||+18|| ▪MARICHAT▪ FALLING FOR YOU [CANCELADA]

12. EXCUSES

Se sentía como una adolescente enamoradiza; como la adolescente de trece años que quedó flechada de aquel modelo de gemas esmeraldas tras ofrecerle un paraguas en esa tarde de lluvia, con la diferencia, de que ya no era tan aniñada y de que mantenía una relación con otro chico que, aun y ser maravilloso, no era por quién su corazón latía descarrilado.

A la mañana siguiente, envió un mensaje a Luka por tal de quedar para el jueves y así aclarar definitivamente la situación. Él no se merecía malgastar sus esperanzas en un futuro con alguien que no lo correspondía y, pese a su miedo en afrontarlo, sabía que el músico la comprendería.

« Siempre y cuando no le digas que ya te acostaste con Adrien... »

Sacudió la cabeza al oír la voz de su propia conciencia recriminándola, luego arreglándose con un vestido color pastel mientras observaba su reflejo en el espejo que colgaba en la pared de su habitación.

A la vez que se aplicaba una discreta capa de maquillaje, escuchó los pasos que provenían de detrás de la trampilla, viendo como a los pocos segundos se asomaba su progenitora con una expresión curiosa.

- Hola, cielo.- saludó la mayor con amabilidad, estudiándola de arriba a abajo-. ¿Dónde vas tan guapa? ¿Es que has quedado con tu novio?

- ¿Eh? Esto... N-no...- murmuró con las mejillas ligeramente sonrojadas, acomodándose un mechón detrás de la oreja-. ... Voy a ver a... Un amigo.

Sabine arqueó las cejas con incertidumbre, esbozando una leve sonrisa al percatarse del súbito nerviosismo de su descendiente.

- Ya veo.- murmuró meditando para sus adentros-. Debe de ser un amigo muy especial...

- ¡N-no! E-es decir... Sí, es especial, pero... Bueno, nada del otro mundo.- se carcajeó jactanciosa.

- Claro.- oprimió una risita, luego haciendo un ademan por tal de retirarse-. En fin, iré a ayudar a tu padre a la panadería; nos vemos a la hora de cenar.

- Sí, mamá.- confirmó animada, meciendo la mano con simpatía.

En cuanto la mujer volvió a cerrar la trampilla al marchar, Tikki salió de su escondite, revoleando por la estancia mientras que enfocaba sus celestes en su portadora.

- Entonces, ¿vas a ir a ver a Adrien?- indagó la kwami aun a sabiendas de la respuesta.

- Pues sí.- confirmó terminando de acicalarse la melena, encarando a la criatura-. Tengo ganas de verle, y... Aunque aun no vaya a contarle la verdad, quiero aprovechar el tiempo para que nos pongamos al día de todo.

La pequeña moteada no contestó, limitándose a observar a la joven en silencio mientras ésta tomaba su bolso y se calzaba con rapidez.

- ¡Lista!- exclamó la azabache, sonriendo a su diminuta compañera-. ¿Nos vamos?

Con una sonrisa fugaz, Tikki fue hacia ella, escondiéndose en uno de los compartimentos en el interior de su bolso para así acompañarla en esa especie de cita.

Marinette era consciente de que el orden a la hora de hacer las cosas no era el correcto, al igual que era evidente de que a su kwami no le causaba mucha gracia esa demora en confesar la verdad; sin embargo, ella quería permitirse disfrutar mínimamente de su reencuentro con el chico de sus sueños.

Aquel aparente enredo quedaría solventado en esa misma semana, por lo que el hecho de ocultar la verdad a Adrien y a su actual pareja, acabaría por descubrirse aunque no fuera de forma inmediata.

De camino a la mansión Agreste, la fémina pensaba en los diferentes escenarios que podían presentarse; concretamente, en la posible reacción del modelo al conocer su identidad heroica.