Capítulo 2

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Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, justo en el aeropuerto, se encontraba una pelirroja esperando a su hermana.

Zelena era la hermana mayor de Regina, una mujer bastante extrovertida, directa y de una mente demasiado abierta. La pelirroja se encontraba en frente de la salida de embarque esperando emocionada a su hermana menor, cuando la vio cruzar la puerta con su sobrino de la mano, sonrió ampliamente. Comenzó a hacer movimientos exagerados con las manos llamando la atención de todos lo que caminaban por ahí y haciendo que la morena rodara los ojos. Roland vio a su tía y corrió hacia ella lanzándose en sus brazos, mientras Regina observaba todo con una sonrisa.

—¡Hey, enano! ¿Cómo estuvo el vuelo? – la pelirroja lo apretaba contra ella.

—Estuvo súper laaaargoooo... – dijo soltando un fuerte bostezo y recostando su cabeza en el hombro de la mujer. Zelena sonrió y entonces se acercó a su hermana y la abrazó.

—¡Hermanita! No te imaginas lo feliz que estoy de tenerte aquí – la pelirroja no hizo ningún esfuerzo por esconder su entusiasmo, haciendola reír. Regina comenzó a buscar con la mirada, esperaba ver al menos a su mejor amiga allí junto a su hermana, pero no estaba.

—¿Dónde están todos? – Zelena sonrió

—Ya sabes cómo es mamá, está en casa junto a Granny preparándote una deliciosa comida – Regina sonrió, su madre era todo para ella y definitivamente ya no veía la hora de poder abrazarla – Ruby dijo que no podía venir, pero que te mandaba un beso enorme.

—Claro... – rodó los ojos – ¿Vamos? Estoy exhausta, tengo hambre y sueño, solo deseo tomar una larga ducha y dormir – la pelirroja asintió.

Ambas caminaron hacia donde Zelena tenía parqueado el coche, por suerte, su hermana solo traía una maleta grande con ella, había enviado su equipaje con anterioridad debido a que ella sola no podría con todo. La pelirroja abrió el maletero para que Regina dejara la maleta y luego abrió la puerta del asiento de pasajeros y acomodó a su sobrino.

Durante el camino, Regina iba completamente muda y sumida en sus pensamientos, la pelirroja no quería entrometerse, pero tanto silencio la estaba atormentando. Miró de reojo a su hermana, que observaba el paisaje desfilar por la ventana. Carraspeó y habló.

—¿Estás bien? – el tono de Zelena dejaba transparentar su preocupación. La morena se giró para mirarla, le regaló una sonrisa y asintió – sé que todo ha sido difícil, pero mira esto como una nueva oportunidad, una para ti y para Roland – la animó.

Aunque no lo quería admitir, poder tener a su familia cerca era algo que la tranquilizaba, ya que estaba completamente sola con su hijo en Australia. Después de su divorcio con Kathryn, Regina intentó seguir a delante con la Dirección de GoldTime, pero fue demasiado difícil debido a que Kathryn era quien llevaba todos los asuntos legales del periódico y también debido a que esta misma no la dejaba en paz. Tomó la decisión de mudarse a New York después de que su padrastro, Gold, le ofreciera el cargo de presidencia, alegando que necesitaba un año sabático. Era un nuevo comienzo para ella y Roland, lejos de aquella mujer que la defraudó, que le rompió el corazón y le hizo perder completamente la fe en el amor. Salió de sus pensamientos suspirando pesadamente.

—Sé que lo será. Un nuevo comienzo para los dos – miró por el retrovisor a ese pequeño dormido y solo pudo sonreír.

Roland no era su hijo Biológico, pero llevaba su sangre. Hijo de Robín Mills, su hermano, quien falleció hacía ya tres años junto a su esposa, Marian, en un accidente automovilístico. La muerte de su hermano la golpeó fuerte, y a raíz de eso decidió conseguir la custodia del pequeño y criarlo como su propio hijo. ¿Sabe?... claro que el pequeño a su corta edad se hacía una pequeña idea, sabía que sus padres estaban en el cielo y que Regina es su mamá de corazón y para ambos eso era más que suficiente. Él era la mayor motivación para la morena.

Heartbeats (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora