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Las noches pasaron lento y los días demasiado rápido. El trabajo había mantenido ocupado a Sehun, gracias a que Chanyeol le había confiado cerrar un importante trato con una compañía pequeña. Sin embargo, su mente volvía a atormentarlo mientras yacía sobre su cama, cuando la tranquilidad lo orillaba a pensar en la invitación arrugada que descansaba en su mesilla de noche.

No había hablado con Yixing desde que lo visitó en su departamento. Aquel día tragó su enojo y huyó de su propia casa con la excusa de que tenía que verse con alguien, aunque eso era mentira.

Terminó en la residencia de Donghae, sintiéndose miserable por su propia cobardía. Su hermano no estaba en casa, pero su cuñado accedió a escucharlo con paciencia, dando algunos comentarios cuando lo creía oportuno.

—No creo que pueda ir a la fiesta —dijo Sehun, dando el sorbo final a su bubble tea.

—¿Has pensado en decirle cómo te sientes? —El tono de voz de Eunhyuk fue calmado, tan diferente a Donghae que era rápido e impulsivo con lo que decía.

—¿Qué diferencia haría?

—No es justo para ti estar ahí cuando te duele hacerlo. Yixing podría entender que te alejes si le dices por qué.

—Es complicado. Estoy dispuesto a sacrificar todo por verlo feliz, ¿sabes?

Eunhyuk asintió. Podía entender lo que su cuñado le decía, él siempre tenía ese sentimiento cuando se trataba de la felicidad de Donghae.

—Eso es el amor —dijo, sonriéndole a Sehun—. Y cuando se trata de eso, la verdad es que no hay mucho por hacer.

Las palabras resonaron una y otra vez en su cabeza, en un eco que comenzaba a enloquecerlo. Deseaba olvidar a Yixing, pero era imposible. No encontraría a nadie tan especial como él, que conociera hasta el último detalle de su persona y que estuviera siempre cuando lo necesitaba.

Intentando alejar todos los problemas de su mente y corazón, decidió asistir.

Así terminó tocando la puerta del departamento y aferrando un pequeño presente para su amigo. Yixing lo recibió con una sonrisa, la cual se ensanchó en cuanto tuvo la bolsa de regalo entre sus manos.

—¿Qué es? —preguntó Yixing, sacudiendo ligeramente para escuchar el contenido y adivinar.

—Es mejor que lo abras.

El chico obedeció y abrió la bolsa con cuidado. Sacó del interior una pequeña caja, que resguardaba una mini versión de los converse que el mayor siempre utilizaba para entrenar, incluso eran del mismo color negro.

Yixing dejó escapar un sonido de sorpresa y su acostumbrado "aiyo wei". Miró al menor y Sehun sonrió al ver un brillo especial en sus ojos, uno que no se atrevería a apagar aunque le doliera el pecho.

—Creo que es un color unisex—dijo Sehun—. Lo es, ¿verdad?

—Lo es —asintió Yixing—. Muchas gracias, Hun.

—Promete que serán los primeros zapatos que usará tu bebé.

—Lo prometo —Yixing retrocedió e hizo un espacio para dejarlo pasar—. Anda, entra, tengo que presentarte a alguien.

Sehun asintió y se quitó los zapatos antes de seguir a Yixing, quien inesperadamente lo tomó de la mano. La sensación no era nueva, pero eso no evitó que el corazón del menor saltara en su pecho, como siempre que eso sucedía.

Lo guio a través de la gente y Sehun reconoció los rostros de algunos bailarines del estudio donde Yixing daba clases, todos los saludaron con una sonrisa o una pequeña reverencia que él correspondió, a pesar de que su hyung seguía caminando con velocidad hacia la cocina.

Loco por él  [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora