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Despierto con los rayos del sol en la cara.

Coloco la mano evitando que la luz llegue a mis ojos, habro lentamente los párpados resignandome a cumplir con un día más de vida rutinaria.

Como cada mañana, me invaden cuestiones, cada cosa que está cambiandome, que me agobia. Cómo si pudiese ser algo diferente, no entiendo como apenas despierto la vida me recuerda toda la carga emocional que llevo, es como si estuviera programado en mi mente.

Me levanto y entro al baño.
Abró la regadera mientras me cepillo los dientes viendo lo hermosa que soy frente al espejo. - Río-

Entro a la ducha mientras dejo que poco a poco el agua moje mi piel, me gustan estos momentos. Puedo cerrar los ojos y dejar que cada gota de agua escurra sobre mi.

Después de una hora conviviendo con el agua salgo del baño y empiezo a arreglarme. Hoy será un buen día Samanta.
Tomo el móvil y veo un mensaje de Chris:
"Buenos días a mi chica".

- Sonrío- Este chico me hace sentir bien, aunque quisiera sentir más que "bien".

Bajaré a comer algo, salgo de la habitación y mientras bajo las escaleras escucho a mamá hablando con papá, se escucha preocupada. Me detengo a escuchar un poco pero hablan demasiado bajito.
Al acercarme hacia ellos escucho que hablan sobre Yeiner, papá trata de tranquilizar a mamá y yo sólo me preocupo al no saber que pasa.

- ¿Yeiner? ¿qué pasa con él mamá?
- exclamo-

- Ayer no llegó a casa Samanta, no ha llegado desde ayer, no sabemos donde está.
- Respondió papá-.

La última vez que lo vi fue ayer por la mañana, cuando discutimos por Katerinne. ¡Mierda! estaba tan emocionada por lo de Chris que no noté que Yei no estaba en casa cuando llegué.

Me dirigí a su habitación pero no había nadie, ni una pista de donde estuviera. En eso volteó a ver donde guarda su tabla de surf, y no está. ¡Claro la vieja playa!

- ¡Mamá, Papá!, Seguro está en la vieja playa, aunque no veo porque no ha vuelto si fue desde ayer.
- Mi voz se entrecortó-

Nos dirigimos al auto saliendo con prisa, no quería ni imaginar que le pasó algo, ¡no quería imaginar ni una mierda!.

El camino es un jodido tormento, que tal si necesita ayuda, si está en problemas. Mi cabeza no deja de ponerme mal con tantas posibilidades, no puedo evitar mojar mis mejillas.

Apenas llegamos y me bajo del auto con prisa para llegar a la playa, el auto no puede entrar por la arena, mamá y papá se quedan a estacionarlo.

Llego hasta la playa buscando por todos lados alguna pista de dónde pudiera estar mi hermano.
La preocupación en mi cabeza y el ruido de mi entorno hacen que me quede shock, empiezo a escuchar un silencio que aturde mis oídos, la luz del sol no me deja ver más allá de unos cuantos metros.
Corro hasta poder llegar a aquellas personas, mientras mas cerca estoy más aumenta la desesperación y las ansias que tengo por encontrar a Yei y saber que esté bien. Estoy aquí parada tratando de ver más allá de todas estas personas, mis piernas empiezan a templar y toda la presión del entorno hacen que mis lágrimas empiecen a salir, trato de meterme entre las personas para poder llegar pero es inútil, veo un pequeño espacio y al estar a punto de entremeterme siento como alguien toma de mi brazo y me jala hacia fuera de todas estas personas, volteó y sólo puedo ver el rostro de mi madre empapado en lágrimas. Sabía que algo no estaba nada bien y lo único que quería saber es donde mierda estaba Yei.

- ¿Dónde está mi hermano? mamá.
- pregunté entrecortada-

Mamá sólo me abrazó  y hacía un silencio que me mataba jodidamente por dentro, me aleje de ella saliendo de sus brazos.

- ¡Samanta!
- gritó tratando de que volviera a ella-

Comencé a empujar a las personas abriendo paso y así poder llegar hasta el fondo de esto, mi corazón empezó a acelerarse de una manera que me empezó  a costar trabajo respirar.
Escuchaba en mi al rededor como hablaban de lo sucedido, estaba completamente bloqueada, mi mente no me permitía concentrarme en lo que decían. Al llegar al centro alzé la mirada hacia algo que  de inmediato cautivo mi atención, la tabla de surf de Yei.
Bajé la mirada y ¡completa mierda!
No puedo creer lo que estoy viendo, sentí cómo un nudo en la garganta me impedía respirar y un escalofriante sentir recorrió mi cuerpo haciendo que de inmediato rompiera en llanto.

Yeiner estaba recostado sobre la arena, su cara se miraba pálida y sus labios completamente azul.

No podía mover ni un sólo músculo de mi cuerpo, estaba completamente paralizada.

¿Qué mierda había sucedido? ¿qué le pasaba a mi hermanito?. En mi cabeza pasaban un millón de cosas que a su vez hacían que sintiera que me apuñaban el corazón desde dentro, un ruidoso silencio aturdio mis oídos y sólo pude gritar.

- ¡Mi hermano, Qué le pasa a mi hermanito!

Me lancé sobre él cubriendo su cuerpo con mis brazos, sentía como su piel estaba fría, lo abracé sin querer soltaro y aferrandome por completo.
De pronto unos tipos con uniformes se acercan levantándome con fuerza para alejarme de Yei, hice lo que pude por quedarme con él pero evidentemente éstos eran más fuertes que yo. Mientras me encontraba detrás un policía que sostenía de mi pude ver como a mi Yei lo subían a una camilla, estaba imaginando lo peor. Mis lágrimas no dejaban de salir, al ver a mi madre cerca me arrojo a sus brazos y tiendo a ser tan frágil. Entre sollozos y llantos miré como antes de que cerrarán las puertas de la ambulancia le colocaban a Yei respiradores y otros aparatos que no entendía, mi alma tuvo calma por un momento, le agradecía tanto a Dios porque Yei estuviera vivo y le pedía que lo mantuviera aquí conmigo.

Papá me llevo al auto y nos dirigimos al hospital.

- ¿Qué pasó?
- pregunté con la poca voz que tenía-.

- No sabemos Samanta, me han dicho que hace unas horas unos pescadores lo encontraron del otro lado de la playa casi ahogado, tu hermano ha tenido mucha suerte.
- Respondió papá-

Aún no puedo ni imaginar todo lo que pasó, ¡no quiero ni imaginarlo!.

Mi cabeza daba vueltas y las preocupación que tenía no me estaban ayudando, sin darme cuenta me quedé dormida en el auto.

No quiero olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora