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Esperando la comida a domicilio, decidieron sacar un tema de conversación, al mismo tiempo que acomodaban las cosas improvisadamente; sobre todo el colchón sobre el suelo.

-¿Ni tu nombre dirás siquiera?- cuestionó el chico.

-¿Te interesa?-

-No voy a llamarte 'ladrona' toda la vida-

-Aquí el único ladrón eres tú-

-¿Tu nombre?-

-Ahg, me llamo Rainbow Dash- extendió su mano con desgano, esperando que le devolvieran el saludo.

-Un gusto, Soarin Storm- imitó el gesto con la misma actitud.

-Bien, ahora que ya sabes mi nombre...¿Te vas a ir?-

-¿Y dejar en manos tuyas un departamento como éste? No, gracias-

-Lo que va a quedar a mano mías van a ser las golpizas que te daré-

-¿Sabes golpear?- preguntó divertido.

-Ya no te paso esa- enfureció y correteó al mayor, quien salió hacia la estancia huyendo.

Al final ambos tropezaron y cayeron al suelo, uno a lado del otro. La ojimagenta se levantó primero, mientras que el de cabellera azul esperaba la ayuda de la chica, extendiendo su mano hacia su dirección.

-¿Qué?- habló ella.

-¿No vas a ayudarme?-

-Perdón. No sé cómo hacerlo- contraatacó desafiante.

Así se ganó una mirada de incredulidad por parte del chico, quien se tuvo que levantar por su cuenta cuando escuchó el tintineo del timbre a la puerta.

-¡Abre tú!- gritó la chica desde la alcoba.

-¡Es lo que iba a hacer!- devolvió.

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El único ruido presente era el maullido del gato que se encontraba afuera, mientras que cada quien estaba en sus asuntos, pensando: ¿Ahora que sigue?

El de fanales esmeralda rompió el silencio y se dignó a proponer algo no tan cuerdo.

-¿Hacemos un trato?- dijo sin un punto fijo de vista.

-¿De qué hablas?-

-Un mes-

-Explícate- reclamó.

-Te propongo algo-

-Adelante-

Y así específico cada detalle de un trato con un mes como plazo.

¿Que era? Simple. Un simple juego de apuesta. Iban a vivir juntos un mes, cada quien ocupándose de sus asuntos. Lo único que quedaba era trabajar. Ambos iban a laborar en sus empleos para recuperar el dinero que habían invertido en el dichoso departamento, quien tuviera todo el dinero de vuelta primero, se quedaría con el lugar. El otro tendría que marcharse y aparte se quedaría con la mitad del efectivo del perdedor.

¿Genial, no?

Un estrecho de manos fué el sello que confirmó dicho tratado y así comenzaban desde ese día.

Un departamento, un mes, un perdedor y un propietario.

Dos personas en un departamento.

-Que comience el juego- al unísono.

SE PRENDIÓ ESTOOOO! Grax por sus vistas, votos y comentarios :'D. Me alegra que les guste la historia.
Bye~
Starly

Sin Rumbo Definitivo || ꜱᴏᴀʀɪɴᴅᴀꜱʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora