Capítulo 7: Más vale tarde que nunca

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Los cuatro estaban encerrados en la habitación de Minseok. Debido a que el dueño de casa llegaba recién de ser atendido por el servicio médico, Jongdae tomó su lugar y preparó el té junto a las masitas más sabrosas de la panadería. ¡Uno tenía que aprovechar las oportunidades cuando las veía!

Mientras subía las escaleras con la bandeja pudo oír de nuevo al tipo que Kai había llamado Kyungsoo. Ninguno les dio explicaciones y para lo único que habló el tal Kyungsoo fue para pedirles que ingresaran a la vivienda y finalizaran esa pelea ridícula. En parte, se lo agradeció, no se podía vencer a un Dios siendo un débil humano y menos si eras una maldita sabandija como Jongdae asumía ser. ¡Sinceridad ante todo!

Volviendo su atención a la conversación, pudo escuchar como el conocido del Dios le daba un buen regaño. Parecía que el karma se había acordado de él finalmente.

-Más te vale tener una buena excusa para esto, Dios Kai. Tienes suerte que el Dios Lay fuera primero a mí a contarme lo que estabas haciendo -Jongdae interrumpió con su entrada-.

-Disculpe, Señor Kyungsoo, es que no quería perderme a Kai siendo regañado -acomodó la merienda en una pequeña mesa auxiliar-.

-Jongdae, no es el momento -le hizo saber Minseok, recostado en su cama-.

-Lay no tendría por qué meter su nariz donde no lo llaman -se quejó Kai-. ¿Eres tan crédulo como para creer que fue casualidad que haya ido primero contigo? -hizo una mueca-

-No ignoro las verdaderas intenciones de Lay pero sigue siendo una suerte porque pude evitar que siga desperdigando el chisme de tus acciones entre los demás dioses -respondió Kyungsoo mientras endulzaba su bebida-.

-No entiendo qué haces aquí ni cómo llegaste tampoco. Se supone que no puedes intervenir en mis asuntos -Jongdae y Minseok no podían dejar de observarlos-.

-Y tienes razón, no puedo. Desde que Lay me lo informó solo pude ser capaz de mirar a la distancia pero Minseok me llamó -dijo señalando al que había hecho posible su llegada-.

-¡¿Yo?! -Minseok casi escupió su bebida- No lo entiendo…

-Un Dios solo es capaz de asistir al encuentro de aquel que lo llame. Jongdae solicitó un favor del Dios Kai y tú hiciste lo mismo -la cara de los dos amigos era de incomprensión-. Cuando dijiste “¡Oh, mi Dios! ¡Que alguien nos ayude por favor!”, sé que tu intención no era precisamente traer a un Dios pero es más que suficiente para mí. Nadie podría reclamarme algo si se llegara a saber.

-¿Dijo “Dios”? -apenas murmuró Jongdae- ¿Qué clase de Dios?

-Es el Dios de la Ira – resumió Kai volviendo a prestar atención al recién aparecido-. ¿Desde cuándo usas los espacios legales a tu favor, Dios Kyungsoo? Eso no es propio de una deidad.

-Lo estoy haciendo para ayudarte antes de que alguien se entere que estás jugando con un humano injustamente.

-Lo estoy aleccionando; él cometió una falta y me hizo una plegaria, yo solo cumplo con mis deberes.

-Por lo que pude saber, él ya aprendió la lección y está sinceramente arrepentido. Sin embargo, no hiciste nada para terminar con esto, ¿no es cierto?

-¡Un momento! -se metió Jongdae que había guardado silencio por respeto- ¡¿Él pudo haber detenido esto desde siempre?! -se dirigió a Kyungsoo- Porque para su información, este Dios del Infierno dijo que no podía hacer nada por mí y que debía atravesar cada pecado, entonces, recién ahí, sería capaz de intervenir -los ojos de Kyungsoo se agrandaron-.

-¡Kai! ¡¿Cómo pudiste hacer algo así?! ¡¿Perdiste el juicio?! -su voz se alzó en demasía-

-¡Eres un pedazo de mierda! -gritó Jongdae- Te rogué mil veces, todos los días e igual no hiciste nada. Sabía que eras un imbécil pero creí que por lo menos eras sincero. ¡Tú no eres un Dios, eres una decepción!

El Dios perezoso (Chenmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora