La noche de la inauguración estaba siendo un éxito, lo que le permitió a Tony salir por la puerta lateral y subir a la terraza de su apartamento.Era un alivio estar en la calidez del aire nocturno.Durante un momento contemplo su restaurante desde esa altura. El cuarteto que había contratado para esa noche tocaba una hermosa melodía y no pudo evitar recordar aquella noche en Venecia cuando Steve la beso.
Las luces distantes del puerto de Sídney parpadearon y se tornaron borrosas contra la oscuridad del cielo. Parpadeo molesta. No iba a llorar; el no valía sus lagrimas... aparte de que si lo hacía perdería sus lentes de contacto.
Respiro hondo el aire y recobro su control.
Debería sentirse feliz por el éxito que estaba teniendo; ya era una mujer independiente y pensaba devolverle el dinero que le había prestado. Se lo pagaría con intereses porque no quería estar en deuda con él.
A partir de ese momento iba a poder dirigir su propia vida. Lily y ella no necesitaban a Steve Rogers para seguir adelante.
No iba a recordarlo con pensamientos sentimentales; seguiría molesta. El era frio y sin emociones. Creía que todo se podía solucionar con dinero.
Le había enviado un hermoso ramo de rosas rojas, con una tarjeta que decía: Esta noche pienso en ti. Buena suerte.Steve.
Recordarlo hizo que se molestara más.
Era un hombre arrogante, y egoísta.... ¡odioso!
En un arranque de mal humor, había tirado el ramo. ¡Podía quedarse con sus malditas flores!
Se dio vuelta y entro en el apartamento. Wanda, su niñera, veía la televisión en la sala.
-¿Va todo bien?- se sobresalto al verla entrar.
-Si, relájate. Solo me he tomado un pequeño descanso y he pensado en ver como estaba Lily-.
-Esta dormida-.
-Me asomare de todos modos-.
Los únicos momentos en los que se sentía feliz, eran cuando estaba con su hija.
Incluso ella había extrañado a Steve . El día anterior la había llevado al parque a tomar un helado, y Lily la había mirado y pronunciado el nombre de Steve. Pero no pudo decirlo bien y había salido algo parecido a "Eve"
-Steve no esta aquí, cariño- le había respondido con suavidad-. Esta en su casa de Italia-.
Lily se había molestado y eso la había desgarrado aun más.
Pero le había demostrado que había hecho lo correcto al regresar. Cuanto más se quedara con Steve, más dura habría sido la separación.
Le dio un beso en la frente y se dijo que era hora de volver al trabajo.
Al bajar, era tarde y apenas quedaban unas cuantas personas en el restaurante.
Dejo que Janet , su recepcionista, se marchara a casa y ocupo el puesto ella.
Calculo que el local se quedaría vacio aproximadamente en media hora. En ese momento se abrió la puerta de la entrada.
-Lo siento, estamos cerrados- anuncio suspirando antes de alzar la vista.
Y pensó que estaba soñando.
Frente a ella tenía a Steve Rogers. Tenía el mismo aspecto de siempre, demasiado atractivo para poder describirlo con palabras, pero de algún modo, estaba diferente.
-Hola Tony-.
-¿Qué diablos haces aquí?- susurro mientras sentía como la sangre abandonaba su rostro.
-No es el saludo que esperaba....- la reprendió con una media sonrisa-. Seguro que puedes hacerlo mejor-.
Su estilo seguía siendo de una seguridad arrogante...pero había algo diferente en la oscuridad de sus ojos azules.
-No lo creo- respondió fríamente. Pero el instinto le decía que olvidara su orgullo y se arrojara a sus brazos. Sin embargo, no podía. La había herido demasiado y no podía volver a pasar por eso-. ¿Estás de paso en la ciudad por placer o negocios?
El asintió.
-Negocios muy importantes-.
-Contigo siempre lo son, ¿no?- aparto la vista de él y fingió que seguía con su trabajo. Pero la realidad era que solo podía concentrarse en Steve.
-Encontré esto y necesitaba devolverlo- coloco sobre la mesa un pequeño oso de peluche. Era el oso favorito de Lily, del que nunca se había separado- lo miro sorprendida-. Lo encontré en el salón después de que te fuiste y solo verlo me afecto de forma rara-.
-¿A que te refieres?- el corazón comenzó a latirle demasiado rápido.
-Que...me hizo sentir como si alguien me hubiera arrancado algo- durante un segundo sonó enfadado-. ¿Te ha resultado bastante claro ahora? Digo que mi casa esta insoportablemente silenciosa, que mi vida es demasiado solitaria. Y que quiero que Lily y tu vuelvan a casa-.
-¿Extrañas a Lily?- pregunto sorprendida.
-Cada minuto del día- se encogió de hombros-. Es gracioso, ¿no? Yo nunca quise hijos y me considere muy listo al casarme contigo. ¡Y mira lo que me has hecho!- impaciente, se paso una mano por el pelo- ¡Has puesto mi vida al revés! Yo era feliz trabajando largas horas...y ahora no soy feliz, nunca-.
No pudo responderle, ya que la mente le daba vueltas.
Bruce , el chef, se acerco a la mesa y los miro desconcertado. Ambos estaban en silencio.
-¿Todo esta bien?- ninguno contesto-Tony, ¿quieres que cierre yo para que puedas ir a hablar tranquilamente con el señor Rogers?-.
Ella negó insegura con la cabeza, pero fue Steve quien contesto.
-Gracias-.
-Steve , yo...- pero no pudo seguir, ya que él se acerco con una expresión determinada en la cara.
-Necesitamos hablar- el tomo de la mano.
El contacto de su piel invoco tantos recuerdos....de caricias, de besos. De largas y ardientes noches de placer entre las sabanas.
Molesta, se soltó. Pero camino hacia su piso.
El tenía razón; tenían que hablar.
-¿Cómo esta Lily?- pregunto Steve mientras cruzaban la terraza.
-Bien- se encogió de hombros-. Dormida- no le dijo que su hija también lo extrañaba. Debía cuidar lo que decía. ¿Cómo sabia que hablaba con sinceridad o que no se trataba de otro juego? ¿Y si en unos meses volvía a cambiar de parecer y ya no quería estar con ellas?
Además, no había mencionado lo que sentía por ella.
No le había dicho que la extrañaba, jamás le había dicho que la amaba.
Pero era evidente que no la amaba...de lo contrario, no habría podido dejar que se marchara.
Se ocupo de Wanda mientras Steve miraba la casa.
-¿Quieres que venga mañana por la noche a la misma hora?- pregunto, mirando con curiosidad al atractivo italiano.
-Si, por favor- el acompaño hasta la puerta de entrada. Pero al regresar, la sala estaba vacía.
Encontró a Steve en la habitación de Lily. Dejando el osito junto a ella en el colchón.
-Para que lo vea al despertar-
Tony asintió.
Durante un momento se quedaron el uno juntos al otro, contemplando a la niña dormida, luego él se volvió y miro las curvas perfectas del cuerpo de ella en ese atractivo vestido azul y el nuevo corte de cabello que llevaba, ahora su pelo le llegaba un poco debajo de los hombros.
-Tu pelo se ve hermoso- comento-. Pero me alegra que no te lo cortaras demasiado.
-Creía que no te gustaba suelto- se sintió molesta y se pregunto cómo podía hacer que siempre experimentara lo mismo.
-Oh, me gustaba...ese era el problema. Me gustaba demasiado-. Añadió con voz ronca- Debí saber que me había metido en problemas la primera vez que me miraste de esa manera- le toco el mentón, luego le acaricio la mejilla. Tenía la vista clavada en sus labios.
-No,Steve - se aparto de él.
-Quiero que Lily y tu vuelvan a casa conmigo,Tony , y...- callo de repente al observar su mano izquierda-. ¡No llevas tu anillo de casada!-.
-No le vi sentido- la voz le tembló-. Nuestro matrimonio fue un acuerdo, y tú dijiste que se había terminado-.
El dijo algo en italiano que sonó molesto gruñido.
-No debí dejar que te marcharas,Tony. Fue un gran error-.
-No... ¡fue lo que sentías!-.
-Luchaba contra mis sentimientos, intentaba fingir que tenía el control. No quería enamorarme de ti ,Tony- se acerco a ella- Pero lo hice...Y lo siento, pero no puedo dejar que te marches sin oponer resistencia. He roto el contrato que firmamos. Eres mi esposa,Tony...eres mía, ¡Y te quiero de vuelta!- volvió a mirarle los labios-. Te deseo ahora-.
El cuerpo le hormigueo con fuego cuando la acerco y la beso. El beso estuvo lleno de necesidad departe de ambos.
-Te deseo de un modo en que jure que no volvería a desear a nadie....con una necesidad profunda que llena hasta el último rincón de mí ser-.
Lo miro extrañada mientras Steve se apartaba un poco.
-Se que te obligue a este matrimonio,Tony- soltó-. Sé que probablemente nunca puedas sentir lo mismo por mí. Y he intentado mantenerme alejado...dejar que siguieras con tu vida y disfrutaras de la inauguración de tu restaurante... ¡pero no lo soporto! No puedo vivir sin ti. Te quiero en mi cama. Quiero tener más hijos contigo. Quiero pasar el resto de mis días contigo. Por favor, cásate conmigo Tony-.
Ella se trago las lágrimas que quisieron brotar de sus ojos.
-No puedo creer que me estás diciendo estas cosas- susurro-. Porque si, quiero ser tu esposa. Quiero pasar mis noches y mis días contigo. Quiero tener hijos contigo. Te amo con todo mi corazón,Steve . Creo que te amo desde el primer momento en que te vi-.
-Te amo Tony Rogers. Y quiero pasar el resto de mi vida contigo y con nuestra hija-.
Pronuncio las palabras con tal sinceridad, que le desgarro el corazón. Y le sonrió con ojos brillantes por lágrimas de felicidad.
-Espera a que tu hermano oiga que quieres sentar cabeza-.
-Le dije que iba a llevarte a casa-.
-Sabes que no puedo abandonar mi restaurante y a la gente que trabaja conmigo...significan mucho para mí-.
-Nos aseguraremos de que el restaurante este bien. Asciende a ese chef.... ¿Cómo se llama?-.
-Bruce - el asintió- siempre has sido muy mandón- volvió a sonreírle. Pero sabía que iría a Italia con él, sabía que su lugar ya estaba allí-. ¡Al menos hablas otra vez con tu hermano!-.
-Si, gracias a ti- le sonrió-. Las considera a ti y a Lily dos seres increíbles...y es lo único en lo que hemos coincidido en años. ¿Crees que podrás olvidarte de mi hermano y de este restaurante y continuar donde lo dejamos, mi amor?-.
No espero su respuesta. La alzo en brazos y la llevo al dormitorio.
Y ya nada importo salvo el hecho de que se habían encontrado el uno al otro para amarse cada día por el resto de sus vidas.Final
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Business or Pleasure.
RomanceApunto de terminar en banca rota, Antonia Stark, madre soltera solo tenia una opcion...aceptar la sorprendente propuesta que le hizo el arrogante Steve Rogers. El le asegurara el futuro, pero le arrebatara su libertad y su corazón.