Acerca De Aquellos Días.

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Y así abrió los ojos, en Tirion, y lo primero que vio fueron esos árboles. No sintió amargura, ni incomodidad ni tampoco solitud. Un aura recorría todo su cuerpo y él respiraba, y respiraba, con tanta fuerza que hasta el elfo Noldor más poderoso de toda la historia, ese que fabricó las mayores joyas que nunca existieron, algo que ni los mismísimos Valar pudieron hacer, sintió que se encontraba a su digno sucesor.

Aún más lo sintió Nerdanel, pero de forma totalmente distinta. En sus ojos no divisó ningún atisbo del elfo conocido como Fëanor. Sino que se vio a ella misma, como un espejo.

Fëanor sonrió, y todos los allí presentes. Más la única que no lo hizo fue su progenitora. Su corazón ansiaba chillar de felicidad, pero no su raciocinio, que la susurraba tristeza. Casi sintió como que Ilúvatar le mostró todo lo que iba a suceder y ella no supo como reaccionar.

Fëanor le sostuvo por la cabeza y los pies y gritó; '¡Maedhros!'




La historia de Maedhros. (NO TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora