Se levanto del piso.
Sus pasos se alejaron y no podía verlo.
Estaba tirado en m el suelo, temblando. Amarrado y tan adolorido, el ardor en mi piel desnuda iba en aumento cada minuto, la respiración era débil, y agitada. Intentaba recuperarme rápidamente, pero estaba tan cansado que no podía más.
Extrañaba esto, tanto, esta sensación de estar tan débil luego de haberme follado.
Escuché el sonido de la regadera. Pasaron unos minutos hasta que lo escuché volver.
Se inclino sobre mí despacio para sujetar me desde la espalda, me alzó sobre sus brazos.
Sus ojos me recorrieron despacio, Observé el sudor bajando por su frente.
Por un costado de la pequeña salía, se iluminaba el pequeño baño, estaba llenado una especie de tina de baño. Me sentó sobre la orilla de esta, en el azulejo blanco. Me quito la pequeña toalla de cocina con la que había amarrado mis brazos.
Volvio a levantarme y me sumergió en la agua caliente.
Observé la fila de velas sobre la repisa encima de mi cabeza, sobre el borde de la tina y en la estantería aún costado del lavabo.
Tomó una esponja de color negro y una barra de jabón que, deslizó por mi pecho despacio.
Observé sus rasguños en mis brazos, en mi piel pálida. Recorrí mi desnudez hasta alzar la mirada y verlo, fascinado, cuidando de pasar el jabón por cada rincón de mi cuerpo.
-Se ducharme, puedo hacerlo yo solo -dije exhausto.
-Lo se, es lo menos que puedo hacer -dijo. Sonrió.
Paso la esponja con movimientos circular, me ayudó a incorporarme para limpiar mi espalda, me levante y sus manso se deslizaron en a través de mi trasero, mis geniales hacia mis pies.
-A esto me refiero -comenzó-. Eres el único que me prende de un instante a otro, el que puede hacerme terminar hasta tres veces en un día, quizá más, pero solo hemos llegado a tres. Se que te gusta que te sometan, y yo amo someterte... -sus dedos recorrieron las marcas de los rasguños-. A esto me refiero cuando te digo que eres mío, estas marcado por mi...
-Entra en la ducha -le dije.
Cruzo una pierna hacia la espuma, luego la otra.
-Muévete hacia delante -me ordenó, me sujeto de los hombros y se sentó detrás de mi.
Luego me atrajo a él para que me recargará en su regazo.
Dejé la cabeza en su pecho y respire profundamente, cerré los ojos con la sensación del cansancio moviéndose por mi.
-Nunca me cansaría de esto -dijo-. Viviríamos de esto todo el día... Iríamos a donde tu quisieras.
-New York -dije-. Trabajaría medio turno en la cafetería de enfrente, terminaría la Universidad.
-No importaría nada. Nada más que nosotros, estar así. En una tuna de agua caliente pegado a ti, a tu piel -deslizó sus dedos por mis brazos-. Amándote, como te amo ahora.
Abrí los ojos sorprendido. Me volví a él como pude. Sus ojos estaban fijos en los míos, se acercó despacio para besarme.
Sus labios me devoraron la boca, y su sabor era exquisito. Su armo, su piel.
-¡Vamónos! -le dije-. Justo ahora.
Sonrió, y luego asintió.
-¿Estás seguro? -me pregunto.
Asentí y luego volví a besarle.
-Estoy seguro de querer tenerte siempre conmigo... Vamónos -repetí.
-¿Dónde vamos a vivir? -Me quito el mechón de la cara, deslizó sus dedos por mi mejilla.
-Eso no importa. Existen muchas opciones -le dije.
-¿Tienes hambre? -pregunto.
Asentí despacio. Sin dejar de verlo.
Se incorporó de mi y salió de la tina. Se movió hacia el pasillo de su habitación. Tardo un momento antes de volver a salir. Regreso a mi con su ropa puesta, mantuvo la toalla cerca de mi. Y luego me miró.
-Ire por algo de comida -me dijo.
No respondí nada.
Se encaminó fuera de la habitación y escuche como se marchaba.
Espere un rato dentro de la tina caliente pensando en lo que me había dicho hace un momento. No entendía si estaba hablando en serio, pero tan solo el hecho de que lo había pasado por su mente me hacia ilusión.
Salí de la tina y me seque despacio en la habitación de luz amarilla, me tire en la cama amplia y recorrí con mis manos cada centímetro de ese colchón. Aquí dormía el todas las noches, así que olía a su aroma.
Me acomode despacio y luego me quede dormido.Desperté cuando la oscuridad reinaba en el lugar. Tenía la cobija hasta la barbilla.
Me puse de pie y anduve por pasillo oscuro, busque el interruptor para encender la luz.
Pero, vi la sala vacía. No había nadie.
Camine hacía el sofá y en la mesita están una charola de unicel blanco. Encima una pequeña nota.Tomé el pequeño trozo de papel y lo introduje en mi bolsillo. Tomé la charola de comida, la miré bien y sin pensarlo ola arroje al muro más cercano.
Tomé mi chaqueta del sofá, y salí de ese lugar como pude.
La oscuridad era infinita al igual que la brisa helada. Camine por las calles, no estaba seguro de que hora era ni si me dirigía al lugar correcto, solo pensaba en que había sido un engaño, todo.
Claro, yo me lo creí tan fácil cuando sus labios lo dijeron.
Me mantuve con los dedos dentro de los bolsillos, listo para hundirme en el abismo dentro de mi.
Seguro que exageraba, seguro que están haciendo las cosas más grandes de lo que eran, seguro que el no me amaba como lo había dicho detrás de mi en la tina de agua caliente. Ni siquiera el punto de vivir los dos de eso. Ir a donde yo quisiera.
Las calles llenas de nieve eran más largas de lo que creí, estaba perdido, lo sabía pero no importaba de todas maneras.
Las luces de los postes sobre las esquinas eran tan idénticos unos de otros que me sentía caminado en círculo, como una calle sin salida en una pesadilla.
Inevitable, muero de amor. ¡Que lugar tan común!
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Consume Me With Your Fire© ✅
Teen FictionA pesar de que no quería seguir cayendo en su juego. Caí. Tan profundo, como en caída libre en un precipicio sin fondo. Y cuando quise salir, era imposible. A, llegó para seducirme en un juego. Se quedó para consumirme. Y se fue para destrozarme...