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Félix no sabía como reaccionar, tenía enfrente a la persona que menos quería ver, mirandólo con una dulce sonrisa en sus labios.

Las manos del pelinaranja temblaban por la furia y los nervios de verlo después de varios días. Ya se estaba acostumbrando a que las cosas entre ellos funcionaran de esa manera, verse un día y luego, volver a encontrarse en los lugares menos adecuados, como aquel.

Seguro ese encuentro que parecía ser casual, en el trabajo de Félix, al horario en el que Félix trabajaba, era la magnífica idea de Han Jisung. Ya hablaría con ese desgraciado cara de ardilla.

─ Lee Félix. -exclamó, cuando estuvo enfrente de este, con una sonrisa que, de sólo verla, aceleraba el corazón de cualquiera y especialmente el del pecoso.

─ Andate, Hyunjin.

Félix trató de usar su mejor cara de "no-quiero-verte-grandísimo-idiota" y su tono de voz tan cortante como le fue posible, pero no fue del todo perfecto por que se trataba de Hyunjin y éste siempre sería la debilidad del menor.

Un suspiro cansino salió de los labios del pelinegro y se apoyó en el mostrador de la cafetería.

─ Sólo quiero hablar con vos, no quiero lastimarte. -hizo una breve pausa y miró fijamente al pecoso, que se encontraba cruzado de brazos y con sus cejas fruncidas- No podemos seguir posponiendo esta conversación.

─ Lo sé y no sabés cuanto odio esta situación. -gruñó, en respuesta. Pero finalmente aceptó- Bien, pero no ahora. Estoy trabajando.

─ ¿Me dás un Capucchino? -sonrió con gracia, ante la cara fastidiada del pecoso.

Luego de pagar, Hyunjin se sentó en una mesa cercana al mostrador, para poder apreciar la belleza de Félix. O, como el australiano afirmaba, se había sentado allí para incomodarlo con su insistente mirada.

El pelinegro no tenía ningún tipo de prisa, era Sábado y como se sabe, los Sábados, son para disfrutar sin hacer nada o para admirar a la persona que te gusta en su trabajo. Daba pequeños sorbos a su café sin apartar la mirada del lindo chico que sonreía abiertamente a los clientes.

El turno de Félix terminó y Hyunjin, lo esperó afuera. Ahora el que estaba nervioso era él, iba a hacer algo que nunca pensó ser cápaz de hacer.

─ Aquí estoy. -murmuró, cerca del mayor, apoyandóse en una pared.

─ Esta escena ya la viví. -mencionó el otro y sonrió, haciendo que Félix desviara la mirada.

─ Hablá, no quiero perder más tiempo en esto. -lo cortó el pecoso.

Sí, eso había dolido. Hasta a Félix le dolió mencionar eso, pero no se comparaba en el dolor que le había hecho sentir el pelinegro durante esos días que no se vieron, el golpe en su autoestima y la dura realidad dicha por Hyunjin. Seguía molesto, claro que sí, pero en parte se alegraba de estar allí con él.

─ Bien, lo siento, Félix. Yo, soy un completo idiota, que no se merece a un ángel como vos. -su voz se quebró por los nervios pero, respiró y continuó, como si eso no hubiese pasado- En estos días que no nos vimos, estuve pensando mucho. En vos, en mí, en lo que quiero y lo que no. Estuve pensando en nosotros...

─ ¿Nosotros? ¿Enserio, Hyunjin? Me dejaste en claro que no querías saber nada de mí.

─ Ya sé y estaba tan confundido, por todos estos sentimientos que me hacés sentir. Lloré toda una noche pensando en lo idiota que fui al decirte todo eso, al decir algo que no sentía realmente. Cuando decidí alejarme de vos, sentí que me rompí del todo. No podía dejar de pensar, ¿Qué es este calor en el pecho que siento al pensar en su sonrisa? Necesitaba respuestas y las que habían, me asustaban. Estaba y estoy tan asustado, Félix. -exclamó y sus lágrimas no tardaron demasiado en aparecer- No quiero perderte, no quiero lastimarte, tampoco. Y me siento la peor basura del mundo si no estás conmigo. Nunca pensé que me llegaría a enamorar tan fuerte de alguien que conocí sólo una noche y lo menos que hicimos fue hablar.

Ambos sonrieron, con sus mejillas rojas por los acalorados recuerdos de esa noche.

Félix parecía haber perdido la capacidad de hablar, estaba demasiado sumido en aquellas lindas palabras dichas por el mayor. Se sentía tan féliz de haberle dado una oportunidad de hablar, se sentía cada vez más perdido por el pelinegro.

─ Y-Yo, quiero ser mejor persona para vos, para mí y para todos los que me rodean, quiero hacerte sentir como el ser tan maravilloso y hermoso que sos, quiero demostrarte todo lo que valés.

─ No puede ser. -susurró, el pelinaranja, tapando su cara la cual estaba empapada por las lágrimas que le había hecho derramar Hyunjin, pero esta vez eran todas de felicidad.

─ Quiero cuidarte, quiero que me dejes hacer las cosas bien y que me dejes amarte como nadie. Voy a hacer que te ames y que nadie quite esa hermosa sonrisa de tu rostro.

Se acercó a Félix y lo abrazó, como si su vida dependiera de eso. Se miraron y Hyunjin, unió, con cuidado y mucho amor, sus labios.

─ Yo también quiero hacerte sentir, en cada momento que estemos juntos, que estás tocando el cielo, quiero que te ames y te aprecies como yo te amo y te aprecio. -mencionó Félix, separandóse un poco.

Ambas respiraciones agitadas se mezclaban y en el frío invierno de las calles de Corea, se juraron amor eterno el uno al otro.

fin uwu

just one nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora