Bajé la escaleras y fui a la cocina para despedirme de mi madre
— Adiós, mamá, no dudes en llamarme si pasa algo ¿de acuerdo?— realmente me preocupaba la situación de mi hermana, habían pasado dos meses de su ultima recaída, no había tenido otras desde entonces, me aterraba la idea de que eso volviera a pasar.
—esta bien cariño, cuídate, te quiero— dijo depositando un beso en mi mejilla
— y yo a ti mami— dije devolviéndole el gesto
Salí afuera y ahí en la acera estaba Taric, mi mejor amigo desde los 6 años. Siempre ha estado para mi, sabe todo sobre mi, bueno eso cree el, pero hay algo que ni el ni nadie sabe, y creo que así es mejor, por ende, seguirá así.
Cuando lo alcance me abalance sobre el y lo abracé y el me correspondió al instante —Hola Sueck—le puse ese sobrenombre porque no se me ocurrió otro, la creatividad no era mi fuerte.
—Hola linda, ¿como estás?— pregunto con una sonrisa. Esa sonrisa que tanto me gustaba
—Bien, aunque debo de admitir que he tenido días mejores— solté un suspiro — me preocupa mucho Stephanie
—¿empeoro?— preguntó preocupado. Conocía a Stephanie desde que ella tenía cinco años, la vio crecer desde allí, estuvo allí cuando a los ocho le detectaron la leucemia, estuvo allí cuando empezó su tratamiento, siempre estuvo, la conocía y la quería como si fuera una hermana más para el.
—no— solté, anhelando que sea cierto— pero la noche de ayer se la paso vomitando, esta muy pálida y volvió a perder el apetito.
—vamos sube y cuéntame por el camino— dijo dedicándome una sonrisa sin despegar los labios
Subimos a su auto y le conté todo lo que paso con Stephanie, fue libertador contarle eso que tanto me agobia a alguien, no lo hago muy a menudo, no quiero mostrarme vulnerable ante todos, mucho menos frente a mis padres y Stephanie. Pero Taric era la excepción, siempre los fue, en muchas cosas, y se perfectamente que seguirá siendo, porque siempre ha sido el.
— Todo estará bien, Pely, tranquila— dijo colocando una de sus manos sobre la mía — Stephanie es alguien muy fuerte, al igual que tú, no dudes de eso.
— Ser fuerte puede ser cansador— solté luego de un suspiro— solo espero que valga la pena.
***
Llegamos a la preparatoria ya había algunos alumnos, algunos leyendo, otros hablando y la mayoría usando sus móviles, cada quien en su mundo, como decía mi madre. Bajé del auto con ayuda de Taric, siempre fue muy caballeroso, en especial conmigo y nunca supe el motivo. Pero independientemente de cuál fuese, me gustaba mucho, me hacía sentir especial.
Nos adentramos a la preparatoria saludando a algunos que otros compañeros de clase o cconocidos. A pocos metros de distancia logre ver a Joseline, mi mejor amiga, el desorden mental que necesito en mi vida. Nos habíamos conocido de una manera algo peculiar, compartíamos alguna que otra clase en la primaria, no nos llevábamos muy bien que digamos. Nos habíamos vuelto amigas después de que una niña que nos caía mal a ambas le hubiera pegado un chicle en el pelo a Joseline. Yo como buena persona la defendí de ese monstruo — a quien se le ocurría pegar chicle en el cabello de otra persona, eso era espantoso— Nos caímos bien por el simple hecho de que descubrimos que nos llevábamos mal con la misma persona. Ahora somos inseparables.
— Joseline, hola linda— la salude con una sonrisa
—Hola Nena— me dedico un caluroso abrazo y luego saludo a Taric, y cabe resaltar que no se llevan muy bien, pero tampoco viven uno sin el otro.
—¿Como éstas Pely? ¿y Stephanie? ¿como va?— preguntó mientras guardaba algunas cosas en su casillero.
— Yo estoy bien, solo un poco preocupada por Stephanie, vomitó toda la noche, esta mas pálida de lo normal y los moretones no dejan de aparecer. Causa desesperación solo mirarla.
— ohh...linda tranquila— susursus muestras cerraba su casillero— aquí estamos para tí nunca lo dudes. Y con respecto a Stephanie, estará mejor Pely, es una niña muy fuerte—dijo con una mano sobre mi hombro— Ya verás.
Joseline y Taric son ese complemento fundamental en mi existencia, ese complemento que uno necesita para seguir se pie y no ver el rendirse como opción.
—Bellas chicas, no las quiero interrumpir en su plática pero debemos asistir a clase, no quiero reprobar materias y mucho menos religión— dijo Taric colocándose en medio de nosotras
— esta bien señor estudioso— dijo Joseline en tono sarcástico
Asistimos a clase y llegamos cinco minutos antes que el Señor Hommes, es el profesor de religión, un anciano que sigue aguantando a adolescentes como nosotros sin tener un paro cardíaco en el intento
—Buenos días jóvenes, espero que estén bien— es un Señor algo agradable mientras le pones interés a su materia y no te atrasa en las tareas que pide— hoy estaremos hablando sobre el Islam una religión que está sobresaliendo mucho en estos tiempos— empezó con su clase
La clase empezó y no es que me interesará tanto, pero siempre presto atención, pero ese día fue la excepción, me distraje garabateando cosas en mi agenda, hundida en mis pensamientos hasta que una voz que desearía no haber escuchado me saco de ahí.
—Señorita Klassen ¿que están interesante en su agenda más que mi clase?— todas las miradas estaban sobre mi y mis mejillas se comenzaron a calentar y a enrojecer.
— Emm... bueno, nada, solo me distraje un momento— dije bajando la cabeza
—pero por lo que he observado ese "nada" es mucho más interesante que mi clase—dijo algo fastidiado
–Señor Hommes, lo siento, no volverá a pasar se lo prometo— espeté rogando que me dejara en paz.
—Eso espero Señorita Klassen, no quiero verla aquí durante el descanso de verano— dijo tajante
—Y créame que yo tampoco— Yo tampoco quiero verlo, créame. Desearía haberle dicho pero una cita con la rectora no era algo que me llamara la atención.
—esta bien sigamos, como estuve diciendo el Islam a existido desde...— en ese momento sonó la campana lo cual fue un gran alivio— Jóvenes la próxima clase será el examen final, deberán estudiar todo sobre las tres religiones que estuvimos viendo, estudien que no los quiero aquí en verano— salimos de la sala de clases y nos dirigimos a la cafetería, mi estómago estaba rugiendo peor que Joseline cuando le roban sus barras de chocolate.
Como de costumbre la cafetería estaba repleta de alumnos, recibimos nuestro almuerzo y nos fuimos a sentar a la mesa de siempre que daba vista al campus de la preparatoria.
—Detesto religión — espetó Joseline.
—Pero si tú detestas todas las materias— dijo Taric entre risas
—Ya basta— dije riendo— creo no existe otra materia más innecesaria que esa— dije dándole un sorbo a mi jugo de naranja.
Nota de la autora:
Espero que les este gustando
Porque les digo algo, a mi si
Salu2 :3
ESTÁS LEYENDO
Aprende a Amar ✔
Teen FictionCada quien lucha con su propio monstruo, cada quien tiene su propio infierno... Y Pely Klassem tiene el suyo... ¿podrá salir del mismo? ¿podrá derrotar al monstruo? Para ver el arcoiris debes de pasar por la tempestad, para amar cuando estás toda r...