El ronroneo del coche al ponerse en marcha hizo que los ojos se me cerraran lentamente. Aquella noche apenas había dormido a causa de los nervios y ahora todo el agotamiento se me venía encima, de golpe.
Habían pasado tres días desde que me desperté en el hospital, pero mi respiración aún se volvía agitada y dificultosa a veces, si la forzaba demasiado. Por eso, me habían dado un inhalador, por si acaso me daba un ataque. También me habían dicho que debí de dejar el tabaco por un tiempo, hasta que estuviera recuperada del todo. Lo intentaría, pero no estaba muy segura de si lo cumpliría a raja tabla. A veces lo necesitaba. Era como un calmante para mí.
Los árboles pasaban tan rápidamente por fuera de las ventanas que era casi imposible verlos bien. Apoyé la frente en el frío cristal y la barbilla en la palma de la mano, cerrando los ojos, recordando.
Había decidido ir a casa, había perdonado a mis padres y lo único que quería hacer era alejarme de Daniel.
Por supuesto, me moría de ganas de ver a Bradley, pero no estaba muy segura de si él también. Me esperaba a un amigo muy enfadado, que no pudiera ni mirarme a la cara por lo que le había hecho. Me había ido del hospital dándole vueltas al asunto. Habían pasado 2 años desde que lo dejé para irme con mi novio a una ciudad alejada de casa, donde había perdido todo contacto con mi familia y amigos. ¿Y si en vez de enfadarse se sorprende? ¿Y si me echa de su casa? ¿Y si se va del pueblo porque yo volví? Vale, creo que fui un poco exagerada con lo último, ¿no? Temía tanto que pasara eso... Sería como si mi corazón se hiciera añicos, como un cristal y después con un martillo machacaran los restos hasta que los trozos fueran tan pequeños que no los verías, y después te hicieran pisarlos. Estaba volviendo a exagerar, ¿no? Lo que necesitaba era a mi mejor amigo, o mi ex-mejor amigo, ya que no estoy muy segura de si se rompió nuestra relación. Él era el único que podía calmar todos mis miedos y preocupaciones, pero ¿qué pasaría si lo pierdo, perder a aquel al que darías tu vida por su bienestar, cuando fuiste tú quien hizo que lo perdieras? El corazón se me estrujaba al pensar en eso, así que decidí distraerme con otra cosa. Cogí el móvil y los cascos y me puse a escuchar mi música preferida. Pasé la lista de canciones y tras un momento de duda le di a aleatorio. Por pura casualidad, salió nuestra canción favorita, la mía y la de Brad. Chasing Cars, de Snow Patrol, sonaba a todo volumen y no podía parar de pensar en una de sus fiestas, donde su madre había preparado un karaoke y él y yo cantábamos, dándolo todo, esta misma canción.
We'll do it all
Everything
On our own
We don't need
Anything
Or anyone
If I lay here
If I just lay here
Would you lie with me
And just forget the world?
El recuerdo me hizo sonreír mientras movía los labios, siguiendo la letra de la canción.
Lo echaba tanto de menos...
(**)
Daniel me hizo subir apresuradamente al coche. Cerró la puerta de piloto unos segundos después que yo y miré hacia atrás. Mi madre estaba saliendo corriendo por la puerta, gritando, justo en el momento en el que mi novio ponía en marcha el coche y pisaba en acelerador a fondo. Nos alejamos a toda velocidad de casa, pero yo seguía mirando hacia atrás, sin poder ver otra cosa que la expresión en el rostro de mi madre. Parecía como si su corazón se estrujara tanto que se había echo un nudo en él. Sus lágrimas habían caído por su rostro en el momento en que el coche nos llevó lejos.
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Tu, yo y el hombre de Plata [PAUSADA]
Ficção AdolescenteOctavia se marchó de casa antes de acabar el instituto hace dos años. Ahora vive con su novio, pero las cosas se complican y sus padres la encuentran y la llevan de vuelta a casa. ¿Podrá volver a ser la misma de antes después de todo lo que le pasó?