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Caza recompensas

Au!Fantasy

Dice el mito, que en la torre más alta; oculta entre las montañas del reino de los dragónes, habita una joven y bella dama que espera a ser rescatada

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Dice el mito, que en la torre más alta; oculta entre las montañas del reino de los dragónes, habita una joven y bella dama que espera a ser rescatada. Y a cambio, dará su mano a aquella persona especial.

A el caza recompensas le asignaron una misión. Revelar el misterio de la joven doncella encerrada, ¿verdad o mentira? Pero eso no es todo...

La bestia, un enorme dragón de color negro con escamas que a la luz del sol, liberan un intenso color dorado, y unos potentes ojos rojo, que penetran lo más profundo de tu ser; hasta ver tu alma y juzgar tus pecados.

Una hermosa bestia alada, que de un zarpazo, te quita la vida de las manos. Vaya, a nuestro caza recompensas tendría algunos problemas en el proceso. Pero allí se encontraba, montado a caballo para ir a aquella torre oculta en las tierras salvajes, donde gobernaba el joven rey y domador, Katsuki Bakugō. Un viejo amigo suyo.

— ¿Por qué las cosas más difíciles al final?... - Se,quejó el rubio que montaba a un caballo de color marrón. El caballo café corría con velocidad. Lo más posible para adentrarse en lo profundo de las tierras salvajes sin ser visto por algún otro dragón, le bastaba con aquel dragón negro del mito.

El joven casa recompensas se adentró en un extraño y desolado bosque. Demasiado tranquilo y silencioso. Y demasiado sospechoso.

El corcel comenzó a trotar, para no causar tanto ruido y alertar a los animales y los seres del lugar. Intentando desplazarse con calma, mientras el rubio miraba encantado las bellezas del bosque.

Un poco desorientado, volvió a sacar aquel papel donde venían las teorías de donde se podría encontrar aquella torre.

— “ Una entrada hecha de la inocencia mas pura ” .... ¿¡ Como diablos yo voy a saber que significa eso !?... - Exclamó estresado el rubio, que volvía a leer aquel papel manchado de tinta negra. - Me rindo... - Dijo al fin.

Y así fue. Dejó de buscar aquel lugar sin importar la gran recompensa, comenzando a vagar por el encantado lugar. Presenciando las maravillas del mismo.

Pero algo llamó la atención del joven rubio. Un umbral de margaritas blancas, colgaban delicadamente de un enorme arco de roca. ¿ Porque no ? El mismo por curiosidad atravesó el umbral, dejando al corcel fuera del lugar.

El rubiot se magnificó por el paisaje detrás del umbral, pues había una gran torre de piedra, hermoso pastos verdes llenos de margaritas blancas y amarillas. Un hermoso río que empieza en una pequeña cascada y termina en algún punto fuera del lugar.

Pero lo que llamó su atención, fueron las piedras negras que desprendían un brillante color dorado. Pero, eso no eran piedras. Se acercó a tomar una, su impresión fueron lo delgadas que eran y lo filosas también.

Pero... Eso no eran piedras reales, eran escamas de dragón. Su rostro se mostró sorpresivo, tomó dos de sus dagas y estar alerta a su alrededor. Pues había encontrado aquella gran y mítica torre.
Se adentró mas profundo, para observar mejor.

La torre no tenía una entrada, aparte del gran ventanal donde nadie podría escapar o entrar. Lo ancho que era el techo y aparte de ser de piedra y tener demasiados rasguños. "Seguramente fué el dragón"... Pensó. Pero un ruido tremendamente fuerte lo obligó a esconderse.

Aquel mítico dragón negro de escamas que a la luz del sol eran doradas, hizo su aparición. Para reposar en el techo de la torre, afilando sus enormes garras cual espadas en la misma. Descansando de un día ajetreado. Ronroneando por la calidez del sol sobre sus escamas que ahora eran doradas por el reflejo del sol en su lomo.

El caza recompensas se quedó magnificado por tal criatura. Había visto uno antes, lo admitía, pero era un revoltoso dragón totalmente rojo, que siempre acompañaba a su mejor amigo, Bakugo. Totalmente diferente.

El rubio; aún magníficado por tal vista. Salió de su escondite, a ser visto por la bestia alada. Qué dió un rugido y bajó de la torre en posición de ataque. Analizando al humano con su potente mirada. Mientras el antes mencionado guardaba sus armas y se acercaba con cautela al dragón.

Cuyos ojos rojos desprendieron un brillo magnífico. El rubio, cerca de la bestia, procedió a acercar una de sus manos con sutileza. Para su sorpresa, la bestia dorada acercó su hocico para que el rubio le pudiese acariciar. Cosa que causó que el dragón soltara un ronroneo.

— Esto es... Magnífico. - Dijo el caza recompensas, quitando sus guantes para sentir mejor las escamas del dragón. - Realmente magnífico. - Volvió a decir. Mirando como la bestia acurrucaba entre sus manos su hocico negro.

(Nom...) y...so.... Palabras incompletas. Palabras incompletas pasaron por su mente como un recuerdo fugaz, las olvidó.

Aquella bestia se acostó enfrente del rubio. ¿Acaso quería que el se subiera a su lomo? ¿Quería llevarlo a algún lugar? Solo lo puede saber al intentarlo. Y así lo hizo, el rubio se subió al lomo del dragón. Y al hacerlo, notó que su sombra volvía aquellas escamas doradas en un negro profundo, como la noche.

Y la brisa hizo golpe en su rostro. Aquella bestia alada comenzó su aleteo, saliendo de aquel escondite de piedra. Cada cosa pequeños se hacía. Pudo ver como la torre terminaba al marcar los 28 metros.

El dragón voló, por encima del bosque, cada vez elevándose mas. El rubio pudo notar la cantidad de fauna antes de sobrevolar el bosque. Hasta pudo observar a un caballo persiguiendo algo. Por la suerte no era su caballo.

Kaminari miraba todo encantado, aunque estuviera tan lejos, era una vista encantadora. Para un viajero y caza recompensas como el.

Yo...so...(Nomb...).

Aquel dragón cambió a un color dorado, el sol golpeaba en todo su cuerpo. Sus alas oscuras como la noche también se hicieron doradas, pero la punta de estas se mantuvo de color negro. Sus ojos rojos miraban de reojo al humano. Aquellos ojos desprendían un hermoso brillo indescifrable.

Y sobrevoló las nubes. Para pasar de un cielo anaranjado a un cielo de un hermoso lila, lo que significaba que la noche caería. Aquel recuerdo lo guardaría con mucho aprecio.

(Nombre)... Pensó unos momentos.

Yo soy (Nombre)...

— ¡ Yo se como te llamas ! - Comentó alegre el rubio. Con sus mejillas un poco rosadas por la bella vista. El dragón volvió su vista al humano. - ¡ Tu nombre ! ¡ Tu nombre es (Nombre) !

Un brillo desprendió de la bestia, volviendo sus escamas doradas a un blanco brillante. El rubio miró extraordinario. Pues la figura de la temerosa bestia pasó a ser el de una hermosa joven de cabellos dorados y ojos (color). Le sonrió.

— ¡ Gracias !... Kaminari. - Comentó la belleza ante los ojos de rubio. Pues aquella persona lo abrazó con fuerza.

No caían, no. Aun volaban, pues las alas y la cola de dragón aun seguían materializadas. Para seguir apreciando las vistas en un momento sumamente tranquilo para ambos.

¿ Quien diría que el Caza recompensas se habría llevando el mayor tesoro de su vida ?

「 Escenarios 」Kaminari Denki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora