Una vida...

AMOR

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Hola amores, aquí os dejo el nuevo capítulo.

Ojalá algún día me confirmen que no voy desencaminada del todo, jajaja mis ganas locas!

En fin, mientras...

Disfruten señoras.

(Kriss este es todo tuyo. Te quiero.)

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Madrid. Febrero/2019

El jet lag lo va a matar, va en el taxi dirección a su casa con la sola intención de dormir hasta que el cuerpo lo despierte conociendo que si lo hace, el desajuste horario habrá acabado con él y vuelta a las andadas, al "teletecho" y al sin vivir que eso supone pero no cree que vaya a poder evitar dormirse en cuanto entre por la puerta de su piso.
Mamen va recostada sobre él con el mismo sueño pero con una salvación que es que debe trabajar y hasta la noche no podrá dormir con lo que se salvará de ese jet lag que los aterra a ambos aunque ahora mismo sepa que se va a ir cayendo por los rincones. Ríen en el taxi recordando los días que han compartido al otro lado del charco y están súper contentos de haber podído compartir ese viaje. Ambos planean ya el siguiente.

El taxi entra en su calle desierta, para en la puerta de su casa y él se baja. A esas horas no hay nadie y espera poder entrar en el portal sin ser visto porque no le apetece nada tener que saludar a ningún fan ni quiere que se descubra su "piso franco" como le había dicho a Raoul la última vez que decidieron donde dormir. Saber que tienen un lugar que nadie conoce para poder perderse les agrada.

Se despide de su, ahora, amiga con un beso y un abrazo sincero agradeciéndole el viaje y se adentra en su edificio, saludando con la mano a modo de despedida, a Mamen que desaparece calle arriba mirando hacia él por el cristal trasero del coche.

En cuanto cruza la puerta de su edificio se plantea si dejar la maleta allí mismo. No cree que sea capaz, de tan cansado como está, de llegar con ella hasta la puerta del ascensor. No tiene fuerzas ni para respirar.

El viaje ha sido maravilloso pero también lo ha destruido por completo. Han andado tanto que cree que no volverá a hacerlo en un par de meses, además el hecho de estar de vuelta en la ciudad y en la rutina lo apenan un poco, se ha sentido tan libre en Nueva York que Madrid le agobia y no ha hecho nada más que llegar. Sabe que es porque acaba de aterrizar, es el bajón que te da volver a tu mundo después de unos días de desconexión alejado de esta vida llena de obstáculos que es la que ha escogido vivir pero en el fondo quiere empezar a trabajar en su disco y prepararse para el nuevo videoclip así como, caer sobre los brazos de su chico, envolverse en él y recuperar los días.

Suspira un par de veces, antes de que llegue el ascensor al mismo tiempo que revisa su móvil y lee la contestación de Raoul a su mensaje indicándole que ya está en la ciudad y que se va a casa, el que le ha mandado desde el aeropuerto. El rubio le ha dicho que se pasará a la noche después de la función, en el teatro, para verle o igual antes, lo mantendrá informado al respecto.
En cuanto el elevador llega a la planta baja, se sube y guarda el teléfono después de indicarle al catalán que ya está entrando en su portal acompañando las letras con un par de emoticonos de besitos y corazones lilas y aplazando su encuentro hasta más tarde indicándole que tiene muchas ganas de verlo y abrazarlo pero que ahora se va a meter en la cama porque está destrozado.

Ya en su descansillo y haciendo más ruido del que quiere, rebusca en los bolsillos de la chaqueta, de la mochila y de la maleta sus llaves pero no es capaz de encontrarlas con lo que se empieza a poner nervioso y su cabeza comienza a no pensar con claridad. - Joder Agoney con el despiste, no se puede ser tan torpe muchacho - se recrimina. Pelea contra él mismo y su patosidad varios minutos pensando que hacer en el caso de no encontrarlas. Es demasiado pronto para despertar a nadie por culpa de su despiste y ya se está viendo tirado en el rellano esperando que venga un cerrajero cuando la puerta se abre, para su sorpresa, dejándole ver a un rubio despeinado y con toda la cara de sueño y vestido con uno de sus pijamas.