Una chica que se desvive por el fútbol americano
Extraño, ¿Verdad?
Pues Bienvenidos a la vida de Melanie Dawson.
Una familia con dos hermosos hijos que han dedicado su vida al fútbol americano.
Melanie, una chica soñadora y alegre, se ha criado en...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entramos en la cafetería y allí ya se encuentran los demás, Patric junto a Rachel y Jeremy junto a Sophie. Antes de esperar cualquier invitación me siento al otro lado de Patric y James se sitúa frente a mi.
— Melanie — Me llama Rachel.— Le estábamos contando a los chicos anécdotas de cuando éramos niñas.
— ¿Recuerdas cuando tú madre nos enseñó a hacer un pastel?— Ríe Sophie.
— ¿Desde cuando son amigas?
— Sophie y Rachel eran del equipo de mi madre desde los quince años. Venían muy a menudo a casa.— Respondo a Patric.
— ¿Que vas a pedir?
James se levanta y yo le pido un batido normal de fresa. Al cabo de unos minutos vuelve con mi batido. Después de eso la camarera nos anota lo que vamos a comer. La cena transcurre con normalidad, los chicos me cuentan cosas sobre ellos y yo les cuento sobre mi. Son gente muy agradable y se que se puede confiar en ellos.
Con la tontería llegan las diez de la noche, pero Rachel no quiere dar por terminada la fiesta...
— Hay una discoteca cerca del campus, podríamos ir y estar en la residencia para las dos de la madrugada.— Afirma la morena.
Todos asienten así que pagamos la cuenta y salimos hacia los coches. Un número oculto me llama pero yo no me preocupo por contestar y cuelgo la llamada.
— Vamos, sube.
— Ya voy, no hay prisa.— Le reclamo a James.
El coche de Patric arranca y se coloca a nuestro lado, este baja la ventanilla y nos habla.
— Ven detrás de mi, yo sé dónde es.
Comenzamos a seguir el coche de Patric, esta vez Allen no se molesta en poner música. No hay ni un ruido en el coche, eso no me ayuda a no mirarlo.
No te cortes cariño, aprovecha la cercanía...
Estoy segura de no haberle visto antes, se que Allen es amigo de mi hermano desde que son pequeños. También se que ha venido varías veces a mi casa pero yo nunca he estado presente y ahora que lo tengo cerca... ¿Como pudieron privarme de estas vistas?
— ¿Estas bien?
— Perdona...¿Que?— Apartó la mirada de la carretera para verle el rostro.
— Estas colorada, ¿Tienes calor? ¿Quieres que baje la calefacción?
— ¡Oh! No, que va. Estoy bien tranquilo.— Respondo nerviosa.
Allen suelta una pequeña risa y yo me encojo en el asiento, queriendo morir de la vergüenza.
Al fin llegamos a la discoteca. Es un edificio grande y, ya desde fuera puedes ver las luces y oír el leve retumbe de la música. Patric y James aparcan el coche al lado y salimos a la vez.
