6. Es un placer.

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—Sabes que no puedo decidir, no  hagas esto.

Sus ojos retenían lágrimas dolorosas que querían revelarse con fuerzas, pero el recuerdo de sus padres ensangrentados en aquel estacionamiento de feria o aquellos tristes días en el orfanato y aquellos  golpes de sus padres adoptivos, lograban hacer que sus manos no temblaran con nerviosismo, estaba haciendo lo correcto. O parte de ello.

—¿Por qué? ¿Por qué no puede hacerlo?

—Porqué es mi sangre, es mi hijo.

Kyungsoo se tiró una carcajada, no podía creer lo que estaba escuchando. Era solamente una posibilidad, y el hombre lo estaba tomando tan a pecho.

—Ellos eran mis padres.

—Yo no maté a tus padres. Ni siquiera sé de lo que me estás hablando, no conozco a tus padres.

—Yo te vi.

—¿Me viste hacerlo? —recostó su peso sobre el banquillo del tocador, se había amarrado a la pierna un trapo para presionar, esto de alguna forma lo ayudaba.

—En la feria por la noche, en ese espantoso estacionamiento con una iluminación de mierda. Ahí te vi con el arma, ¿ya me recuerdan o tengo que seguir?

—Jong—susurró la mujer— es él, es el hijo de la pareja que ibas a contratar para el puesto en la primera empresa que mi padre te dio.

—Do Kyungsoo... —soltó JongIn con suavidad, aquel niño con anteojos y grandes mejillas rosadas, era ahora el chico por el cual había quedado completamente loco, ese pequeño niño había venido hasta aquí, hasta él, solo para cobrar venganza— Eres el hijo de los Do...

—Ya era hora.

Presionó el arma en la cabeza de JiHya, JongIn tragó saliva y levantó ambas manos, de alguna forma debía explicarle lo que realmente había sucedido, once años habían pasado desde ese accidente que lo atormentó durante tanto tiempo —lo recuerda debido a que un año antes de ese accidente, doce años atrás, cometió el error de dejar embarazada a JiHya y casarse con ella, justo el mismo error que ha cometido hoy en día—.

—Déjame explicarte.

—¿Explicarme como le diste fin a la vida de mis padres? No gracias, vi lo suficiente.

—Yo no maté a tus padres Kyungsoo, si lo hubiera hecho, —su voz quebró— yo no soportaría verte a los ojos y decirte sinceramente lo mucho que me importas y lo que siento por ti. Tú lo sabes.

—¿Estás seguro de eso?—se rió— Creo qué no te importo, no puedes decidir en algo tan simple.

JongIn suspiró. —Soo, no es simple. Ese bebé puede ser mío.

KyungSoo negó con la cabeza y sonrió de lado, una última lágrima bajó por su mejilla. —Entonces esa es tu decisión.

El arma pasó de estar en la cabeza de Jihya, a la cabeza de KyungSoo.

—KyungSoo... alto, no. Oye, por favor, no lo hagas—JongIn abandonó su posición aunque sentía su piel arder, se lanzó hacia él con la esperanza de detenerlo, pero su pierna flaqueo y cayó al suelo justo al lado del cuerpo de ChanYeol, sus brazos y su ropa se llenaron de sangre.

KyungSoo apretó el gatillo, nada pasó.

—Ups, no hay más balas. Mi error.

JongIn estaba atónito, KyungSoo tiró a JiHya a la cama con fuerza y soltó un suspiró. Dejó el arma a un lado y secó los restos de lágrimas que habían quedado en sus mejillas.

prohibi-DO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora