El único cielo al que seré enviado
será cuando esté a solas contigo.
Nací enfermo, pero me encanta,
exígeme que me cure.Amén, amén, amén.
—Hozier, Take Me To Church
.
.
.Cuatro semanas habían pasado desde la cena, y solamente una, desde que JongIn tuvo finalmente sexo con KyungSoo. Todo fue mejor de lo que había esperado, el chico sabía moverse y también cómo debilitar cada parte de su cuerpo, logrando llenarlo de maravillosas y placenteras sensaciones.
—Estás diferente. —JiHya lo examinaba recostada sobre el marco de la puerta de su habitación.
JongIn recién había salido del baño, tenía la toalla enrollada en su cintura y secaba con otra su cabello húmedo.
—¿Diferente en que sentido?
La mujer entró a la habitación.
—No lo sé, dímelo tú.
El hombre se rió por lo bajo, dirigiéndose a ese gran armario para buscar que ponerse un jueves tan aburrido en tan monótono vecindario. JiHya tenía la leve sospecha de que su esposo la estaba engañando, parecía estar más animado y feliz que de costumbre. Lo había observado estos últimos cinco días, deliberando en su cabeza las posibles razones del cambio de actitud de su marido.
—Por cierto, KyungSoo habló hace unos minutos. Dijo que le ibas a prestar un equipo de pesca, porqué se iría de campamento por una semana con un amigo. —JongIn quedó inmóvil, KyungSoo había mencionado acerca de su plan para ir a pescar, pero no le había dicho nada acerca de que iría con un «amigo»— Así que, no lo olvides.
Al darse cuenta del tipo de pensamientos que su cabeza creaba, se sintió un poco inmaduro. ¡Casi cumpliría treinta y siete años! ¿Por qué tenía que sentir cosas tan infantiles como los celos? No, él no.
No son celos, no lo son.
—Iré a dejarle el equipo. Gracias por decirme. —intentó sonar lo más natural posible, pero por dentro estaba ardiendo con lo que él llamaba un sentimiento «infantil» era eso, o la inseguridad de que su pequeño juguete fuese utilizado por alguien más.
—Hay algo que me confunde. ¿Desde cuando tienes un equipo para ir de pesca? Qué yo recuerde, odias pescar.
—También odio estar casado contigo, pero aquí sigo, ¿o no? —le respondió alzando una ceja y encogiéndose de hombros.
—Que encantador. —dijo sarcástica.
—Contigo, es mi especialidad cielo.
JiHya salió de la habitación de brazos cruzados y el ceño fruncido, ella buscaba las una y mil formas de comunicarse con su esposo, de intentar llevar la fiesta en paz pero parecía que era un caso perdido, JongIn terminó de cambiarse y fue directo a la parte superior del estante pintado de dorado, donde había guardado la factura del equipo de pesca que le había comprado a KyungSoo hace unos días como excusa para visitarlo.
—Volveré en unos minutos, iré a dejarle el equipo de pesca. —anunció el hombre antes de dejar ir de un portazo la puerta.
Tres golpes, claros y fuertes.
KyungSoo abrió la puerta desganado, había pasado toda la noche despierto terminando unos planos de construcción.
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prohibi-DO.
FanfictionUn anillo confeccionado en plata maciza con un tamaño de 6 mm adornado con 141 piedras brillantes enriquecidas con diamantes, era lo unico que unía a Kim JongIn con su esposa; eso y los doce largos y aburridos años de matrimonio. Odiaba su monótona...