countdown

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—No hacemos las cosas porque sean difíciles, son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas, dijo en algún momento Séneca.—termino de decir al mismo tiempo que dejo el marcador sobre el escritorio y veo la misma frase sobre el tablero y luego a mis estudiantes—La psicología de la fuerza de la voluntad nos dice que nada es imposible cuando la determinación es indomable; cuando hay carisma y además, somos capaces de entrenar nuestro para tomar mejores decisiones. Tales valías personales no vienen de fábrica, sino que uno las va desarrollando con el tiempo, tomando poco a poco conciencia de sus propios límites y también de sus capacidades.  

Antes de proseguir, veo una de mis alumnas pedir la palabra al fondo del aula.

—Entonces, ¿son los imposibles solo el reflejo de la falta de voluntad?

—Podría ser. La psicología de la fuerza de la voluntad no es genética, nadie viene con un programa instaurado que se activa cuando uno lo necesita. Es más, esa interna suele ser muy sensible al estado anímico de la persona, al contexto que le rodea y a la educación recibida. Nadie nos ha enseñado estrategias para superar el miedo, la indecisión, para trabajar el auto-control o la determinación personal, por lo que efectivamente podríamos hablar de una falta de voluntad.

Sigo explicando a los estudiantes la curiosa psicología de la fuerza de voluntad en medio de peguntas y debates que afloran entre las explicaciones que les doy.

—Miren esto, según la American Psychological Association, la fuerza de la voluntad es una regulación consciente del "yo" con la cual, buscar un propósito, sabiéndonos a su vez merecedores de ese objetivo. Depende de nosotros, de nadie, de nada más que nosotros mismos.

Un alumno de la primera fila, alza la mano cuando termino el concepto.

—Querer es poder.

Asiento y me apresuro a escribirlo en el tablero junto a la frase de Séneca.

Suena el timbre y es señal de que ha terminado la clase. Dejo un par de consultas para el próximo encuentro y entonces, todos los alumnos abandonan el recinto. Me dispongo a guardar mis pertenencias cuando noto la ultima persona contra la puerta. Inmóvil.    

—¿Sucede algo, señorita?

Hay silencio y por un momento siento que algo anda mal. Me alejo del escritorio. Cuando solo estoy a unos pasos del cuerpo,escucho:

—Todo esta mal. 

Y entonces, me sorprendo.

Es Lily.

—¿Que estás haciendo aquí?

—Habia escuchado decir a mi tía Megan que eras un profesor único y moría por comprobarlo.—se gira finalmente, enfrentándome —Me ha fascinado su clase, profesor Styles.

¡Mierda!

—Me alegro, Lily.

Ella me mira como una fiera mira a su presa, expresión que nunca había observado en su rostro. La miro con extrañeza al notar su actitud tan cambiada y su aspecto, estaba vestida como toda una alumna universitaria de ultimo año. Camisa blanca, falda negra entubada y zapatos negros de tacón. El cabello lo llevaba perfectamente arreglado en un moño y usaba lentes.

—Quiero que me folles.

La petición me toma por sorpresa.

—Lily, te recuerdo que estamos en mi lugar de trabajo.

Ella ladea la cabeza, acercándose y con la yema de sus dedos, jugando con mi corbata.

—Lo sé, y precisamente por ello estoy aquí. Quiero que me folles en el lugar donde te robas la atención de todas las universitarias, donde tu labia es tan cautivadora como las letras de Shakespeare, las notas de Mozart y los trazos de Picasso.  

—Es muy tentadora tu propuesta pero igualmente de riesgosa.

Ella ríe bajito.

—Pensé que te gustaba eso ... lo prohibido, Harry.

¡Maldita sea!

—Sé que te vale mierda todo esto, que el deseo que te carcome el alma, que te recorre las venas más allá del posible respeto que le puedas tener a este lugar. Estoy convencida de que no puedes resistirte a esta propuesta. ¿O si?

Alza una ceja, expectante.

Entonces, sin palabras, respondo. 

Me acerco a ella y me aseguro de que la entrada este bloqueada. Me encamino con ella hasta el escritorio, ansioso de darle una lección.

—Eres mi tipo de chica, las inocentes ... las diablas escondidas en chicas angelicales. 

Entonces, me coloco detrás de ella. Mientras rozo mi entrepierna con su trasero marcado en la tela de su falda, mientras aferro mis manos a sus caderas que están levemente inclinadas. Aparto el agarre para rozar mis palmas sobre la tela fina de aquella camisa y cernirme sobre sus pechos, al mismo tiempo que sin delicadeza alguna abro los cierres y choco con la tela que cubre sus pezones y los masajeo. No paro de buscar alivio en el roce continuo de mi bulto con sus nalgas y siento como corresponde restregándose con dureza.

—Quiero que me folles duro ... como follas a Megan.

Aquellas palabras me descolocan.

—Cállate, pequeña zorra.—mis manos alzan la tela de su falda hasta dejarla a la altura de su cintura.—te voy a follar como la puta que eres, me voy a enterrar en ti como la diabla que eres, vamos a quemarnos en el infierno como el par de pecadores que somos.

Abro mis pantalones y dejo salir mi erección y luego retiro la tela de sus bragas a un lado, dejando sus mojados labios libres, entonces con la punta de mi pene, me resbalo a lo largo de su hendidura, haciendo que se incline lo más que pueda sobre mi escritorio donde mas adelante la voy a dejar abierta de piernas y la voy a follar hasta que suplique que me detenga, hasta que deje los ojos en blanco y el sudor le recorra la piel.

—¿Quieres sentirme,Lily?—inquiero deslizando en un vaivén mi longitud por entre sus pliegues sin penetrarla—¿quieres ya gritar mi nombre como lo hace Megan y tu hermana?, ¿quieres volver a experimentar las oleadas de calor y pasión que solo yo te hago sentir?, responde putica ... ¿que es lo que viniste a buscar?

Gimotea cuando me presiono contra ella.

—Todo ... quiero todo de ti, Harry.

—No, papi no ... amo, señor. 

Y entonces, nos sumergimos en el infierno.

Shared | h.s ↬ mature [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora