Introducción.

41 2 0
                                    


Keith es una chavala de ojos verdes con un pequeño matiz en marrón, cabello teñido de gris con las puntas de colores, alta, con el cuerpo muy cuidado, viene de una familia acomodada, nada más terminó sus estudios empezó a trabaja en la clínica privada de sus padres, en la cuál ella estaba en trastornos mentales desde hacía 6 meses.

Kavin es un chaval de ojos marrones, cabello negro, alto, complexión atlética, con una perforación en la lengua, otra en un pezón y en la oreja derecha, también lleva un tatuaje de un dragón en su espalda, él a pesar de haber terminado los estudios de medicina, no ha tenido suerte y esta trabajando en un bar, en el mismo que lleva desde los 16 años, ya que si no, no podría estudiar, ya que sus padres no tenían mucho dinero.

°°°¤°°°

♡ Keith ♡

Me levanté como cada día, miré por todos lados buscando mis energías para levantarme, debí dejarlas junto a mis 26 años, no era buena idea beber entre semana, me lo apuntaré para la próxima vez; me levanté lentamente, caminé hacia el baño, me dí una ducha de agua caliente y luego me puse mi camiseta blanca, mi pantalón gris, la americana a juego, los tacones negros y un sombrero gris.

- ¿Cómo me pinto? -Me dije a mi misma- Esta cara no me la quitan ni poniéndome yeso en la cara.

Mi cara era un poema, ojeras, pálida, labios agrietados y ojos rojos, peor no se podía estar.

◇ Kavin ◇

Mi despertador llevaba jodiendo mi sueño demasiado tiempo, tanto tiempo que hoy le llegó su hora, lo estampé contra la pared, me levanté y me metí directamente a la ducha, luego me puse mi uniforme de trabajo, que era un polo negro y unos pantalones del mismo color, me puse mis deportivas negras y salí hacia el trabajo, como cada día me fui caminando fumando un cigarrillo, me dolía a horrores la cabeza por el tremendo golpe que me dí ayer al entra en mi departamento, ya que la lavadora se me estropeó. ¡Vaya, una putada! Ahora tenía un gasto más que hacer, y no era chico el puto imprevisto.

- Buenos días Señor Fernández. -Saludé a mi jefe.

- Buenos días Kavin. -Me saludó sonriente- ¿Que tal estás?

- Bien, bueno me duele la cabeza, me dí un golpe contra el suelo al entrar en mi apartamento.

- Bueno desayuna y levantamos del todo la persiana. ¡Ah! Y tómate una pastilla para el dolor de cabeza. ¡Hazme caso!

- Siempre le hago caso, le hago más caso a usted, que a mis padres cuando vivía con ellos.

- Sí, me haces caso a excepción de tu salud, como el día que te mandé al médico por que te quemaste la mano, ¿recuerdas?

- Sí, me acuerdo.

♡ Keith ♡

Llegué a la consulta y tomé asiento, suspiré y hice pasar a la primera paciente del día.

- Cuéntame como te sientes.

- ¡Cansada! de todo, de que sea la última mierda en mi casa. Yo no tengo derecho a nada mientras los demás pueden hacer todo y disponer de la casa en la que vivo como suya. Así es mi puta vida. No se para que estoy viva si sobro en esta vida, para todos soy eso, una molestia. ¡Cansada! de que me hablen de malos modos, siento desprecio hacia mí, no imaginan lo que me hubiera gustado no nacer y lo que me gustaría ahora mismo dormir y no levantar más. Estoy agotada, con ganas solamente de llorar y llorar. Cada vez siento que ando más al límite. Quiero correr de mi realidad y ya no se como. Atrapada entre agustia. El pozo se hace cada vez más grande y ondo. Y no entiendo el cómo se puede echar tanto de menos a unas hermanas con las que discutes,  o simplemente a veces te hacen sentir que no vales nada, si por sí me siento sola con su ausencia aun más. Da igual que me quieran o no, las necesito cerca como no se hacen una idea. Nada más quiero llorar y llorar. Se me junta todo, el extrañar con la depresión. Cada vez veo más claro que sobro en esta vida. No cabe la mínima duda que para mis padres, el no haber existido hubiera sido lo mejor, digan lo que digan es así. Nunca tengo derecho, soy la última mierda en la casa, todo para los demás. La televisión y todo es para la dueña de la casa, que a pesar de no hacer nada, es la que dispone de la casa y a la que todo lo que quiere lo tiene. Cada día tengo más ganas de no existir. Para colmo soy la rara de la familia, me siento totalmente desplazada, por más que quiero sentirme integrada no lo hago y termino encerrandome en mí. La soledad es mi mejor compañera y ha veces la acompaña una gran tristeza.

- Haber Ester, vamos por partes, se que cuesta abrirse, pero te has abierto confusa para mí, me has soltado tantas cosas que no se por donde empezar, si por el principio o por lo más grave que has dicho.

- ¡Vaya psicóloga estas echa!

- Ester yo no tengo culpa de como es tu vida, quiero ayudarte de verdad, cuando se está hundida se piensa y se siente cosas que no son.

- Usted no está en mi lugar.

- Lo sé, también se que no te gustas, y es lo primero que vamos a tratar

- Vale, dime que debo hacer.

- Cambiar todo lo que no te gusta, al menos las cosas que estén a tu alcance, con esto quiero decir que hay que cambiar tu ropa, tu pelo, y que debes hacer algo por la vida.

- Cambiar todo lo que no te gusta, al menos las cosas que estén a tu alcance, con esto quiero decir que hay que cambiar tu ropa, tu pelo, y que debes hacer algo por la vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mundos Diferentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora