El hijo de Hades y Persefone [1.3]

Capítulo 33| Secuestró

A P O L I Ó N
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En la antigüedad los príncipes se casaban y tenían que procrear herederos para seguir con la monarquía, para los dioses no es tal cual así. Un ejemplo de que los dioses no toman bien la llegada de príncipes o princesas es mi abuelo Cronos se comió a cinco de sus hijos por lo que un oráculo predijo. Luego están mis padres de los cuales jamás se esperó que tuvieran un heredero por lo cual al nacer los reyes del inframundo tuvieron que protegerme por cierta profecía que había dicho un oráculo. Un heredero masculino del inframundo será alejado para intentar derrocar a los tres grandes. Por esta razón mis padres me escondieron para que nadie intentará asesinarme. Por eso al escuchar las palabras de Diana no dejan de reproducirse en mi cabeza. Embarazada. Diana está embarazada igual que mis primas y dos de nuestras amigas. Voy a ser papá es algo tan irreal pero que me llena de orgullo saber.

– Mi flor voy... vamos a tener un hijo... un heredero – rodeando su cintura con mis brazos la levanté del suelo girándola en el aire. Tengo tantas emociones aflorando en mí oscuro ser que me gustaría gritar en este momento. – ESTA EMBARAZADA, VOY A TENER UN HIJO – grité con mucha fuerza haciendo que mis cuerdas vocales tiemblen. Diana me mira aún confundida la bajo en el suelo secando sus lágrimas para poder besarla. Fue un beso salado por el gusto de sus lágrimas, pero dulce por su noticia.

– MUCHAS FELICIDADES POR LA NOTICIA, PERO... DEJEN DORMIR AL PROJIMO ESCANDALOSOS – el gritó de alguien completamente desconocido hizo que nos separáramos uniendo nuestras frentes. Escuchamos el ruido de una ventana cerrándose por lo que el tipo que nos gritó volvió a meterse en su vida en lugar de estar gritando por la ventana en un callejón.

– ¿Estás feliz? – hablo ella con su voz entrecortada y algo apagada, su mirada confundida me pareció difícil de descifrar. Tenía claro que un hijo no es lo que esperaba y menos a esta edad somos muy jóvenes aún Diana ni siquiera termino de graduarse. Un nuevo integrante a mi familia también significaba un gran riesgo que estoy dispuesto a correr.

– Como no estarlo es algo que nació de ambos y me enorgullece – con mi mano en su mentón elevó su rostro para que me mire a los ojos. – Va a ser divertido aprender a cuidar de nuestro hijo... porqué después del vendrán otros diez – sus cejas se elevaron hasta llegar a la altura del nacimiento de su cuero cabelludo. Teniendo los ojos muy abiertos su mandíbula cayo sin dejarla propinar palabras coherentes.

– ¿Once? ¿quieres tener once hijos? – preguntó con dejé de duda en su voz, hasta que su mirada cambio entrecerró los ojos uniendo sus cejas para verme de forma amenazadora. Con su dedo índice golpeando en mi pecho hablo con voz enojada. – ¿Quién eres y que hiciste con mi novio? – no quiero asustarla con todo lo que vivió por lo que sonrió acariciando su mejilla.

– Mi flor te conozco de tantos años que sé que cuando tenías seis te gustaba disfrazarte de princesa y le pedias a mi mamá que te hiciera coronas de flores para jugar a los piratas – ella soltó una risa pequeña dejando su cabeza apoyada en mi pecho mirando el suelo.