Disclamer: Por si acaso, dejo claro que no poseo o intento robar Darling in the Franxx o ninguno de sus personajes. Además, tampoco soy propietario de las imágenes que use a lo largo de esta historia. Además, esta es mi primera historia (por favor no me maten en los comentarios). No duden en dejar recomendaciones y consejos y muchísimas gracias por leer mi historia.
Ambos bandos permanecían inmóviles, vigilándose los unos a los otros. El escuadrón 13 había sido informado de que Strelizia estaba en camino, así que debían aguantar. Sin embargo, aquella situación era peor que una batalla. La tensión y los nervios desgastaban tanto como la pelea más brutal. Además, aquella figura humana provocaba escalofríos. No solo tenía todo un ejercito a sus órdenes, sino que además, parecía ser treméndamente fuerte. Pero lo peor, era la calma que transmitía, como si estuviera en control de todo lo que ocurría. Desde que derribó la nave de transporte, se había mantenido quieto en el mismo lugar, con los brazos cruzados y la mirada clavada en la plantación. Mientras tanto, al otro lado de las plantaciones, el escuadrón 26 ya llevaba un rato enfrentándose a los klaxosaurios y, aunque de momento aguantaban, la situación no tenía buena pinta.
Al otro lado del campo de batalla, el general Hiro se mantenía expectante. Aquellos Franxx a los que se enfrentaba no eran como el resto. Sus diseños eran únicos, incluso entre ellos. Aunque sabía que aquel escuadrón era relativamente nuevo, no quería correr riesgos. Hiro llegó a pensar que si aquellos escuadrones no le molestaban mucho, a lo mejor los dejaría vivir. Él estaba allí por una única razón y no permitiría que nada se entrometiera.
Finalmente, el general pudo ver una brillante y rápida luz que salía de la plantación 13.
- Al fin. - Pensó el general.
Levantando su mano, dio orden de iniciar el asalto. Tan pronto como lo hizo, todo su ejercito comenzó a avanzar con el escuadrón enemigo como objetivo. Según el plan, sus soldados mantendrían ocupados al escuadrón mientras él se encargaba de ella.
Strelizia alcanzó el campo de batalla en un abrir y cerrar de ojos. Esta era la primera vez de su nuevo compañero, así que Zero Two se permitió atacar agresivamente desde el principio. El Franxx atravesaba los debiluchos klaxosaurios uno tras otro en busca del gran premio. A parte de las órdenes del doctor, Zero Two estaba intrigada por si aquel sujeto podría darle más pelea que el resto de aquellos monstruos. Por las comunicaciones, Ichigo y Nana le gritaban que aminorase, pues corría peligro de quedar rodeada. Al mismo tiempo, una voz tenue en su cabeza le pedía constantemente que no luchara. Sin embargo, la chica de los cuernos rojos estaba tan perdida en sus deseos de matar klaxosaurios que no hizo caso y no vio un ataque desde detrás suya. Strelizia cayó al suelo, pero se reincorporó en unos segundos. Aquellos preciosos segundos era todo los que los klaxosaurios necesitaron para rodear por completo a Strelizia. En el suelo, cerca del Franxx blanco, estaba el artífice del ataque, el klaxosaurio humanoide. Strelizia no se lo pensó dos veces y cargó contra su pequeño enemigo, pero este la esquivó con facilidad. Así una y otra vez, el poder de Strelizia, acostumbrado a enemigos grandes y lentos, parecía no ser capaz de hacer blanco en aquella batalla. Con cada golpe errado, la ira de Zero Two solo aumentaba, haciendo sus ataques aun más imprecisos. Finalmente, Strelizia perdió el equilibrio, clavando su lanza en el suelo. Esta oportunidad fue aprovechada por su enemigo, quién, tras un gran salto, golpeó la cara del Franxx con sus propias manos. Aquel ataque fue suficiente para dejar en el suelo a Strelizia. En la cabeza de Zero Two, su mezcla de ira y sorpresa hizo que perdiera una vez más unos segundos preciosos. En esta ocasión, una multitud de klaxosaurios se lanzaron sobre sus brazos y piernas, impidiendo que el Franxx se moviera. A pesar de toda su furia, Zero Two no podía liberarse y el resto de aquellos monstruos se acercaban cada vez más a ella.
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El general klaxosaurio
ActionUn alma abandonada para morir y otra condenada a sufrir. El doctor Franxx no era consciente de lo que sus actos aquel día acabarían significando para toda la humanidad. Aquel que fue abandonado no encontró la muerte, sino una nueva causa a la que s...