sin recordar donde estaba. Con dolor de cabeza se levantó a mirarse en el espejo que había en el armario encontrándose con que tenía puesta una sudadera que no era suya, y su maquillaje estaba corrido dejando un poco a la vista las heridas que le hacía su padre, y al mirarse sus manos se encontró con moratones en las muñecas por haber forcejeado para escapar de algo... ¡Ahora ya se acordaba¡ Está en casa de Shawn, quien la había llevado hasta allí después de lo ocurrido en la calle con esas personas. Se sintió enfadada y triste al recordarlo, pero también un poco feliz al pensar que alguien se preocupó por ella y fue a ayudarla.

Pero ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba Shawn? Supuso que estaría abajo ya que se oía a alguien cantar una canción mientras cocinaba, así que abrió la puerta y bajó las escaleras siguiendo a la voz que cantaba. Llegó a la cocina, donde se encontró a Shawn dandola la espalda, cocinando algo mientras cantaba, y Kyoka decidió quedarse apoyada en el marco de la puerta mientras le escuchaba cantar.

"So honey now
Take me into your loving arms"

«Thinking out loud de Ed Sheeran, me gusta su estilo, a parte, canta muy bien», pensó Kyoka sonriendo ligeramente.

"Kiss me under the light of a thousand stars, place your head on my beating heart"

A este ritmo ella ya se había dejado llevar, tarareando suavemente junto a su voz, dando pequeños golpecitos con su dedo en su brazo, marcando el ritmo de la canción. La verdad es que Kyoka también es una gran fan de Ed Sheeran.

"I'm thinking out loud
Maybe we found love right where we are"
"Maybe we found love right where we are"

Shawn se dio la vuelta sorprendido al escuchar una voz femenina cantar junto a el, y se encontró a Kyoka apoyada en la puerta de la cocina mirándole con una suave sonrisa. Se notaba que se acababa de despertar por la mirada cansada y por su pelo revuelto. Corrió a darla un abrazo, alegre de que estuviera bien, y ella corespondió con mucho entusiasmo. Nota mental: Kyoka es mucho más cariñosa y alegre cuando se despierta.

–Cantas bien– dijo ella en medio del abrazo–¿Fan de Ed Sheeran?
–Tu también, y sí, lo soy– respondió.
–¿Qué es lo que haces, de todas formas?– preguntó la japonesa, alejándose de el y entrando en la cocina.
–Huevos fritos y bacon, ¿tienes hambre?– Shawn le ofreció un plato a Kyoka, la cual lo aceptó feliz.

Los dos comenzaron a comer tranquilamente, aunque a Shawn le preocupaba ver sus heridas, ya que indicaba que no solo era en el colegio donde no la aceptaban. Pero decidió no preguntar sobre ello, no quería interrumpir su aura de tranquilidad que por una vez la rodeaba. La chica comía con rapidez, como si no hubiera comido nunca en su vida, lo cual le pareció adorable a Shawn ya que le brillaban los ojos con emoción y sus mejillas se inchaban con la comida. «Es como una ardilla», pensó el moreno, riendo ligeramente con la similitud. Cuando ella terminó dejó el plato en el lavavajillas y se sentó de nuevo en la mesa.

–Gracias, gracias por todo– comenzó a decir la azabache– realmente me has ayudado mucho durante este tiempo que nos conocemos, y no sé si alguna vez pueda recompersarte por todo lo que has hecho por mi, pero igualmente gracias, de verdad.
–Para eso están los amigos,¿no? Y por lo de devolverme el favor, no te preocupes, ya me sirve con tenerte aquí– dijo Shawn rodeándola con un brazo, con su típica actitud optimista– pero ahora, creo que deberíamos ocuparnos de tu cara, pareces un zombie.
–¡¿Perdona?! Yo estoy hermosa ahora mismo– dijo Kyoka fingiendo molestia.

Ambos comenzaron a reír y subieron al baño, para que la azabache pudiera arreglarse un poco.

–Entoncés no vas a preguntar, ¿verdad?– le preguntó Kyoka a Shawn, que estaba sentado en la tapa del váter viendo lo que ella hacía.
–¿A qué te refieres?– dijo el, confundido.
–A los golpes y todo eso, e notado tu preocupación cuando los has visto, pero no has dicho nada– explicó.
–Ah eso, no sé, no quería ponerte incómoda o nerviosa, se te veía tranquila por una vez– dijo Shawn, con un poco de vergüenza.
–No te preocupes por eso, pero gracias por tu comprensión– dijo ella, habiendo terminado de maquillarse.

Realmente sabía ocultarse las marcas, se había dejado la piel perfecta, con un maquillaje que la hacía parecer natural y no un payaso. Shawn guardó el maquillaje de su madre en un cajón y le dijo a Kyoka que bajará con el para buscar rutas alternativas a su casa. La japonesa le siguió y el sacó un plano de la ciudad con todas las rutas de tren que habían, aunque a Kyoka no le hiciera mucha ilusión eso de usar el tren, no le quedó otra que mentalizarse de que esa sería la mejor opción. Al final encontraron uno perfecto, que era algo largo pero no mucho, y pasaba por una zona segura donde no pasaban muchos incidentes, por no decir ninguno. Ahora Kyoka podría irse a su casa sin ningún problema, excepto el de encontrarse a su padre ya allí, pero ese era otro tema.

A la chica le hacía mucha ilusión que alguien se preocupara por ella, la hacía sentir segura.

Sin final felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora