ー❝Antes de salvar a alguien, deja que te salven a ti❞
Cuándo no podía ser peor qué los padres de la joven muchacha se fueran a un largo viaje dejándolos solos. Las sombras llegan haciendo un estruendo y revelaciones hacia quién es el amor de su vida...
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⊱⋅❁ཻུ۪۪🥀ɴɪñᴏ ᴅᴇsᴘʀᴇᴄɪᴀᴅᴏ🥀❁ཻུ۪۪⋅⊰
—Desde el comienzo..
¿Desde el comienzo? Mi mente se deja llevar como un deja-vu recordando los hechos de mi vida hasta ahora.
—Todo comenzó desde aquel día.. Un amor que nunca sería aceptado por la sociedad, el, siendo alguien de un rango muy alto, todos decían que se merecía a alguien a su nivel, pero... El no pensaba así, quería poder sentir, no quería estar con una mujer superficial y de falsa sonrisa.
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—¡Mamá! ¡Mamá!
La mujer llamada, Akira Mado, volteo hacia el pequeño niño que corría hacia ella. Sonrío instintivamente al ver a su hijo, el motivo de trabajar tan duro día y noche.
—Ken—Murmuró observando como Ken Kaneki corría hacia ella con alegría, a pesar de saber que el era un hijo que no debería haber existido, Akira lo consideraba como lo que era, su hijo, la semilla de su renacimiento—¿Que haces aquí? Deberías estar en casa. —reclamó en un tono suave.
Ken le sonrió.
—En casa no hay nada que hacer... Además—Alzo los brazos para que lo cargara y así fue—Ese señor ha vuelto.
Comenzó a caminar por los campos mientras iba regresando a su pequeña casa. La brisa iluminaba su blanco rostro y su cabello rubio se movió al compás del movimiento de los árboles. Si bien, Akira era una campesina hermosa, siempre rechazo cualquier propuesta de matrimonio de los hombres ricos, pues ellos solo la querían por su físico, no por lo qué era, pero un día... Aroma Kishou, le salvo de todo eso y al cabo de algunos encuentros cómo amigos, terminaron enamorados y el fruto de su amor prohibido. Ken Kaneki.
—Hm, ¿Enserió?
—Si, me acaricio la cabeza—Lo miro con tristeza, aquel señor que su hijo se refería, era Arima Kishou, el padre de su hijo—Te estaba buscando, pero le dije que estabas aquí y me sonrió acariciandome la cabeza.
—Ah, ya veo...—río dándole un beso sobre su mejilla.
Mientras iban de regreso a casa, Akira noto algunos moretones sobre el.
—Kaneki, ¿Qué es esto?—Dijo señalando una marca roja, morada y azul.
Ken, se tocó el brazo desviando la mirada a otro lado.
—Lo mismo de siempre...—susurró con ansiedad.
Su madre lo estrujó entre sus brazos con angustia. En el pequeño pueblo donde vivían, los habitantes en el, sabían que Ken Kaneki era el hijo ilegítimo de Arima Kishou, pero la familia Washuu, al ser una familia poderosa que gobierna la mayor parte de Francia, compró su silencio.
