Cada hombre necesita de vez en cuando estar solo, hasta el las sociable necesita tiempo para si mismo. Solamente poder tomarse un tiempo y pensar… ¿Y ahora… que?
La soledad es ese lugar, donde toda persona puede hallar paz y sentirse sin compañía, al fin y al cabo, la vida se resume en "Vivir acompañados y morir solos". Y cualquiera busca situaciones para poder sentirse engañado con estas palabras; buscar algo tan falso que solamente el eterno llorar hace que reír sea más placentero y que la gran tristeza sea sólo una rutina que cobra por horas, de ser así, cualquiera podría sacar su diploma con sólo un adiós.
En la distansiación de todo y todos uno haya paz, unos son perfectos para jugar con alguna esfera de goma rebotante, otros son buenos en grupos grandes… y como yo ni siquiera puedo con grupos pequeños, en esta zona de confort no hay por que ser competitivo. Un lugar donde no hay vencedores ni vencidos, solamente un jugador sin objetivos ni opciones trascendentales que hagan que sea diferente. Un juego lleno de bucles y clichés que aburren hasta al más inexperto protagonista.
¿Ahora qué…? ¿Ahora qué…? Es una pregunta de tan fácil respuesta, aunque al final de cuentas siempre vuelve y se repite. Pongamoslo de esta manera, cuenta que la vida es como subir una montaña, que si cumples cada objetivo, llegarás a la cima y obtendrás aquello que tanto has soñado. Pero… una vez que tengas lo que más amas, una vez que tengas en tus manos aquello que más has anhelado… te lo resumo a un sola pregunta, ¿Qué harás ahora? Y se que una opción sería disfrutar aquello que te costó conseguirlo, déjame hacerte una última jugada… ¿Qué harás después?. Como dije, sin preguntas fáciles de responder, sin embargo siempre retornan al pensante que busca repuestas a estás. Un bucle sin fin.
Así que… ¿Ahora qué?
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Narraciones Varias de una Mente Perdida.
Short StoryEsta gama de episodios narran diferentes ideas que a uno le surgen en aquellos momentos donde la mente toma el control en ti. Con sentimientos como el odio, llanto y alegría. Pero al fin y al cabo, la mente es difícil de describir en palabras.