Prólogo

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Diez razones para no morir

Mis piernas se tambalearon mientras me acercaba al borde del acantilado. Respiré hondo, con las manos temblando a mis lados mientras me acercaba más y más al final del acantilado. Mi corazón martilleaba contra mi pecho cuando miraba las aguas rocosas debajo de mí. Si saltara de ese acantilado ahora mismo, moriría por el impacto, inmediatamente.

¿Pero no es eso lo que siempre he querido, morir rápido y sin dolor?

Solo quería que mi vida terminara. Quería alejarme de este infierno en el que he sido absorbida. Quería irme a vivir con mis padres al cielo, no en un orfanato donde yo era demasiada vieja para que alguien me quisiera adoptar. Todos querían adoptar a una niña pequeña , obediente, no a una adolescente de diecisiete años como yo.

Moví mi pie un paso más cerca, sintiéndome que dejaba de respirar.

Si me moviera solo una pulgada más cerca, estaría cayendo por ese acantilado.

'Puedes hacer esto, Remy. Es lo que has querido durante años.'-pensé

Moví mi pie izquierdo hacia adelante, dejándolo colgar en el aire.

Una lágrima escapó de mis ojos, deslizándose por mis mejillas lentamente.

De repente, me sentí volar hacia un lado, mientras apretaba mis ojos con fuerza. Me preparé para el impacto. En cambio, me encontré chocando contra la tierra. Abrí los ojos, notando que ahora estaba tirada a unos metros del borde del acantilado.

Sobre mi cabeza estaba una cara familiar, una que era bien conocida en mi escuela.

Evan Woods.

Era conocido por estar en el 'it crowd', algo de lo que nunca formé parte. Evan Woods era conocido como el chico más simpático de la escuela, por su cuidado por otros estudiantes y su generosidad. Todas las chicas de mi grado querían ser su novia, pero nunca antes lo había visto con su brazo alrededor de ninguna chica. La gente dice que no le gusta dirigirse a las chicas, y está esperando a la correcta.

Personalmente, lo encontré falso.

- ¡¿Qué demonios crees que estabas haciendo ?!.- Me gritó, mientras lo empujaba fuera de mí.

Mi visión todavía estaba borrosa por mis lágrimas, mientras las limpiaba con el dorso de mi mano con frustración.

-¿No es lo suficientemente obvio?.- Siseé, levantándome, mientras sacudía la tierra de mi abrigo.-Todo iba bien hasta que me interrumpiste

-Bueno, ¿realmente crees que me sentaría allí y te vería saltar desde un acantilado?.- Evan me preguntó con enojo.

Él me siguió mientras caminaba. Me agravé y lo alejé de mí con mis palmas. 

-¡No sabes nada de mí! ¡Si quiero suicidarme, lo haré cuando yo quiera !

Caminé de regreso al borde del acantilado, mientras mis manos temblaban a mis lados.

- Te daré diez segundos para que corras. O bien, serás testigo de mi cuerpo ensangrentado en el fondo de ese lago .

Evan se mordió el labio inferior, sin pronunciar una palabra.

-¿Enserio? ¿Es así como va a ser? , Felicidades Woods, serás el testigo de mi suicidio.

Di un paso adelante, pero antes de que pudiera caer, sentí un tirón de mi muñeca. Evan me tiró hacia atrás.

- ¡¿Qué demonios te pasa ?!.- Grité, dejando que las lágrimas cayeran por mis mejillas.- ¡Déjame en paz!.

Evan apretó la mandíbula. 

-No voy a dejarte morir.

Las lágrimas corrían por mi cara, mientras me arrancaba las muñecas de su agarre. 

-¿Por qué te importa?.- Sollozé.- ¡Ni siquiera me conoces!.

-Eres Remy Williams, la chica tranquila que se sienta detrás de mí en AP Calculos.- Evan habló.-

-¿En serio?.- Levanté una ceja.- Patético.

Evan me empujó hacia adelante, de modo que mi pecho estaba presionado contra el suyo. ¿Qué demonios creía que estaba haciendo? 

-Aléjate de..

-Dame diez días.- Evan comenzó.-

-¿Qué?.- Escupí, tratando de alejar su cuerpo del mío.

- Dame diez días, y puedo darte diez razones para no morir.- Evan hizo una pausa.- Y si no puedo hacerte cambiar de opinión para entonces, puedes saltar desde ese acantilado.

Yo fruncí los labios. 

-No quieres decir eso.

-Lo hago.- dijo Evan severamente.- ¿Tenemos un trato?

Me mordí el labio inferior. 

- No lo sé.

- ¿Tenemos un trato?.- Repitió, ignorándome.-

Tragué saliva, mientras miraba sus exóticos ojos verdes. Se veían tan genuinos y sinceros. ¿Realmente quería salvarme la vida?

- Bien .

Diez Razones Para No MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora