XIV

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~Cautiverio~

Tres años desde que volví a este lugar... mis días transcurrían en cuidar a mi hijo, limpiar varias áreas de la casa, hacer la comida y satisfacer a ese bastardo. Incluso hace dos años se le metió la genial idea de tener a más chicas a su disposición como si fuera un asqueroso harén, cada vez que veía llegar a alguien nueva solo la miraba con lástima y compasión, trataba de ignorar completamente los ruidos que se escuchaban dentro de la habitación como gritos y suplicas, solo me dedicaba a las tareas si no a mi me iría peor, con el tiempo hasta la actualidad sumo 3 chicas más las cuales eran menores de edad, sus nombres son Leah, Seren y Neus siendo la última la que trajo hace unos meses y por lo tanto la menor con solo 15 años, las tres poseen una gran belleza y cuerpo, aunque siempre están tristes y por mi parte trato de casi no hablarles debido a que el sufrimiento ajeno no me importa.

Me encontraba en la cocina limpiando las encimeras cuando escucho a alguien entrar, era Seren la cual traía de la mano a mi pequeño Elián el cual sollozaba, al verme corrió hacia mi sujetándose de mi pierna, suspire.

-Lo siento mucho Skyler pero insistió mucho en verte- se acerco a una silla sentandose.

-No te preocupes Seren, esta bien- lo tome entre mis brazos y lo apoye en mi hombro, este se acomodo para así dormir- Ahora cuéntame ¿Como esta Neus?-

-Mal... las quemaduras y el desgarre en su espalda le duele, además tiene fiebre- me miro suplicante.

-Iré a curarla más tarde, eso no es nada a comparación de lo que me ha echo a mi- arruye más suave a mi hijo- ¿Sabes si el amo salio?

-Lo hizo a primera hora en la mañana, me mandó a llamar y me encargo a Neus, ella estaba en la habitación en muy mal estado entre Leah y yo la cuidamos y limpiamos, pero parece no mejorar, estamos preocupadas- empezó a derramar lágrimas.

-No entiendo porque mierda tenemos que soportar esto, ¡Nunca he echo nada malo como para merecer terminar mis días siendo la puta de un bastardo!- Grito llorando aun más fuerte.

Me acerque a ella dándole una servilleta, me miró confundida aceptandola.

-Llevó mas de 5 años en esta casa, olvide por completo la calidez del sol, lo refrescante del viento, el olor de las flores muchas cosas... - Cesó su llanto para posar su mirada en mi- Mi cuerpo esta lleno de cicatrices y quemaduras cariño, estoy seca y mi familia no se desvive por encontrarme, el me destruyó mentalmente.... Hasta matarme en vida- sin más ella volvió a llorar abrazandose a mi cintura.

-No quiero... No quiero... Quiero volver a ser feliz-Enterró su cabeza en mis caderas-

-Tranquila, tu puedes hacerlo- dije fría, acariciando sus cabellos rubios.

Pasaron unos minutos hasta que se calmo, en cuanto lo hizo le propuse ir a ver a Neus, asintió con su cabeza y con algo de dificultad por el niño durmiendo en mi hombro busque un pequeño botiquín con varios remedios echos por mi, salimos de ese lugar atravesando un gran pasillo hasta dar con la habitación de la chica, al entrar vi a Leah cambiandole las compresas de agua, traía puesta una falda con una blusa blanca, descalza y con una cola de caballo sosteniendo su cabello color castaño, me miró sorprendida y yo le regrese la mirada para después darle a mi hijo a la oji azul que se encontraba al lado mío, me acerque a ella examinandola tenía varios golpes y marcas de látigos en su piel aperlada, moretones en su cara aunque la peor parte era su espalda estaba completamente desgarrada, en pocos minutos la cure aplicandole medicamentos y ungüentos en las zonas afectadas, la vende del pecho rodeando la espalda, al terminar le di una pastilla que le ayudaría con el dolor, cerré la puerta encontrándome con las chicas que estaban preocupadas.

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