¿Por qué no huiste?

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Marcos se había quedado escondido dentro del auto en el cual habían caído con su ex compañero, la mitad del cadáver de Julian colgaba a un costado de las ventanas, todo parecía oscuro y siniestro. Marcos no había tenido heridas graves, en cambio su compañero había sufrido casi de inmediato una muerte cerebral, no logro levantarlo de su posición de sufrimiento y su compañero fue devorado mientras él lloraba metido en el asiento trasero de aquel vehículo. Incapaz de mover un solo musculo para intentar salvar de la muerte doloroso y desesperada a Julian, su plena existencia se había transformado en comer galletas de agua que encontró debajo de un asiento y escuchar todas las noches la voz de Julian golpeteándole la nuca, él sabía bien que era imposible que su amigo estuviera vivo porque el mismo salió a ver como los órganos del mismo caían hacía un costado. Pero el fantasma del mismo lo perseguía, el fantasma o tal vez un intento desesperado de su mente por recobrar lo que no supo aprovechar, la voz de Julian resonaba cada vez más fuerte todas las noches que iban pasando, el sonido lograba despertar a Marcos las pocas veces que conciliaba el sueño.

- ¡Vete!- La voz fría retumbo en el auto, esa noche se escuchó mucho más fuerte que antes, estaba enloqueciendo totalmente, no podía ser que cada vez que dormía una hora Julian lo despertara, no era posible, era cruel y enfermizo. Sin mencionar que lo único que la voz hacía era pedirle que se fuera de ese auto, su único refugio hasta el momento, su mente le estaba jugando una trampa absurda y poco confiable.

Marcos se levantó de golpe, su cabeza golpeo contra el techo bajo del auto, su respiración se agito mucho, ya no era solo una voz, todo el interior estaba muy frio, casi congelado, los vidrios polarizados parecían quebradizos, la voz de Julian seguía retumbando con fuerza, pedía de forma desesperada que se fuera de ese lugar.

-Por favor déjame en paz, quiero morir aquí- La voz quebrada de Marcos pedía de forma desesperada un poco de paz para su alma, pero nada funcionaba, la voz de Julian no paraba de gritar que se fuera, que huyera de ese auto de una vez por todas. Debía seguir con su vida, pero ¿Como podía seguir con su vida si vio como a las únicas dos personas que les quedaba se morían frente a sus ojos de manera cruel y sangrienta? No podía, aunque quisiera hacerlo estaba ahí encerrado con el fantasma de ese joven atormentándolo.

-Vete...vete...vete... ¡Vete!- Marcos abrió los ojos, esta vez el pedido de huida se sintió muy cerca, como si alguien le estuviera gritando en el oído, como si Julian estuviera ahí sacudiéndole los hombros y rogándole con lágrimas en los ojos que escapara de ese falso lugar a salvo, recorrió el auto sucio y abandonado con la mirada, esperando ver algo. Tal vez un poco de consuelo entre tanta soledad. Y en ese momento lo vio, sentado justo en el asiento a su lado, el joven peliazulado estaba con una chaqueta de cuero espléndidamente limpia y unos jeans sueltos, el olor a cuero y perfume importado se había apoderado de todo el ambiente, los gritos habían cesado y de repente Marcos se sentía increíblemente sano y reconfortante, parecía que de sus labios salía un aliento fresco y pesado, como si estuviera fumando, aunque en su vida entera haya probado el tabaco. Julian se volteo a mirarlo de manera seria y fría, como si estuviera tan enojado con él en que no existen palabras para poder describirlo, los labios rosados del joven y el rostro lleno de pecas hizo que Marcos segundo a segundo fuera convirtiéndose en un mar de lágrimas rápidas y emocionadas.

- ¿Por qué no huiste?- La voz suave del peliazulado resuena en el auto al mismo tiempo que apoyaba sus codos en sus rodillas observando con más detenimiento a Marcos, como si analizara sus gestos con sutileza.-Creí que si yo moría ibas a poder continuar sin mí, debes continuar sin mí.

Marcos tartamudea, asustado, anonadado ¿Realmente este es Julian o su cabeza ya está siendo manipulada por algún síntoma de locura? Se despabila la cara, se la aprieta y mira hacía todos lados. Era el mismo auto sucio, maltratado con olor a cadáver que la noche anterior, la única diferencia es que en ese momento no estaba del todo solo y aun no lo podía creer, él sabe muy bien que encima del auto yace abierto de par en par el cadáver de Julian, lo sabe, él mismo lo vio, vio como ese ser intergaláctico le devoraba el hígado mientras que él se escondía detrás del asiento del conductor, tapándose la boca con desesperación cerrando los ojos queriendo aparentar que en realidad no estaban matando a la persona que acababa de besar. Los ojos atónitos y perdidos de Marcos estaban fijos en el rostro del espectro que era Julia, examinando su cara, intentando caer en la realidad, sus labios tartamudeaban y sus manos temblaban, realmente no lo podía creer

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