Mientras iba en la limusina, intento no pensar demasiado en lo que estaba haciendo.
Todo lo que había estado diciéndose acerca de que podría sobrellevar ese acuerdo matrimonial de un modo distanciado y empresarial, le sonaba cada vez más hueco.
No había visto a Steve desde el día en que había llevado al equipo de trabajo a su apartamento. Pero poco a poco había estado adoptando el mando, dejándola saber que era él quien tenía el control.
Y todo el asunto la aterraba.
Se sentía a la deriva y a merced de un hombre...que la asustaba. Todo lo contrario de lo que se había prometido a si misma al marcharse de la casa de su tío.
Cerro los ojos y se ordeno no pensar en el efecto que le producía el. Ese matrimonio era un negocio breve, un trampolín que la ayudaría a proporcionarle a su hija la vida que quería darle.
Cuando esa mañana firmara los papeles y se convirtiera en la esposa de Steve Rogers, no solo su economía volvería a estar bien, sino que disfrutaría de un éxito que jamás había tenido. Sería la propietaria de un nuevo y elegante restaurante situado en una de las mejores zonas de la ciudad, sin alquileres...y con un enorme alojamiento incorporado, con un jardín y una piscina en la que Lily podría jugar.
No tendría que hacer más malabarismos económicos. Podría darle a su hija lo mejor.
Uno de los pocos momentos de felicidad que había disfrutado esa semana había sido poder comunicarles a sus empleados que mantendrían sus trabajos e incluso tendrían un aumento de sueldo.
Y se lo merecían, porque todos habían trabajado duramente para ella y en los últimos años se habían convertido en una gran familia que la había ayudado en los momentos duros como cuando Lily había estado enferma.
Bajo la vista a la pequeña que llevaba sobre la rodilla y le beso la cabeza cubierta de un sedoso pelo castaño.
Se dijo que era imposible que no estuviera haciendo lo correcto. Con impetuosidad, se dijo que el dinero que Steve había ingresado en su cuenta haría que todo fuera más fácil a partir de ese momento.
Para ese día le había comprado un vestidito nuevo y se le veía adorable con sus zapatitos de charol y las dos coletas de caballo que llevaba.
La adoraba... y cualquier cosa que le hiciera mejor la vida era correcto.
La limusina comenzó a frenarse. Miro por la ventana y vio que se acercaban al registro civil.
Trago saliva.
El vehículo se detuvo junto a la acera y el chofer bajo para abrirle la puerta.
Salió a la luz del sol.
Ni siquiera se había comprado algo nuevo para la ocasión. El comentario de Steve de que no le importaba su aspecto la había frenado de realizar un esfuerzo especial. ¿Por qué iba a importarle a ella si a él le daba igual? Además, no se sentía cómoda gastando en ropa el dinero de Steve ...ya había decidido que ese adelanto lo usaría solo para el negocio o para Lily.
De modo que lucía un sencillo traje azul marino y una blusa blanca que a veces se ponía para el trabajo.
Con su hija en brazos, le dio las gracias al conductor y luego entro a paso lento.
No le había hablado a nadie sobre la boda. Los amigos y compañeros habían sacado sus propias conclusiones cuando les dijo que estaría fuera unas semanas. La mayoría pensaba que se iba con Lily a unas muy merecidas vacaciones.Janet, la recepcionista, había dado un paso más y supuso que había un hombre de por medio.
No sabía que había llevado a Janet a albergar semejante idea. Se pregunto que habría dicho su recepcionista si le hubiera contado la verdad, que se veía obligada a celebrar un matrimonio de conveniencia con Steve Rogers... ¡jamás se lo habría creído!
Al girar en una esquina, vio a Steve de pie en el extremo más alejado del pasillo hablando con un grupo de personas.
Si hasta a ella le costaba creerlo.
El no la vio de inmediato y al acercarse pudo fijarse en todos los detalles de el...el impecable traje oscuro que le quedaba tan bien sobre sus hombros anchos y la camisa blanca inmaculada que resaltaba su devastador atractivo.
De pronto, el se dio la vuelta, sus ojos se encontraron y el corazón comenzó a palpitarle con fuerza.
No,Janet jamás se creería que ese italiano atractivo exigiera casarse con ella, porque era un hombre completamente fuera de su liga. Sabía que podía tener a la mujer que quisiera y que cualquiera de estas se espantaría si pudiera ver con que mujer iba a casarse.
No es que le importara. Alzo el mentón en gesto de desafío mientras la mirada obscura de el recorría el atuendo que llevaba. Pero una parte de ella quiso dar media vuelta y salir corriendo. Tuco que recurrir a todo su valor para llegar hasta el final del pasillo.
El sonrió.
-Hola,Tony , llegas justo a tiempo.
El tono de profesional la ayudo a recuperar cierta semblanza de cordura... recordándole que a el no le importaba el aspecto que ofreciera, que básicamente la consideraba poco más que una de sus empleadas.
-Hemos de completar cierto papeleo antes de continuar- añadió.
Permitió que la guiara a una pequeña habitación lateral en la que solo había unas pocas sillas y una mesa.
Luego se escucho como la presentaba a dos hombres que iban con él, unos abogados; al parecer uno había sido contratado especialmente para que la representara a ella y leyó todos los contratos en su nombre. El otro era el italiano que los había redactado.
La observo mientras estrechaba las manos de los hombres. Para una mujer joven, era muy conservadora en lo que se refería a la elección de guardarropa. Era como si se esforzara en evitar cualquier cosa que pudiera revelar algo. No obstante, mientras le apartaba una silla se recordó que no se casaba con ella por su aspecto o estilo.
-¿Leíste la copia del acuerdo prematrimonial que te envié anoche por mensajero?
Ella asintió aturdida. Se había obligado a leer el documento con atención antes de meterse a la cama, pero hasta donde pudo ver, respetaba los términos que ya le había ofrecido y estipulaba que no tenía derecho a nada más en el futuro.
-¿Estas satisfecha con todo?- continúo él con seriedad.
La pregunta hizo que meditara un segundo que creó un silencio expectante en el cuarto.
-Bueno...no espero...ni quiero nada mas de ti, si te refieres a eso- repuso con voz ronca.
La miro con ojos entrecerrados, pero uno de los abogados le halo en italiano y el aparto la vista de Tony y miro su reloj de pulsera. Sam tenía razón...necesitaban ponerse en marcha; el jet de la empresa estaría listo para despegar en media hora.
Ella recibía un excelente acuerdo...no había nada más que decir ni nada por lo que realmente pudiera quejarse. Había sido más que generoso en las condiciones.
-Si, firmaremos los documentos y podremos continuar con el asunto del día.
Tony espero que la mano no le temblara cuando ella comenzó a plasmar su firma.
Steve observo que intentaba acomodar a la pequeña sobre una rodilla mientras acercaba los papeles.
-Deja que sostenga a tu hija. Así podrás firmar sin problemas.
Vio como se acercaba.
-No...no es necesario, yo...
Pero él no le prestó atención, se inclino y levanto con facilidad a Lily de su rodilla. Cuando la mano le rozo accidentalmente el cuerpo, imagino que no podía notar como el contacto la quemaba a través del fino algodón de la chaqueta.
Sintió sus sentidos en caída libre. [Válgame la redundancia]
-Así esta mejor- sostuvo a la pequeña con naturalidad contra su costado.
Los miro y vio que mostraba una imagen relajada que contradecía la realidad de la situación. Y de pronto pensó que por el pelo castaño claro y los ojos azules de Lily probablemente podría hacer que pasaran por padre e hija. El pensamiento agito una sensación muy extraña en su interior que ni siquiera llego a comprender.
Mientras volvía a concentrarse en los documentos, pensó que diablos le pasaba.Lily no necesitaba un padre; eran perfectamente felices como se encontraban. Y aunque lo necesitara, jamás elegiría a alguien como Steve. Era un hombre de negocios implacable, sin tendencias paternales. Y encima, en unas pocas semanas no sería más que un recuerdo lejano.
Firmo donde le indicaron y cuando terminaba el recepcionista entro para comunicarles que el secretario estaba listo.
-Yo llevare a Lily- alargo los brazos hacia su hija, pero en vez de entregársela a ella,Steve se la dio a Sam.
-La podrás tener en diez minutos, cuando hayamos intercambiado anillos y firmado el registro.
-Pero...
-No pongas esa expresión preocupada...Sam entrara con nosotros como testigo a la ceremonia.
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Business or Pleasure.
RomanceApunto de terminar en banca rota, Antonia Stark, madre soltera solo tenia una opcion...aceptar la sorprendente propuesta que le hizo el arrogante Steve Rogers. El le asegurara el futuro, pero le arrebatara su libertad y su corazón.