3/3/19
Querido diario:
Quien diría que encontraría este viejo cuaderno entre las cosas de papá. Ahí había estado todo este tiempo. Curioso.
Qué decir... releo las hojas polvorientas, descifrando la confusa oración debido a mi ortografía y caligrafía.
Desgraciadamente lo que parecía ser un buen recuerdo escasea en mi memoria, mientras las últimas aún siguen a flor de piel, las sigo viviendo todo el tiempo, están siempre presentes, en mis sueños, en mis momentos de soledad, cuando me siento en mi cama intentando regular mi respiración e intento convencerme de que no es real, las cosas que escucho, que oigo. Ya no lo son.
Y los buenos recuerdos... leo aquella dependencia y obsesión que tenía con el hijo de los Jeferson y debo de admitir que lo único que quedó de aquel chico es... un sentimiento, no sé como expresarlo, no recuerdo su rostro y no recordaba su nombre hasta que abrí este diario, pero cuando cierro los ojos y pienso en la felicidad de aquella época, mi pecho se siente cálido, y a veces, solo a veces, me hacía sonreír.
Aquel brazalete colo rojo que prometía esperanza, permaneció allí hasta ahora, aún si yo no podía recordar la razón por la que se encontraba abrazando mi muñeca. La nostalgia, un objeto cargado de sentimientos que no llegaba a comprender, impedía que me lo quitara. Curioso.
De aquel chico Félix recuerdo muy poco.
Si mi yo de ocho años se hubiese enterado de la noticia, estaría triste, muy triste, pero contento. Yo en cambio, salto de alegría, y por otro lado desearía haber sido asesinado por alguna tarántula mientras seguía viviendo allí.
Mi padre falleció hace una semana, hace poco de un años nos enteramos que tenía un cáncer avanzado, sus riñones hacía tiempo que venían mal, y a sorpresa de todos, también tenía cirrosis. Los últimos meses, a dos de enterarse, ya se había rendido por completo.
No voy a mentir y a decir que estoy feliz por eso, sí aliviado. Aunque ese sentimiento duró unos pocos segundos al recordar, que, aún no podía vivir solo. Eso significa que debía vivir con un adulto. Familiar mío. Debía volver a la ciudad a vivir con mi madre.
Y sí. Estoy muy contento de volver a verla después de diez años, pero no creo que sea la mejor idea del mundo. Aún recuerdo su mirada llena de tristeza y decepción, también la de mis hermanos mayores, Ana no podía entender qué sucedía, y Pablo estaba muy enfadado.
No sé como verlos, no me siento con derecho a hacerlo. Estoy muy avergonzado por todo lo que hice en aquella época, tal vez si hubiese hablado, pedido ayuda, las cosas no hubiesen resultado de esta forma.
No es una excusa, pero lo poco que recuerdo, y según lo que está escrito en este diario, no parecía poder contar con alguien.
Pero además de aquello, el vivir con alguien como mi padre no es lo más sano para un niño... si volviera a verlos, no sé..., siendo otra persona, amable como Ana, trabajador como mi madre y valiente como Pablo, las cosas serían diferentes, tal vez podría arrodillarme a rogar su perdón. Si volviera, como otra persona y no como mi padre, las cosas serían tan vez muy diferentes.
¿Cómo puedo decirle a mi madre que tengo problemas con el alcohol? ¿cómo puedo volver así? es decir, no quiero hacerlo, pero no es algo que pueda ocultar, y tampoco quiero traerles malos recuerdos.
El autobús terminó su recorrido. Bien, veamos como sale toda esta mierda.
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El diario de Emma (Gay) // FINALIZADA
Teen FictionEmanuel recibe un diario íntimo por su cumpleaños, a partir de allí narrará los sucesos que envuelvan su vida, enfrentado el abuso de su padre y la soledad de no tener a nadie. ¿O si? AVISO: *Faltas de ortografía intencionales. //FINALIZADA//