Capítulo 22

8 2 0
                                    

Necesitaba encontrarla, la idea de su padre me pareció la mejor idea del mundo, necesitaba buscarla hasta quedarme sin energía, tenía ganas de abrazarla, mi noche sin saber cómo estaba fue horrible, no imagine que fuera tan importante para mí, hasta que sentí ese vacío por la falta de información de ella.

Busqué y busqué durante toda la mañana, no pare de caminar, me pase por varios establecimientos y le enseñe la foto de WhatsApp de Keith. Nadie la vio, estaba tan desesperado por encontrarla que preguntaba a las personas que me cruzaba por la calle, volví al entorno de la clínica, volví a entrar en la tienda donde se supone que iba a comprar los guantes, y me respondieron 《No, aquí no estuvo, ni tampoco hoy》, lo malo de ese sitio es que era grande y lo llevaba una familia, tenía que pasar cuando estuviera los demás integrantes de la familia, pero mientras tenía que seguir buscándola, tenía que encontrarla.

- No hay manera, ya no se que hacer.

- Señor Cox, meta presión a su amigo en comisaría.

- Sí, hablaré de nuevo con el comisario Sánchez y con Fidel.

- Seguiré buscando, hablamos al rato.

Fidel, ese tipo me daba mala espina. Llame a la Señora Cox, necesitaba preguntarle algo.

- Dime Kavin.

- Su hija tuvo un mal encuentro en la secundaria ¿Verdad? Dígame con quien.

- Un chico de cuarto y con otro de su clase, son hermanos.

- ¿Cómo se llaman?

¿Dos? Pensé que era un chico.

- Buscaré los papeles de la denuncia.

- Gracias.

Tengo a tres sospechosos en mi cabeza, hasta que no los descarte, para mi son a los que debemos buscar, ¿pero como se lo digo al señor Cox? Fidel es su amigo y trabaja en la policía. ¡Grrrrr!

Estaba frustrado por todo esto, me superaba esta situación.

▪ Dos semanas después ▪

Ya sabíamos que salió de esa tienda con hombre, pero que no podrían describirlo por la vestimenta que llevaba, la policía la buscaba sin parar, pegamos carteles con su cara por todos lados, y tanto la señora Cox, como el señor Cox, nada más salir de trabajar buscaban a su hija, al igual que yo, aparte yo estaba sin casi dormir, me empezaba a sentir débil, y cada día más desesperado.

♡ Keith ♡

No sé cuántos días llevaría aquí, pero me sentía en el mismo infierno, tenía moratones, heridas por todos lados, me sentía vacía, sucia, suplicaba cada instante entre llantos que me encontrarán, no me puedo creer que empezarán dos todos los días a violarme y de hace unos días era otro más, ojalá pudiera con sentarme más en esas voces que me sonaban tanto, sobre todo del último hombre. Pero me era imposible.

◇ Kavin ◇

- Jasmin, ¿Cuando nos vemos?

- Ahora mismo si quieres, te espero en tu antiguo trabajo.

Corrí hacia el bar, Jasmin tenía la dirección de los hermanos que le jodieron la niñez a mi novia y también la de Fidel.

Una vez teniendo toda la información corrí a buscarla, eso sí por si las moscas mande un mensaje a mi suegro, y me respondió con un 《En 5 minutos me reúno contigo》.

Fuimos a ver a Fidel pero no estaba, ya que le explique que sentí que miraba raro a su hija, luego fuimos a casa de los hermanos Hoyo.

Llame a la puerta y abrió Javier ( lo sé por qué Jasmin me enseñó fotos de ellos, era una gran Hacker), mi suegro se quedo en el coche, si duraba más de una hora llamaría a la policía y el entraría.

- Hola soy Kavin, vengo para mirar las instalaciones eléctricas, ha habido unos fallos en esta dirección y necesitamos comprobar todo.

- Aquí no hemos tenido problemas con la electricidad.

- ¿No tenéis menos intencidad?

- Pues no se, entre y mirá.

Pase y nada más entre cerró, nada más entrar me vino un olor a ¿Marihuana? ¡Madre mía con los hermanitos! Olía un montón, tenían que tener un pedazo de plantación.

Entre en varios sitios y hice comprobación eléctricas (Con un aparato recién comprado), cuando fui a bajar al sótano estaba cerrado.

- No tengo llave del sótano,  mi hermano se la llevó.

- No pasa nada.

Cogí mi DNI y de un abil movimiento la abrí, no puedo ni pararme de lo rápido que fui. Una bofetada de Marihuana vino de ahí abajo.

- Tranquilo, todos tenemos cosas turbias. - Le dije.

- Bajé.

- Detrás de usted.

No iba a ir delante para llevarme un golpe en la cabeza, eso es típico en películas.

Bajamos y sentí una punzada al oír un sollozo, podría ser ella.

- Es mi hija que esta que se calló.

- Pobre la dejas aquí con este olorcito.

Mundos Diferentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora