♠Capítulo 8♠

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Cinco días bastaron para que el celo acabara satisfactoriamente y BaekHyun se hallaba más feliz que nunca.

El fuerte omega se veía más saludable, más alegre y con un humor maravilloso; su imagen era hermosa y perfecta, como hacía mucho no lo era, y aquél brillo natural que parecía desprender cada poro de su cuerpo estaba más vivo y reluciente que nunca. La complementación de ChanYeol y él había servido notoriamente, y eso se distinguía a simple vista en ambos hombres. Ahora BaekHyun se miraba más seguro de sí mismo, más fuerte y capaz de hacer cualquier cosa, y eso era gracias al vínculo y la fortaleza del mismo que se había llevado a cabo en su pareja y él al culminar el celo.

El pequeño príncipe estaba feliz de poder pasar un poco de tiempo de calidad con su alfa, recuperar todos aquellos momentos perdidos y construir nuevos recuerdos que perdurarían por siempre en sus memorias, y ChanYeol no se quedaba atrás. Desde que el celo culminó, una semana antes, el bravo alfa se había tomado la tarea de ir a buscar a su chico a la universidad todas las tardes para llevarlo a algún sitio bonito e invitarlo a comer o simplemente dejarlo en su casa y quedarse con él para tontear un rato y disfrutar de los placeres carnales que su omega le brindaba al llegar la noche, y sí, ninguno de los dos se había sentido más completo antes.

BaekHyun se siente algo idiota cuando sus labios forman una sonrisa bobalicona al traer a su mente recuerdos compartidos con ChanYeol mientras daba sus clases, pero eso no era suficiente para detenerlo y seguir mostrándose ante sus alumnos adolescentes como si fuera uno de ellos y no un recto profesor de artes dirigente de un escuadrón importante de omegas revelados.

Sus alumnos han notado el cambio, como casi todo el mundo que lo rodea, y se llegaron a sentir extrañados en los primeros días de su nueva y enamoradiza aura, pero cuando captaron a aquél alto y atractivo alfa esperando al lindo profesor todas las tardes frente a una Hummer impresionante, todo cobró sentido. BaekHyun se sentía mal al saber que dejaba algunos corazones jóvenes rotos tras su unión, pero no era algo que podía cambiar, ChanYeol era la persona más importante en su vida, era su prioridad, a quien querría por siempre, y sus alumnos eran jóvenes y con toda una vida por delante, por ello se quedaba tranquilo, pues sabía que seguramente, en un futuro no muy lejano, encontrarían a su otra mitad y sentirían la misma felicidad que él estaba experimentando.

Justo como hace cinco días, con una sonrisa plasmada en los labios rosados y llenos del aroma del café que llevaba en la mano derecha, BaekHyun salía de su salón de clases para dar por finalizada la jornada laboral. Se despidió de manera sonriente y entusiasta de sus alumnos y cuando estuvo solo pasó su mano libre por la marca tatuada en la piel de su cuello con la forma de un hermoso fénix naciendo de sus cenizas; su mente lo llevó inmediatamente al acto que causó aquella figura que lo marcaban como un hombre unido y sus mejillas entraron en calor, el rubor cubriendo gran parte de ellas.

Negó con la cabeza y tomó un par de inhalaciones profundas para serenarse y cuando se hubo repuesto procedió a salir por completo del salón. Cabeceó amistosamente a Mark, quien, como siempre, venía ajetreado y con una inmensa montaña de papeles entre los brazos, seguramente exámenes, y su rostro guapo marcado por un increíble ceño fruncido.

El humano logró decir algo como maldita época de evaluaciones, me volveré loco al finalizar el año. No te sorprendas si me ves mas calvo, hyung, y BaekHyun rió de buen humor. Se despidió de algunos compañeros de trabajo con reverencias y saludos con su mano desocupada y salió de las instalaciones de la universidad. Su corazón se contrajo y su lobo aulló, desconforme, cuando sus ojos no vieron a ChanYeol apoyado contra la camioneta como venía haciendo los últimos días, pero se obligó a reponerse y a seguir adelante con dirección a su Fiat.

Salvándote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora