Yoona, Joy y Lisa, estaban en busca de alguna presa, en especial algún ciervo apetitoso que pudieran encontrar, mientras Yoona vigilaba Lisa y Joy estaban en busca de alguna victima para poder llevarse a su casa, pues necesitaban apurarse sus vidas están en peligro y cada segundo es tiempo perdido para ellas si no consiguen ninguna casería.
Pero parece que, estaban en su día de suerte, pues a unos metros de distancia pudieron visualizar a un ciervo que estaba bebiendo agua, lo que alegro a las chicas podrían llevar una gran cena y no se habían topado con ningún cazador.
Joy: Chicas es nuestro día de suerte, iré por el ciervo ustedes vigilen de que no haya cazadores, por la zona
Lisa: Yo te acompaño, sirve que nos cuidamos las espaldas, Yoona tu vigila que no estemos en peligro
Yoona: Claro déjenmelo a mi, ustedes vayan con cuidado
Lisa y Joy se acercaron lentamente hacia el ciervo, tratando de evitar hacer algún ruido para evitar que escape de ellas, mientras mas se acercaban, mas sentían la adrenalina subir por su cuerpo lobuno.
Yoona seguía observando para ver si no había algún cazador a la vista, pero un olor peculiar llamo su atención, era un aroma que no proviene de este bosque, en cuanto Yoona se dio cuenta rápidamente alerto a las chicas.
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Yoona: LISA, JOY SALGAN DE HAY, HUELE A PÓLVORA, NO ES SEGURO REGRESEN!!
Pero ya era demasiado tarde Lisa y Joy habían sido lastimadas cada una con una bala, dándole a Joy en su pierna derecha inmovilizándola de poder escapar mientras soltaba aullidos de dolor.
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Mientras que a Lisa le dispararon en el hombro izquierdo, provocando que cayera en un dolor insoportable, pues las balas les quemaban, llevaban un poco de plata y eso era algo dañino para las chicas lobo.
Rápidamente Yoona corrió hacia ellas para tratar de sacarlas de ese lugar, pero no pudo alcanzar a llegar, un cazador que se encontraba escondido entre las ramas del árbol, le aventó una daga de plata cortando el lado derecho de su abdomen, dejandole un corte un poco profundo, provocando que Yoona cayera en el suelo, sosteniéndose el lugar donde acababa de ser herida, tratando de detener la hemorragia que le salia, mientras maldecía pues el dolor era algo indescriptible.
