— ¡Otra vez!— Grita Allen desde un megáfono por cuarta vez en las dos horas que llevamos.
Maldito simio retrasado...
Estoy cansada de recibir y tirar el balón. Es algo que todos los jugadores hacemos pero James insiste en que lo hago mal.
— No, para.— Dice tajante.
Deja el megáfono y se acerca a mi. Se coloca detrás mía muy pegado a mi y coloca sus manos en mis codos.
— Sujeta el balón con ambas manos.— Dice cerca de mi oído. La piel de mi cuello se eriza al sentir su aliento y el calor sube a mis mejillas— Bien, ahora mueve este brazo hacia atrás, por encima de tu hombro. Coge impulso y... Lanza.
Hago lo que me dice y la pelota sale disparada. He de decir que con su técnica el balón llega más lejos.
— ¿Mejor?— Pregunta.
— Tú dirás, maestro.
James me guiña un ojo y me da la espalda.
Menuda espalda...
No empecemos.
— Se acabaron los lanzamientos.
— Gracias a Dios...
— Preparación física.
— ¡¿Que?!
— Vamos princesita, tendrás toda la agilidad que quieras y vivirás en paz con las fuerzas de la naturaleza con tu Tataki o como se llame.
— Thai Chi.
— Eso, pero no tienes fuerza, esto que veo yo aquí... es un fideo que habla.
— Dijo el croissant.— Bufo con sarcasmo.
— Fingiré que no he oído eso. A las barras.
Comienzo a hacer dominadas y mis brazos duelen, queman, pinchan... todo lo doloroso que pueda existir.
James solo está ahí, viendo cómo subo y bajo en las barras y esperando mi muerte inminente. De un momento a otro Allen desaparece de mi vista, preocupada miro hacia los lados sin encontrar a nadie.— Bonita retaguardia Dawson.— Dice el idiota.
Me bajo de la barra y le enfrento fingiendo enfado. Ruedo mis ojos y le paso por el lado sin decir nada, cuando paso por su lado le propinó una cachetada en su trasero.
Factor sorpresa baby.
Allen no se lo espera y da un pequeño saltito. Yo no puedo evitar reír mientras me dirijo a beber agua.
Por el rabillo de mi ojo veo cómo James muerde su labio y niega mientras ríe.— Bien, ahora flexiones. Empieza.
¿Para que? ¿Para que me vuelva a mirar las posaderas? No señor.
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Mi novia hizo un Touchdown ©
Teen FictionUna chica que se desvive por el fútbol americano Extraño, ¿Verdad? Pues Bienvenidos a la vida de Melanie Dawson. Una familia con dos hermosos hijos que han dedicado su vida al fútbol americano. Melanie, una chica soñadora y alegre, se ha criado en...