Platos 🏫

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Conforme pasaron los días me di cuenta de que ella no era de muchas palabras. Se levantaba por las mañanas y una vez terminaba de acomodar su cama me despertaba para que hiciera lo mismo. Ella cocinaba, desayunaba, cazaba y ordeñaba a la vaca (que alguna vez le perteneció de mascota a la escuela) en silencio. No había algo que ella quisiera expresar, todas las indicaciones me las daba por medio de señas, algunas veces las entendía y otras no. Acostumbrada a su silencio extraño no me atreví a preguntarle nada. Al siguiente día después de haber despertado en aquel edificio ella me ofreció carne de puerco. O jabalí, ella cazaba con una escopeta vieja, tal vez fue ese el ruido que escuché antes de caer inconsciente. Gummy estaba bastante agusto a lado de  SeulGi, ella lo acariciaba por las tardes cuando leía mientras esperaba que la cena estuviera bien cocida.

Yo seguía con muchas dudas sobre lo que pasaba. En este momento, sentadas a la orilla del lago pescando lo que pudiéramos pescar, ella pareciera querer hablar. Realmente yo tampoco había tenido la iniciativa para una conversación, me daba cierto miedo su semblante indiferente. Tomé un libro entre mis manos. A pesar de que ella no dejaba que me separara de su lado, yo me había escabullido mientras ella preparaba su amada mermelada de naranja una tarde de frío evidente. Recorrí a los alrededores de la cocina, había un auditorio vacío y una biblioteca de regular tamaño. No como las que había visto en la ciudad, pero lo suficiente para la escuela a la que había pertenecido. Entre tantos títulos hubo uno que llamó mi atención, debajo de una pila de hojas con escritos, estaba escondido "El principito", el cual me quedé mirando por largos minutos creyendo recordarlo. Sin más lo tomé de la mesa y lo guardé entre mis ropas, creo que ella no se dió cuenta hasta este momento, en qué despegó su vista del agua para mirarme seriamente. Contrario a lo que pensé no dijo nada, siguió en lo suyo dejándome a solas por así decirlo. Ya que a Gummy no le agrada a el agua se quedó en la cocina, por lo tanto, me di la libertad de empezar a leer en el silencio.

—No te vuelvas a separar tanto -dijo por primera vez después de días-.

—¿Por qué? -pregunté temerosa-.

—Porque puede ser peligroso, hay animales salvajes.

—¿En la escuela? ¿Adentro? -estaba realmente curiosa-.

—Sí. Hay algunos.

—No creo que sean tan grandes.

—Si haces ruido los atraerás de nuevo al edificio. Me tardé días en alejarlos del área -se reacomodó en su lugar-.

—¿No encontraste la escuela vacía? -negó en silencio-. ¿Había animales grandes? -asintió en silencio también-.

Nos quedamos calladas, no parecía querer seguir hablando porque me dió la espalda. Así en total calma me dispuse a leer el libro otra vez. Una serpiente comiendo un elefante era increíble, realmente parecía imposible, los elefantes eran grandes. Pero después de haber estando viviendo en un planeta deshabitado, en medio del bosque pescando junto a una desconocida ya no parecía ser tan imposible. Después de un rato de lectura me tocó el hombro sin decir nada, para variar. La seguí de nuevo a la escuela en dónde frió el pescado y lo sirvió para ambas. Gummy maullaba con insistencia, quería comer igual que nosotras, pero SeulGi le dió solamente otra lata de atún: "Los huesos te podrían hacer daño", dijo después de acariciar su peludo lomo. Apenas la había alcanzado a oír. La rutina se repitió como el primer día, después de eso comimos el pan con mermelada de naranja a la cual me estaba adaptando bastante bien.

A la hora de dormir no hubo diferencia tampoco. Sin embargo, pasaban los minutos y para mí era imposible conciliar el sueño. Por un par de horas acaricié a Gummy tranquilamente, pero después se sintió incómodo y se marchó lejos. Así que fue más aburrido de lo que esperaba, saqué el libro en silencio acercándome a la ventana, la luz de la luna era lo suficientemente brillante para alcanzar a distinguir las formas, aunque me costó trabajo leer entre las penumbras.
Aún con trabajo iba siguiendo el hilo de la historia bien, era entretenido y sentía que conocía la trama mejor de lo que hubiera imaginado. Todavía no podía recordar todo, pero estaba fresco en mi memoria.

Un ruido se hizo presente en el aula. Se escuchaba el llanto incesante de una mujer. Gummy maulló cerca de mi cuerpo para que quitara mi atención del escrito. Asustada corrí de nuevo a la cama dándome cuenta de que el llanto era de mi única compañera humana en el mundo. Sin embargo, no estaba despierta; sus ojos aún cerrados se desbordaban en lágrimas, similar al borde del río dónde habíamos pescado esa tarde, su cara quedó empapada de ese líquido salado, como las ásperas rocas, aunque su piel era la más pulida piedra preciosa. Sin saber la razón de su lamento, me senté a mirarla algunos minutos; era aterrador imaginar lo que pasaba en sus sueños. Quería hacer algo al respecto, pero tenía miedo de despertarla así. Toqué su hombro para sacudirla un poco pero contrario a lo que esperaba sólo empezó a suspirar de forma cansada para terminar ahí la sesión de llanto. Ni siquiera se movió más, me pareció increíble la forma tan fácil en la que había terminado por quedarse tranquila. Me quedé sentada un momento, a su lado, contemplando su rostro de forma apacible. Aunque en el día su carácter era realmente duro ella no parecía ser una mala persona. La razón por la que nosotras habíamos sobrevivido aún era algo que no me atrevía a mencionar.

Después de eso me dirigí a mi pila de colchonetas y me dispuse a realmente dormir. Mi mente estaba incluso más despierta que antes, debido al pequeño percance ahora ni siquiera pude concentrarme en la lectura. También cerré los ojos buscando en mi memoria alguna pista acerca de mi pasado. Nada parecía salir de ahí y, conforme las horas pasaban por el cielo mis ojos se cerraron dejando al sueño su único modo de reparar el cuerpo.


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AreMF.

Empty World. (SeulDy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora