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—Laur, se te enfriará el café.—Dinah sonrió de lado, observando a la ojiverde mirar de forma perdida la taza de café mientras sus manos se apretaban en su regazo con suavidad.

Lauren suspira y mira sus palidas piernas, que están prácticamente desnudas de no ser por su mini short que aún le cubría un poco, y una remera bastante holgada de Dinah que la hacía sentir-terriblemente-extraña.

<Las remeras de Camila son más cómodas, suaves y huelen a ella...> Aquel pensamiento ataca la mente de la más baja, obligándola a suspirar con pesadez. Comenzaba a sentirse abrumada por aquellos sentimientos que de golpe y sin aviso la habían atacado en todos sus puntos débiles.

—¿Crees que ellas estén...? Ah, no quiero saberlo.—Lauren negó con la cabeza de forma frenética, tomando aire profundamente antes de abultar su labio inferior en un puchero.

Dinah arrastró su mano hasta la mejilla de Lauren, dándole suaves caricias buscando reconfortarla. Pero incluso ella sabía que sus caricias no significaban para Lauren lo que significaban las de Camila.

Lauren suspiró, tomando la taza en sus manos antes de llevársela a los labios para beber con lentitud, dejando que el calor de la bebida inunde su cavidad al completo. Dejó salir aire de forma abrupta de sus labios, bajando la taza.

—Di...¿Tú cómo te diste cuenta que...te gustaban las chicas?—Soltó, en un torpe balbuceo mientras miraba a la rubia.

Dinah sonrió de lado, pasó una mano por su cabello suavemente antes de reír.—Yo...conocí a alguien durante una de las presentaciones de la academia de baile. Uhm, ella y yo nos volvimos cercanas porque dijo que le gustaba mi baile y...—Se sonrojó de forma repentina y cubrió su rostro con una enorme sonrisa en sus labios.

—¿Estás enamorada de ella?—Murmuró la ojiverde, apoyando su rostro en la palma de su mano para observar la tonta sonrisa y los brillantes ojos que adornaban el rostro de Dinah.

Un sonido de aprobación escapa de los labios de la rubia.—Es mi pareja, quizás algún día te la presente. Se llama Normani.

Lauren sonríe, mientras en su mente las palabras "es mi pareja" se repiten, una y otra vez. Bien, le causaba ternura ver a Dinah así de enamorada, y de golpe se cuestionó si ella se vería así algún día hablando de Camila. Dejó caer su cabeza entre sus brazos una vez más mientras suspiraba, viéndose perdida en sus pensamientos otra vez.

Cerró los ojos y se sumergió en el sinfín de recuerdos que en aquel momento eran los dueños de su mente, podía sentir los suaves labios de la morena sobre los suyos y sus manos acariciando su piel con dulzura. Podía, si lo intentaba, sentir el calor que desprendía el cuerpo de Camila cuando estaba cerca de ella, y hasta podía recordar con lujo de detalle su suave aroma que inhalaba profundamente cada vez que se veía envuelta en aquellos brazos, que la sujetaban firmemente como si se fuera a caer en cualquier momento.

Relamió sus labios en busca de recuperar el sabor de los de la morena, cerro los ojos y apoyó su propia mano en su mejilla con esperanza de que fuera la ajena.

—Lauren, te buscan en el móvil.—De forma perezosa, Lauren alza la cabeza y toma el teléfono de Dinah en su mano antes de dirigirlo a su oído con el ceño fruncido.

—Habla Lauren.—Murmura, con pesadez antes de apresar su labio inferior entre sus dientes al oír la voz al otro lado de la línea.

—¿Lauren? ¿Por qué te fuiste? ¿Tienes idea acaso de lo preocupada que estaba por ti? ¿No se te ocurrió que podía darme un ataque de angustia al darme vuelta y no encontrarte en el jodido bar, sin dejarme un mensaje o avisarme siquiera?—Soltó de forma abrupta Camila con desesperación al otro lado de la línea. Lauren pudo imaginar que la morena estaba colando sus dedos en su largo cabello como hacía cada vez que se preocupaba por algo.

Sin embargo—No tenía batería.—, fue la única respuesta que la morena recibió de la ojiverde en aquel momento.

El silencio retumbó al otro lado de la línea, Lauren rozó sus dedos en la madera de la mesa y levantó la mirada a Dinah, quien había tomado un papel y lo estaba doblando varias veces sobre sí mismo.

—Estás en casa de Dinah, ¿verdad?

La ojiverde se planteó su respuesta, si la idea de Camila era presentarse en aquél hogar para recogerla y llevarla a su casa, la decisión de mentirle era tentadora. Se sentía incapaz de ver a Camila a los ojos sin largarse a llorar.

Sobretodo cuando sus mejillas en aquel momento comenzaban a empaparse una vez más, sólo con oír su voz. Tragó saliva y meditó su respuesta unos segundos más, mientras cerraba los ojos y rezaba porque su voz no fuera a salir entrecortada o terriblemente temblorosa, delatando su malestar.

—¿Lauren?—La morena murmuró al otro lado de la línea, intentando comportarse de forma paciente.

—Sí. Estoy en casa de Dinah; la llamé cuando te vi demasiado ocupada como para estar al pendiente de tu mejor amiga.—Quizás Lauren fue demasiado dura con su elección de palabras, pero de cierta forma sólo buscaba que Camila no se acercara a ella en aquél preciso momento.

Sí, a Lauren le gustaba Camila, eso era innegable por más palabrería que se introduciera. Pero también había una verdad, y es que por más que la ojiverde deseara tener los labios de la morena sobre los suyos dándole un suave beso que calmara su alterado corazón mientras rodea su pálido rostro en sus dos hermosas manos, se sentía incapaz de verla; sabía que si la morena se paraba delante de sí, ella sólo atinaria a largarse a llorar y comenzar a temblar porque estaba terriblemente asustada de perder a su mejor amiga por sus estúpidos e innecesarios sentimientos que habían florecido dentro de sí.

—L-Lauren...—Susurró la morena al otro lado, con un casi imperceptible tono de dolor en su voz.

Algo se removió en el estomago de Lauren y un fuerte ardor le recorrió el pecho posicionandose en ese sitio durante un buen rato. Quería mandar todo al carajo y decirle a Camila que la fuera a buscar en ese instante, que la abrazara y le recordara lo especial que era para ella.

—Mañana es sábado.—Responde la contraria, como si la conversación fuera de un tema completamente distinto.

—¿Y eso me lo dices porque...?—Inquirió Lauren, subiendo sus piernas a la silla antes de abrazarse a si misma y apoyar su mentón sobre sus rodillas.

—Te toca elegir la película.—Y, seguido de aquello, el timbre de que la llamada había sido finalizada sonó.

Lauren observó el móvil en su mano y lo apoyó suavemente en la mesa, antes de hundirse entre sus brazos y colocarse en un posición bastante incómoda pero que la hacía sentir a salvo en ese sitio. Respiró agitadamente antes de sentir una mano en su hombro, recordando que Dinah estaba allí.

Lauren dirigió una mano a sus labios y tapó su boca, evitando así soltar un sollozo mientras las lágrimas recorrían su rostro.

Un mes atrás, Camila le había dicho que era lesbiana. El mismo día en que Lauren comenzó a sentir que necesitaba a Camila para algo más que una amistad.

...

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eso es homofobia; camren |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora