Capítulo 8: Marica

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Advertencia: Contiene homofobia

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(T/n) llevaba relativamente bien las clases, siendo las peores las que requerían el uso de la varita, tal como habían predicho los chicos a principio de curso. En aquel tiempo se había hecho muy cercano Sirius y se había acercado a Regulus, quien estaba feliz al notar la  mejoría de conducta de su hermano, y a Severus, que empezaba a tener la autoestima más alto y comenzaba a abrirse. También conoció mejor a los Merodeadores, que resultaron no ser tan malos como los pintaban.

Se las había apañado para evitar a la Barbie antipática, como lo había apodado en su cabeza, al saber que el Slytherin egocéntrico no sería precisamente amable con alguien como él. Pero aquellos momentos de paz en algún momento tuvieron que terminar.

Fue un viernes no muy frío que (T/n) y Sirius salieron a dar un paseo antes de comenzar las clases matutinas. A primera tenían historia, asignatura relativamente sencilla para ambos. Encontraron un lugar agradable, una parcelita al aire libre llena de flores pequeñitas de diferentes colores. Estaba resguardada de la lluvia y del viento propio del mal tiempo característico de la zona, y decidieron quedarse un rato antes de empezar la monótona rutina que les esperaba. A Sirius le gustó especialmente aquel jardincito:

Sirius - ¡Mira, (T/n)! ¡Mira que bonitas son! ¿No te gustan esas flores tan monas? ¡Esas de color violeta!

(T/n) soltó una risita al escuchar la reacción de Sirius. Se fijó en las flores que señalaba. Volvió a fijarse en el chico, que se apartaba el pelo de la cara mientras se agachaba para observarlas de cerca. Y volvió a ver las flores. Sintió que le pegaban. Pequeñas y delicadas, emitían un aura misteriosa. Como él. Esa era la razón por la que no acababa de sentir que encajaba con él, por la cuál se sonrojaba tan a menudo cuando hablaba con él. Sirius le dirigió una mirada curiosa y amable, y (T/n) se le acercó, le sujetó el pelo suavemente y se sentó a su lado, disponiéndose a trenzarlo con una sonrisa en la cara.

(T/n) - Tienes un cabello verdaderamente hermoso... Eres precioso...

Sirius se sonrojó al escuchar eso, y (T/n) reaccionó de forma similar cuando se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta. Un poco nervioso y avergonzado, continuó con su tarea y, una vez hubo terminado la trenza, se dedicó a decorarla con esas flores violetas que tanto se parecían a él. Sirius sonrió:

Sirius - ¡Qué bonito! ¡Muchas gracias! Eres el mejor, (T/n).

(T/n) - No hay necesidad de agradecerme. Es a ti a quien te queda precioso. Yo no hice nada.

Ambos se echaron a reír y se pusieron en camino hacia la clase cogidos de la mano. Se había vuelto una costumbre desde que Sirius era consciente de sus sentimientos, e intentaba  hacerlo siempre que era posible. A (T/n) no le molestaba, es más, le agradaba, y no decía nada al respecto. Llegaron a la clase así, agarrados fuertemente y con una trencita llena de flores.

Nadie dijo nada, no había nada que decir. La gente tenía más cosas que hacer que preocuparse por las relaciones de los demás. Remus le guiñó un ojo a Sirius, y este le devolvió una mirada asesina. Se fijó en que su amigo le hacía una señal a Peter y James para que se sentasen con él en los dos sitios que había a su lado, como indicándole que se sentasen ellos dos solos.

Así lo hicieron. Pero entonces ocurrió:

Lucius - ¿Qué demonios? ¿Y esas florecitas?

Sirius - Las tengo porque me gustan, ¿pasa algo?

Lucius - Pues sí, mira. Eres un maldito marica, y a mí los maricas me dan asco.

Novum Alumni - Sirius Black x male! ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora