Los golpes en la puerta se vuelven más intensos, ni siquiera creo que pueda sentir todo este temor por Hilda y lo que vaya a decirme en cuanto se dé cuenta de que no estoy sola en la habitación.
―¡Abre ya, niña tonta! ―Eleva el tono de voz y golpea con ahínco la puerta que incluso vibra debido a la fuerza que Hilda aplica.
Dominic continúa con esa sonrisa en la boca y ni siquiera se mueve de su lugar cuando escucha los golpes de Hilda.
―Un día con ella y parece que es satanás el que llama a la puerta ―menciona por lo bajo―. Abre ―anima―, Bethany no estábamos haciendo nada malo así que no veo porque escondernos como si acabásemos de robarle dinero del bolso.
Dice mientras se dirige a la puerta, quizás tenga razón o quizás sólo estoy haciendo esto porque es él quien lo ha dicho, Dominic habla con una seguridad sumamente envidiable que es casi imposible no confiar en él.
Abre la puerta e Hilda se congela en cuanto nota que ambos hemos estado dentro de la misma habitación por lo que parecen haber sido horas. No está feliz y eso lo sé porque no ha bajado las cejas de aquel arco severo mientras me mira.
―Conque aquí estabas ―espeta en dirección de Dominic, él niega divertido antes de pasar de largo a su lado sin voltear o despedirse de mí. Un par de niñas miran por entre el hueco que se forma en la puerta, ellas parecen sonrientes debido a la escena que toma lugar frente a sus ojos infantiles. Hilda las mira por sobre el hombro mientras dice―: Regresen al salón y practiquen el plié hasta que consigan mantener la espalda recta.
Recojo la escoba que no había notado tirada en el suelo y la apoyo contra el espejo más cercano. Hilda se asegura de que las niñas se han marchado, sólo entonces se encamina a mi lado, ni siquiera me da tiempo a encararla plenamente cuando siento el escozor de la fuerte bofetada en mi mejilla.
―¡Eres incluso más estúpida que la inútil de tu madre! ―No hay nada en aquellos ojos oscuros, únicamente un fuerte sentimiento de rabia al proferirme aquellas palabras―. ¿¡Qué pretendías al encerrarte con Dominic!?
―Yo...Nosotros estábamos...
―Tú, tú eres igual que tu madre. Una ingenua, niña estúpida. Seguramente cayendo igual que ella por el primer chico que parece tener interés en ti.
―¡Nosotros sólo estábamos practicando! ―Le grito de vuelta. No miento, la mejilla me duele pero son sus palabras las que hacen mayor mella en mi orgullo.
Parece salir de la especie de trance en el que se encontraba. Todavía parpadea incrédula ante lo que le he dicho. Pero de ningún modo iba a seguir permitiendo que se expresase de esa forma de mi madre.
Seguro que intentará golpearme de nuevo porque le he respondido mientras me gritaba. Al menos eso es lo que me dice su mano elevada, pero entonces carraspean detrás de ella y se detiene.
―Me voy a casa, Hilda ―como si las cosas no pudiesen ir peor, ahora noto al mismo chico del incidente de esta mañana, se está frotando el cabello con una pequeña toalla oscura y parece no prestar atención a lo que ha acontecido aquí dentro.
―Claro, Ethan ―Hilda cierra los ojos un par de segundos, su respiración todavía es caótica al igual que la mía, pero no parece importarle que...Ethan, nos haya escuchado―, ¿puedes esperar aquí un momento? Iré por tu cheque.
―Sin problemas ―le responde Ethan en total serenidad.
―Y tú ―me señala con su largo y huesudo dedo índice―, más vale que dejes esta habitación impecable antes de marcharnos o vas a conocerme de verdad.
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Adelante
Teen FictionThany Baker no ha tenido una infancia feliz. Después del asesinato de su madre y el suicidio de su padre, con una tía que no quiso saber nada de ella. Thany pasó el resto de su infancia recluida en un orfanatorio. 13 años después de aquellos acontec...