♠Capítulo 10♠

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Un pequeño BaekHyun caminaba por lugares desconocidos del bosque, sus ojos llenos de lágrimas y su ropa y cuerpo destrozados. Había logrado escapar del ataque que sufrió su manada mientras todos dormían, sin embargo, sus padres no lo habían conseguido, sacrificando sus vidas para que el pequeño príncipe sobreviviera, por lo cual ahora estaba solo y desamparado con muchas posibilidades de algún ataque sorpresa del cual él no podría defenderse.

No supo cuántos días estuvo caminando sin parar, cambiando a su forma lobuna durante las frías noches y sobreviviendo a base de las pequeñas presas que lograba cazar un niño de once años de edad, las cuales obviamente no eran muchas ni constantes. Pasaba hambre, frío y temía a todo lo que lo rodeaba. No estaba acostumbrado a estar solo, y a pesar de ello tenía que hacer todo lo posible para mantenerse con vida por su propia cuenta.

La suerte estuvo de su lado cuando creía que estaba a punto de morir. Llevaba cuatro días sin comer nada y su cuerpo estaba débil y muy delgado cuando lo encontró un escuadrón de lobos que pertenecían a Growl. Fue trasladado a la manada de inmediato y el jefe no tardó en incluirlo con los suyos luego de conocer su situación. Cuando estuvo completamente recuperado, el pequeño comenzó a trabajar, ya fuera en puestos de comida vendiendo frutas o verduras o en la pescadería; pudo haber aceptado una familia sustituta que se encargara de él, pero BaekHyun había rechazado la idea. A él le gustaba trabajar y valerse por sí mismo sin molestar a nadie, supone que desde ese momento fue que nació de él las ganas de ser un revelado.

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La escena cambió a un momento en específico. BaekHyun tenía catorce años y estaba caminando por los pasillos del instituto con una mochila al hombro y unos cuantos libros entre los brazos. Iba con prisas, puesto que llegaba tarde a su segunda clase y en ésa materia debía presentar una evaluación importante, sin embargo, su cuerpo entero se detuvo al ver a un par de alfas golpeando y molestando a un indefenso beta. El chico estaba encogido en el suelo, con lágrimas bajando por sus mejillas y una expresión aterrorizada en su linda cara, y BaekHyun sintió la ira hervir en él cuando notó que el corrillo de estudiantes que miraba la escena no hacía nada para ayudar al beta.

Dejó sus pertenencias en el suelo y llevó con él solo uno de los muchos y pesados libros que cargaba y caminó hacia los alfas idiotas, captando la atención curiosa, temerosa y ansiosa de los espectadores. No tardó en ponerse entre el beta y los alfas con el ceño fuertemente fruncido y la cara roja del coraje y los chicos más altos detuvieron los puños que iban directamente hacia el beta al ver al pequeño niño lindo frente a sus narices.

¡¿Qué creen que están haciendo, tontos?! ¡¿por qué lo golpean?! −exclamó el castaño con enojo palpable y los matones de más edad que él se cruzaron de brazos y sonrieron con burla al ver al omega defendiendo al chico.

Ese no es asunto tuyo bonito, así que si no quieres terminar como él será mejor que te marches.

BaekHyun frunció el ceño y jadeó cuando el más alto de los alfas lo tomó por un brazo y lo quitó de su camino. El pequeño beta lo miró con una leve sonrisa, agradecido por haberlo intentado, y BaekHyun sintió la ira rompiéndose en su interior al ver la patada que recibió el chico, además de los asquerosos insultos y burlas hacia su persona. Sus puños se apretaron y el agarre sobre el libro se afirmó, y antes de darse cuenta ya estaba golpeando a ambos alfas con el pesado objeto. Los gritos ahogados, jadeos y miradas sorprendidas no tardaron en aparecer, pero nadie fue en su ayuda y en ese momento BaekHyun no la necesitaba.

Se había subido como pudo en la espalda del alfa más alto y estaba repartiendo una serie de duros y dolorosos golpes sobre sus cabezas, totalmente fuera de sí, por lo que no sintió el extraño sentimiento cocinándose en su estómago y lo inquieto que estaba su lobo. El alfa que sostenía hizo un movimiento brusco que causó la caída de BaekHyun y el príncipe golpeó su espalda con el suelo, soltando un ruidito lleno de dolor con los ojos cerrados. Una mano inmensa tomó su camisa con violencia y una fuerza sobrehumana lo puso sobre la punta de sus pies. Abrió los ojos y miró la mirada furibunda de uno de los alfas, pero lejos de sentir miedo, su cuerpo entero se llenó de satisfacción al verlo sangrando por sus golpes.

Salvándote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora