Capítulo 6

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La semana pasó tranquilamente. Desde aquella escena en el ascensor, Emma no se había podido sacar a Regina de la cabeza y por más que se repitiera una y mil veces que era una egocéntrica que solo se la quería llevar a la cama, no lograba convencerse. Se llegaba a sentir tan frustrada por no poder separarla de su mente, que en distintas ocasiones se vio perdida en reuniones e incluso, en medio de documentos.

El viernes llegó demasiado lento según el punto de vista de Emma. Se topaba a Regina hasta en la sopa y  estaba segura que todo esto era intencional. Lo curioso era que la morena no había vuelto a intentar absolutamente nada, sacando del medio todas esas miradas lascivas y mordidas de labios adrede que le lanzaba en medio de las reuniones. Iba camino al ascensor para su hora de almuerzo y en medio del camino se encontró con Zelena y Ruby.

- ¡Hey patito! - saludó la morena.

- Hola chicas. – el ascensor se abrió y las tres entraron juntas. Emma oprimió el botón que se dirigía hacia el estacionamiento y el aparato comenzó a descender.

- ¿Almuerzas sola? – interrogó la pelirroja.

- Si, hoy no tengo la compañía de mi pelirroja favorita. – hizo un pequeño mohín.

- ¡Hey! - protestó Zelena - Pensé que yo era tu pelirroja favorita – puso su mejor cara de falsa indignación, haciendo reír a las dos mujeres.

- Me corrijo... Con mi OTRA peli roja favorita.

- Mucho mejor. – el ascensor se detuvo y las tres bajaron. Ruby se giró hacia la rubia.

- ¿Almorzamos juntas? - Zelena la miró con una ceja levantaba. Conocía muy bien a su novia y esto no era un acto de caridad. Emma pareció dudarlo un momento, pero rápidamente aceptó.

- Está bien, hace tiempo que no lo hacemos. – sonrió.

- Entonces vamos, yo conduzco. – se apresuró en decir la pelirroja. Ruby rodó los ojos, su novia a veces podía llegar a parecer toda una niña.

Quince minutos después, Llegaron a su destino. Zelena le entregó las llaves al chico del parking y justas se dirigieron al segundo piso de un lujoso restaurante. Era una hermosa terraza con una preciosa vista a New York, Emma y Ruby estaban extasiadas con el lugar. La rubia  había visitado innumerables restaurantes, algunos muy elegantes, otros más sencillos; algunos con bonitas vistas y otros bastante abarrotados. Pero este, sin duda, los superaba por mucho.

El cáterin se acercó y Zelena le susurró algo que no pudo escuchar, pues estaba concentrada en cada detalle de aquel lugar. El hombre con una educada sonrisa las invitó a seguirlo. Cuando se dio cuenta, estaban llegando a una hermosa mesa redonda de cristal, pero aquello no fue lo que la sorprendió más, sino el hecho de ver a Regina de pie con una sonrisa ladeada. No tuvo ni tiempo de maldecir a sus dos amigas ya que su atención se posó completamente en el vestuario de la morena. Llevaba una falda tubo que llegaba unos centímetros más arriba de las rodillas, un saco a juego, una blusa ajustada a su torso de color rojo y unos tacones que hacían juego con esta. Levantó la mirada y se topó con los ojos avellana, que también la reparaba sin descaro. Regina sonrió y la saludó.

- Buenas tardes, señorita Swan – Emma no respondió, se había perdido por completo en sus pensamientos. - ¿Swan? ¡Swan! – la rubia dio un pequeño brinco, volviendo nuevamente en sí.

- Lo siento... - se sonrojó – buenas tardes. – Zelena y Ruby solo miraban el intercambio, divirtiéndose que la turbación de la pobre rubia, mientras que la morena sonreía más que satisfecha.

- Por favor, siéntese. – le señaló la silla libre frente a ella y Emma automáticamente lo hizo, seguida por la mujer. – Es un gusto verla aquí, teniendo en cuenta que en la oficina no hace sino que esconderse.

Heartbeats (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora