ELLA

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– ¿Puedes dejar de llorar Raoul? – le pide su marido. Pero el catalán no puede, su hija se marcha en dos días a Paris a estudiar moda y las lágrimas le vienen sin pensar. – Amor, cariño, escucha. Paris está ahí al lado, vamos a ir y ella va a venir casi cada semana. No llores por favor, no puedo verte llorar Raoul – le dice mientras lo acoge entre sus manos secándole las lágrimas.

Para él también es duro que su pequeña, de casi 21 años, se marche de casa y a otra ciudad pero comprende que es lo mejor para ella y no es que crea que Raoul no la entiende es que el rubio siempre ha sido más dramático que él en contra de lo que piense la gente.

– Amor quedan dos días para que Olga se marche no le hagas esto ¿crees que para ella no es complicado? No se va sola cariño, vamos a asegurarnos que se instala bien, estaremos allí con ella una semana y le ayudaremos en todo lo que le haga falta. Deja de llorar Raoul, que me partes el alma –

Su marido se abraza a él, en la cama, se hunde en su cuello dejando allí sus lágrimas y ahogando sus sollozos, es su pequeña y se va de casa, lejos y no quiere. Sabe que es lo que le toca pero no quiere tenerla tan lejos y no escuchar su risa cada mañana. Siente tal contradicción en su interior que los últimos dos meses, desde que Olga decidiese, por fin, que su destino sería París, han sido un desastre para él; escondiéndose por las esquinas para secarse las lágrimas cada vez que su hija comentaba alguna cosa de su marcha o la veía, en su habitación, vaciando sus pertenencias y metiéndolas en cajas para llevárselas al país vecino.

No le gusta la idea de echarla de menos. Nunca ha estado tanto tiempo sin ella cerca y a pesar de las giras y sus viajes, o los de Agoney, siempre han vuelto a casa junto al resto de la familia. Ahora su hija se va para no volver y lo sabe porque él tampoco volvió cuando despegó como cantante y aunque lo entiende y lo apoya no puede evitar esa sensación de desazón, a la que le va costar acostumbrarse, quemándole en el pecho.

– Lo sé Ago pero... – vuelve a estallar en llanto y no puede parar por más que quiera.

Agoney lo acuna entre sus brazos, en estos momentos debe ser él el fuerte de la pareja pero ver a Raoul en esa tesitura le parte el corazón. Nunca ha podido verle llorar pero verle llorar por la marcha de su hija aún está siendo más difícil. El catalán no tiene consuelo, ni siquiera los besos por el cuello, las caricias y buscarle para tener algo más que palabras en la cama le sirve para distraer al rubio de su llanto. No sabe que más hacer y eso le ofusca. Él también está triste pero no puede, delante de Raoul, permitirse el lujo de desmoronarse. El rubio no lo soportaría y entrarían en un bucle del que les costaría salir airosos.

– Amor, va – le acaricia las mejillas borrando el resto de la sal en ellas. – Irá todo bien ya lo verás, intenta calmarte por favor – le pide.

Raoul ya no llora pero aún se le escapa algún sollozo mientras intenta dormirse bajo los brazos, que lo envuelven, y el corazón de su marido latiendo en su espalda. El aliento del canario rebotando contra su nuca y los besos de éste en su cabello lo tranquilizan y le hacen descansar, buscándole para volver a cobijarse en él cuando se despierta en mitad de la noche y siente, nuevamente, esa desazón.

(...)


Los dos días que quedan hasta la marcha de Olga pasan entre risas y llantos. Los adultos ayudan a su pequeña a recoger todas sus pertenencias y a ultimar la mudanza. Viajarán los tres a París para recibir el camión con los muebles de la chica y así poder ayudarla a organizarse en su nuevo piso cerca del Sena, un pequeño apartamento que encontró Agoney y que a los tres les pareció el adecuado para ella. El trato es que el primer año y hasta que la chica se asiente en la nueva ciudad, ellos pagarán el alquiler de la casa mientras que los gastos y el día a día correrá a cargo de ella quien se marcha a la ciudad del amor con un trabajo de becaria en una revista de moda donde le pagarán lo suficiente para cubrir gastos y algún que otro capricho. Así que entre cajas y maletas está todo listo para salir al día siguiente hacia la nueva aventura en la que se embarca la joven.

Una vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora