PAPI

1.7K 67 26
                                    

**Este capítulo se lo quiero dedicar a él, a mi papi, porque no compuso canciones para mí ni es famoso pero no concibo mi vida sin él y lo quiero infinito**


Madrid. Diciembre/2034


Raoul llega a casa del estudio. El olor del pescado al horno, que está preparando el canario, entra por su nariz al inspirar y sonríe al sentirse en casa después de un largo día de grabación. Es su tercer disco y lo empezó a componer hace algo más de dos años, cuando nació su hija. En él, se encuentran todas las sensaciones que ha ido descubriendo a medida que Olga ha ido creciendo y ahora, por fin, le ha dado forma y lo está grabando. Está feliz por ello, en poco tiempo podrá ver la luz y compartir así todas esas emociones que ha descubierto como padre primerizo junto a Agoney.

Deja las llaves en el cuenco de la entrada y saluda, en voz alta, con un simple "ya estoy en casa" del cual alarga la última sílaba pero no obtiene ninguna respuesta; adentrándose por el pasillo se dirige a la cocina donde el olor de la cena es más intenso y se acerca al horno para abrirlo y echar un vistazo a la exquisitez de plato. Repara en que el horno está apagado así que echa un vistazo a la planta baja de su casa y al no encontrar ni al moreno ni a la niña emprende las escaleras hacia la planta superior.

A medida que se acerca a su habitación escucha las voces de sus personas favoritas y no puede evitar que se le dibuje una sonrisa estúpida en los labios. Presta atención a lo que escucha, son las siete de la tarde así que supone que Agoney estará bañando a su pequeña y sin hacer a penas ruido se acerca hacia la puerta, entornada, del baño.

- ¿Pero cuánto? - pregunta la pequeña.

- Mucho - responde su padre.

- ¿Hasta casa de la tía Glenda? - insiste curiosa.

- Mucho más cariño - le responde con dulzura.

- ¡Hasta la luna! - grita, salpicando un poco de agua.

- Hasta la luna - afirma Agoney mirándola a esos ojos oscuros mientras acaricia su pelo mojado.

Raoul está apoyado en el marco de la puerta observando la belleza de la imagen que encuentra delante de sus ojos. Agoney está dentro de la bañera con su hija entre las piernas, recostada sobre su pecho mientras juega con sus muñecos de goma y el moreno le deja besos en su cabecita; hablan entre susurros como si lo que se estuviesen contando fuera un secreto para los dos y eso a Raoul lo enamora más si cabe de esas dos personas que son lo más importante de su vida.

- ¿Y a papi? - pregunta

- Mucho también - responde el canario con una sonrisa.

- ¿Hasta casa del tío Álvaro? - Se ríe la pequeña.

- Un poquito más - responde el moreno haciendo un gesto con los dedos.

- ¡Hasta el sol! - dice Olga emocionada y entre carcajadas.

- Si cariño, hasta el sol.

Agoney repara en la llegada de su marido al escuchar su sonrisa por lo que acaba de decir y dirige su mirada hacia la puerta del baño para repetir las palabras que acaba de decirle a su hija. - Hasta el sol cariño, a papi lo quiero hasta el sol.

- ¿Y a mí, cuanto me quieren a mí? - pregunta el canario

- Muchíiiisimoooo ¿verdad mi amor? - dice el rubio a su hija mientras éste se acerca hacia el borde de la bañera.

- Paaaapiiii - grita la niña levantando sus bracitos hacia él con alegría.

- Hola cariño - le responde mientras se agacha para dejar un beso en su cabeza y otro en los labios de Agoney, quien ha estirado su cuello para facilitar el acceso del rubio a ellos.

Una vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora