¿Que pasaría si las personas en quienes mas confías te hacen caer a un abismo sin fondo?
Eso fue lo que le paso a Skyler Woodley que a su corta edad descubrió un mundo lleno de dolor, lagrimas y sufrimiento.
¿Saldrá con vida de esto?
*Actualizacione...
Abri mis ojos con pesar, lo primero que vi fue el tapiz de la recamara en la que me tenían cautiva, seguido de un susurro y varias pisadas, acompañadas de la puerta cerrarse, después de que mis ojos enfocarán me di cuenta de que no estaba muerta,- Mierda- pensé, levante el brazo que había cortado con pesar, estaba vendado y lo más probable era que quedara una cicatriz horrible, suspire, para después empezar a sollozar, pero mi llanto fue interrumpido por el sonido de la puerta abrirse, era el... Con pasos largos y firmes que resonaban se acercó hacia mí, quito con brusquedad la sabana que me cubria para después lanzarme al frío suelo, traté de incomporarme pero el me lo impidio, poniéndose a mi altura y sujetando firmemente mi mentón.
-Se puede saber que mierda intentaste hacer maldita zorra?!- dijo furioso.
-....- comenze a llorar.
-¡Contestame cuando te pregunto algo carajo!- me dio una cachetada dejándome algo aturdida.
-S-solo quiero ser libre- susurre
-¡Entiendelo de una buena vez, yo te compre, me perteneces!- grito dándome otro golpe impidiendo que me pusiera de pie.
-¡Por favor! - A la mierda todo... - ¡Me das asco! ¡No te pertenezco, no soy de nadie!-
-¡Repite lo que acabas de decir!- me levanto del suelo para estamparme contra la pared, tomándome del cuello.
-Solo muerete... - dije sus manos me estaban apretando demasiado.
-¡Te voy a enseñar que a mi nadie me reta maldita mocosa!- me soltó y volví a caer.
Note que se dirigió a un cajón y de ahí saco un látigo, lo extendió enfrente mío, no pude evitar empezar a temblar.
-No...- trate de decir.
-Tu te lo buscaste ahora más te vale que cuentes hasta 100- ordenó.
Me tomo fuerte de los hombros y desgarro la prenda que tenia puesta, dejandome boca abajo, sentía los fríos azulejos en mi rostro y sentí el primer latigazo, me retorzi del dolor, pero no quedaba de otra tuve que empezar a contar, para el latigazo número 80 mi piel empezaba a desgarrarse y sangrar, cuando termino me propinó de nueva cuenta dos golpes en mi abdomen, haciendome toser, me obligó a levantarme, temblando lo logré y me acosté en la cama como el había ordenado.
-Crees que hemos terminado?- dijo mientras se desataba la corbata- Te enseñaré quien manda-
-N-No ya no- volví a sentir un golpee en mi mejilla.
-Callate de una buena vez- se coloco encima mio.
Dirigió su boca hacia mis labios y me beso, hizo que abriera mi boca y sentí su lengua recorrer toda mi cavidad bucal, soltaba pequeños gemidos de inconformidad, tomó mis brazos y los coloco encima de mi cabeza, nos separamos por la falta de aire, traté de apartarlo con mis delgados brazos pero fue en vano sentí sus manos recorrer todo mi cuerpo dejando varios arañasos y marcas en mi blanca piel, mi cuerpo dolía demasiado como para intentar defenderme, de repente sentí sus brazos rodear mi cuerpo para volver a estar en el suelo, observe como se bajaba el pantalón, tomo de nueva cuenta mi cabeza y metió su miembro de una sola estocada, arcadas me invadían trate de alejarlo pero un gruñido de su parte hizo que me mantuviera quieta, mis labios ardian y mi garganta quemaba, odiaba esto.
-Hmm... Increíble- dijo con una voz ronca.
-Mhmh- No podía articular palabra alguna.
Después de unos minutos al fin saco su gran pene de mi boca, volvió a tomarme de los hombros para lanzarme en la cama, de nuevo sentí un gran peso encima mío al igual que unas frías manos tocar todo mi cuerpo sin más me abrió de piernas introduciendo su miembro entero, solte un grito dolor que fue acallado con su mano, aunque ya me había echo esto muchas veces antes dolía, dolía demasiado, lagrimas salieron de mis ojos nuevamente mientras se empezaba a mover muy rápido, las heridas en mi espalda quemaban como el maldito infierno, sentía mi cuerpo desfallecer poco a poco ya no tenía fuerzas ni para llorar, solo quería que esto acabará, de nuevo golpes en mi mejilla derecha me regresaron a la realidad, el embestia mucho más fuerte conforme los minutos pasaban, pero no lloraba, estaba estática, sonrió burlonamente y me volvio a besar no puse resistencia alguna, en cuanto termino de venirse dentro de mi, salió, camino hacia la puerta mientras se colocaba una bata y dijo.
-Espero que hayas aprendido la lección... Eres mía hasta que yo quiera- río y se fue azotando la puerta tras de sí.
Quería llorar, me sentía asquerosa pero... ¿Porque no podía?, simplemente enrolle mi cuerpo en las sábanas manchadas con sangre y dormí, dormí esperando nunca despertar.
*Dos semanas después*
Baje el libro que había terminado de leer a mi vientre algo molesta por ese tonto final, ¿Porque todas las historias de amor son tan falsas?Claro nadie hablaría de lo que en realidad es el amor que incluye toques de realidad y dolor, con molestia me puse de pie tocando mi espalda, las heridas del látigo aún no cicatrizaban bien y eso hacía que aún ardiera, todo mi pecho y espalda estaba cubierto en vendas, cosa que hacía el ponerse de pie más fácil, camine un poco topandome con la charola del desayuno, la mire con desagrado no tenía apetito solo quería que el me dejara salir de aquí hace dos semanas que no lo hago las únicas personas que veo son a la señora Clara y a ese sujeto.
Claro que por razones completamente distintas una viene a dejarme la comida y ayudar a cambiar mi vendaje, mientras que el otro viene a descargar todo su estrés en mi, traté de seguir caminando cuando unas horribles ganas de vómitar me atacaron coloque mi mano en mi boca y corri lo más rápido que pude al retrete donde dejé salir lo que había comido la noche anterior, esto me llevaba ocurriendo desde hace días ¿Que me estaba pasando? A menos que... Oh mierda, habia olvidado tomarme las pastillas, mi rostro se puso blanco y solo rezaba para que mis sospechas no fueran ciertas, porque eso es lo que menos necesitaba en estos momentos... Un bebé.
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