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No dejaba de jugar con mis lentes, no me molestaba en realidad. Hizo lo típico, se los probó.
- Uff!, estas ciega- comento con burla.
Se los quite de sopetón, los limpié y respondí:
-Y aun así veo más que tu.

Dulce adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora