3. Celos

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Ese soy yo contra las cuerdas
Ese soy yo en el punto de mira
Perdiendo mi religión
Intentando seguir contigo
Y no sé si podré lograrlo
Oh no he dicho demasiado
Y no he dicho lo suficiente
Creí oirte reir
Creí oirte cantar
Creo que me pareció haberte visto probarlo

Losing My Religion, R. E. M

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ChanYeol le dio un golpe en la cabeza para sacarlo de sus insistentes pensamientos sobre el señor Kim.

—Te juro que si arruinas esto, será tu fin.

—Ya te dije que no.

KyungSoo observaba el equipo de pesca que había colocado en la mesa de madera, era su último día de «campamento» y se felicitó a sí mismo por no haberse desesperado tanto en necesitar las manos del señor Kim JongIn recorriendo todo su cuerpo.

...

Pues sí, sí le hacían falta y mucho; los besos adictivos de ese hombre, su aroma, su voz murmurando cuanto le gustaba verlo tocándose. Mierda, mierda y más mierda. Estaba completamente jodido con ese tipo cuarentón.

Suspiró profundo y comenzó a subir todas las cosas al auto, ChanYeol parecía no estar del todo contento y lo entendía a la perfección. No había seguido el plan como debía, así que tuvieron que idear uno nuevo mientras, le prometió a ChanYeol que sus sentimientos no se iban a interponer, que no existía ninguna relación o vínculo fuerte que los uniera.

Menuda mentira.
Sentimiento de deseo u obsesión.

¿Quién sabe?

ChanYeol estacionó el auto frente en la casa de su hermano, al fin después de una semana lejos habían regresado a los suburbios. Respirar el aire incluso era tan diferente desde que se habían ido, sacó sus maletas de la parte trasera del auto pero notó que una cosa le faltaba.

—¿Dónde está mi equipo de pesca?—lo miró con el ceño fruncido, su hermano mantenía el rostro serio.

—Lo tiré.

KyungSoo intentaba controlar su enojo, no es que le importará mucho el equipo de pesca, le importaba más la reacción del preciado señor Kim.

—Eres un estúpido.

Se abalanzó sobre él cayendo ambos sobre el césped, comenzó a darle puñetazos en el rostro hasta que en un movimiento rápido ChanYeol le dio en la nariz a puño cerrado. Fue hasta ese momento en que KyungSoo dejó de luchar y se llevó ambas manos a la cara, el maldito le había roto la nariz.

—No era mi intención...—murmuró mientras lo revisaba con la nariz ensangrentada, él con violencia lo empujó.

—Toda mi vida te he respetado cómo un hermano mayor, he seguido tus consejos, tus decisiones. Pero con respecto a mi vida personal, no te metas porqué no tiene nada que ver contigo. Qué te importe una mierda con quién lo hago y con quién no.

—Momento —pausó—, no es que me importe con quién tengas sexo y con quién no. Tú sabes perfectamente lo que le han hecho esos dos a nuestra familia, gastamos cada centavo estos últimos tres años ideando un plan. Un plan que mandaste a la mierda cuando tuviste sexo con ese hombre.

—No fue así. —ChanYeol se quitó la camisa y se la dio a su hermano para que mantuviera presionada su nariz y limpiara la sangre, no era tan grave.

—Ya modificamos el plan, por favor no cometas una estupidez.

—Lo mismo para ti.

Ambos se abrazaron dándose palmadas en la espalda, mientras Kim JongIn apenas se había acercado a espiar lo que sucedía en el jardín vecino y no fue para nada bonito ver a su juguete abrazando a otro. No podía ver la cara de KyungSoo, pero el rostro de ese tal ChanYeol jamás lo iba a olvidar. Jamás.

prohibi-DO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora