A pesar de que no quería seguir cayendo en su juego. Caí. Tan profundo, como en caída libre en un precipicio sin fondo. Y cuando quise salir, era imposible.
A, llegó para seducirme en un juego.
Se quedó para consumirme.
Y se fue para destrozarme...
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Limpie el resto con la manga de mi suéter. No se que momento me había tragado el resto. Fui hasta la cocina, tomé la botella de Vodka que había traído Jay. Me serví un vaso a la mitad, y luego tomé un Arizona de Sandía que había en el refrigerador y se lo puse al resto del vaso.
No se como había llegado a perder mi capacidad para analizar que esto que había entre nosotros, era pura mierda. Más allá de lo que el estaba haciendo conmigo, y yo se lo seguía permitiendo, no negaba que estaba tan caliente. No negaba la exitacion que sentí al saber que le había provocado tanto placer. Lo veía en sus ojos, lo veía en él.
Me tire en el sofá a un lado de Jay, y Alex, se sentó junto a Sam, sin dejar de mirarme, beso a su novia y sus ojos me señalaron a Jay, ¿estaba retandome? Le di un sorbo al Vodka y, sin duda me pegue a los labios de Jay, me beso despacio y yo seguí mirando a Alex, con suficiencia. El sonrió complacido.
Nos pusimos a abrir los regalos, claro, no los había envuelto por supuesto, así que le entregue su chaqueta a Geo y sus zapatos a Cris. Él, me dio una tarjeta y una bufanda. Ella me dio un suéter color guinda, y luego pusimos algo de música.
Jay se retiro como a eso de las tres de la mañana, se despidió de mi. Y me dijo que esperaba que nos viéramos pronto.
Me sentí muy mal.
Alex, por lo contrario, encaminó a Sam a su casa y regreso de nuevo. Yo para ese punto estaba borracho y solo quería irme a dormir. Estire la basta cobija más allá de mis pies para taparme el inmenso frío, estaba nevando con fuerza. Me dormí.
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Me estire hacia la regadera en cuanto desperté. Era tarde, lo sabía, pero debía quitarme la resaca como pudiera.
Abrí el chorro de agua y comencé a quitar los restos del sueño, me pasé la esponja a través de mi piel, descendió despacio hacia mis piernas. Por más que lo evitará, mis pensamientos me llevaban justo a él, claro, era la única parte que no había olvidado, nunca lo haría.
Cuando surgió de pronto en el patio y se movió hacia mi. Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo. Me quito el cigarrillo de la mano. Luego, cuando me sujeto de los hombros llevándome hacia abajo, quedando frente a su sexo, cerró su puño en mi nuca y me empujó hacia él. Y yo simplemente seguí hacia donde él quería ir, no me resistí.
