Capítulo 13

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El sol entraba por la ventana y llenaba de calidez la cocina. Los platos ya estaban limpios y la mujer limpiaba la mesa con lentitud. Frank la miraba en silencio, aceptando por primera vez que su madre estaba envejeciendo y haciéndose más débil con el paso de los días. 

-Te hice una pregunta, jovencito. – Ella dijo, fastidiada dejando el trapo de limpiar en algún lugar de la cocina, y sentándose frente a su hijo. 

-No es que no quiera contestarte, es que simplemente no lo sé.

-¿No sabes como estas? Por favor Frank…

-Es enserio madre.- suspiró agotado.

-Pues no te creo… te vez angustiado.

-¿Entonces para qué me preguntas que como estoy si ya sabes?

-No seas grosero conmigo por favor.- levantó la voz.

-Disculpa pero me enoja que me preguntes cuando ya sabes la respuesta, estoy mal, madre. Estoy mal.

Un silencio sepulcral inundo la habitación, y la mirada severa de su madre le quemaba el alma. Ella se acercó para abrazarlo y Frank quería soltarse a llorar, como el alma sin remedio que creía que era. 

La puerta principal se abrió, Linda se separó de su hijo y miró al chico que aparecía delante de ellos. 

-Señora, buenas tardes.- Dijo y se acercó a la madre de Frank para saludarla. – Frank, hola.- Le dedicó una mirada y una sonrisa, Frank devolvió el gesto y se quedó atrapado en la mirada que Gerard le regalaba. – ¿Cómo estuvo Frankie? – Le dijo, sentándose en la silla de al lado. 

-Estuvo muy tranquilo y lo bañé.

-Gracias Frank, enserio. 

Se sonrieron, ante la mirada atenta de Linda Iero.

-Hijo, es tarde y tengo que irme… 

-Señora…- se apresuró a decir Gerard.- Bueno yo… le quería pedir un favor.

-Dime…

-¿Podría cuidar de Frankie mañana en la noche? – Los dos Iero lo miraron interrogantes, Gerard se sonrojó.

-¿Eh? – Soltó Frank.

-Bueno yo… mañana mi jefe hará una reunión en un bar, y me invitó. Quisiera que fueras conmigo Frank – lo miró esta vez.- Para distraernos un poco y salir. – Miró a Linda, quien asentía a su pesar.

-Está bien, yo lo cuido. 

-Pero mamá…

-¿A qué hora se van a ir? 

-Es a las seis. 

-Bien, yo vengo a esa hora, es un placer para mí cuidar de este angelito.- Besó a Frankie, que estaba dormido como siempre en el sillón. – Frank me acompañas a la puerta.

-Claro…- susurró, levantándose, dejando a Gerard sirviéndose un plato de guisado. 

Caminaron juntos hasta la acera, su madre no dejaba de verlo.

-¿Qué pasa? 

-No creo que estés tan mal.

-¿ah? – La miró, ella sonreía disgustada.

-Todos estos años he intentado engañarme, y pensar que algún día aparecerá alguien como Jamia, para que seas feliz completamente. 

Pero creo que es hora de aceptar que tu lugar no es alado de una mujer. 

-¿Estas alucinando madre?- Tocó su frente, dramáticamente.-

-La manera en que ves a Gerard es… especial, Frank. 

Después de un Suicidio - Frerard / 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora